CARTAS AL DIRECTOR Maestra decepcionada

En este país se nos llena la boca cuando se habla de educación, calidad educativa e inclusión. Me da igual del color desde el que proceda, porque personalmente a mí, y seguro que a mis compañeros, lo que verdaderamente nos importa es el alumnado. Y tanto presumimos de lo bueno que es nuestro sistema que a día de hoy, casi finales de noviembre, con la primera evaluación a las puertas, una de nuestras herramientas de trabajo, nuestra plataforma Séneca, sigue sin estar debidamente habilitada para poder dejar bien registradas las medidas de atención a la diversidad que cada uno de mis alumnos necesitan. Es un verdadero despropósito que a estas alturas no esté actualizada. Son horas que nos quitamos en vez de invertirlas en lo verdaderamente importante: preparar nuestras clases para atender la gran diversidad de alumnado que tenemos en nuestras aulas. Luego vendrán las prisas para que todo esté registrado, firmado por las familias y evaluado.

Pues o me dicen ustedes cómo lo hacemos en el tiempo que nos queda, queridos responsables de nuestro sistema, o más de uno ya nos estamos alistando a la escuela de Hogwarts para que por arte de la mejor magia de Potter podamos tener todo listo.

Escribo estas líneas como queja personal y en voz alta, porque son horas y horas que a veces caen en saco roto, que nadie valora y que, como digo, es un tiempo que me gustaría dedicar a disfrutar de mis clases y de mi alumnado y de favorecer realmente una adecuada atención a la diversidad real que favorezca el trabajo productivo, en equipo, de formación y aprendizaje constante.

Espero que los que tengan que repensar el sistema lo hagan pronto, porque los maestros que seguimos trabajando con ganas e ilusión con y junto a nuestro alumnado no podremos seguir en estas condiciones por mucho más tiempo.

La educación en nuestro país es importante, no es una moneda de cambio, no está a favor de unos pocos, es para todos, y es por ello que necesitamos ya de un pacto de Estado por la educación.

// JAIME GARCÍA Irene Montero, ministra de Igualdad