ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Fútbol hasta en la sopa
Solo falta que los gobiernos declaren una tregua durante el Mundial
Pertenezco a la generación del fútbol por descarte: era el único deporte que podíamos practicar, en plena calle, con dos piedras de portería para interrumpir al grito «¡Que viene un coche!», luego con balones de distinto pelaje en el patio del instituto cuidando no romper ningún cristal y por último como espectador, desde que el Atlético de Madrid se llamaba Atlético de Aviación hasta que el Madrid y el Barcelona se reparten ligas y copas y están llenos de jugadores extranjeros. O sea, son los mismos, pero no tanto.
De lo que no hay duda es de que el fútbol se ha convertido en el rey de los deportes y sólo le falta que durante la Copa del Mundo los gobiernos declaren una tregua de la guerra o guerras que se traen entre sí. como hacían los griegos durante los Juegos Olímpicos.
¿A que se debe? Lo atribuyo, primero, a su sencillez: puede jugarse con cualquier campo y balón. Luego, se juega con los pies, no con las manos, como el baloncesto o tenis, mucho más precisos, lo que permite a los pequeños ganar de tanto en tanto a los grandes, algo que encanta al respetable, y consiste en introducir la pelota en la portería contraria, cien veces mayor. Pero no es tan fácil como se cree, como demuestran los escuálidos resultados, incluido el 0 a 0.
Se debe a que, aparte de con los pies, se juega con el corazón, con la furia, que desarbolan los virtuosismos con la pelota que introdujo Cruyff y adoptó el Barça de Xavi. Fueron los años grandes del fútbol y su crecimiento como espectáculo, así como los del comienzo de su decadencia debido a lo de siempre, la corrupción. Los miles de millones de dólares o euros que mueve le han llevado nada menos que a Doha, donde era tan extraño como la nieve, aunque se ha montado equipo e instalaciones de aúpa. El fútbol ha pegado un giro de 180 grados y se hace cada vez más ‘físico’, es decir más brutal, al permitirse cargas, agarrones, patadas merecedoras de tarjetas amarillas o rojas. ¿Qué hacen los árbitros? Pues obedecer al VAR, controlado por unos señores a los que nadie controla. ¿Terminará siendo ‘American football’, o sea rugby, pródigo en lesiones? Pues no lo sé, pero van a perdonarme, pero empieza el Qatar-Ecuador y no quiero perdérmelo. Hablaremos