ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Resultados empresariales
La temporada de resultados empresariales del tercer trimestre está tocando a su fin con más luces que sombras. Más allá de las sorpresas de las compañías tecnológicas americanas –algo que es más achacable a los modelos de negocio y no tanto al ciclo económico–, en términos generales los resultados han sorprendido para bien. De hecho, las compañías más ligadas a la economía real no han dado señales de agotamiento, todo lo contrario. Destacan, lógicamente, los bancos, en cuyas cuentas ya se empieza a vislumbrar los efectos de la subidas de tipos, pero el resto de cíclicas tampoco lo han hecho mal.
Importa señalar el mejor comportamiento relativo de la
Bolsa española por el mayor peso relativo en el índice de los bancos y las compañías ligadas a la economía real. En el caso de las cotizadas españolas, tras lo vivido los últimos años, las expectativas con las empresas españolas son muy bajas. Si a lo anterior le sumamos las valoraciones de partida de las compañías españolas, podemos tener el cóctel ideal para una fuerte revalorización: viento de cola en los resultados, valoraciones extraordinariamente bajas y olvidadas de la mano de Dios. No se puede pedir más.
En las circunstancias actuales, las compañías no se han atrevido a dar indicaciones de por dónde pueden ir las cosas en los próximos trimestres, aunque en muchos casos tienen, salvo catástrofe, resuelta la papeleta. Al igual que pasa con las consumidores, los responsables de las compañías no tienen demasiada confianza en el futuro aunque no estén viendo que la cosa termine de torcerse. Esperábamos que tras el verano el mundo descarrilara. Lo retrasamos a octubre y ahora ya lo hemos pospuesto no sé muy bien por qué a 2023. Y sin duda la economía va a crecer menos. De hecho, ya está creciendo algo menos. Sin embargo, no se está comportando tan mal como cabía esperar. Y ahora, puede que lo haga peor a futuro. O puede que nos sorprenda a medida que los factores de riesgo que nos llevaron a pensar que venían curvas ya se están reconduciendo. Nunca fue fácil hacer predicciones. Pero hoy probablemente menos que nunca porque las relaciones de causalidad no están funcionando como lo han hecho siempre y en tanto que los riesgos se están disipando puede que no lo hagan.