ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Hungría se consolida como el caballo de Troya de Putin en la Unión Europea
Mantiene en el aire la aprobación de 18.000 millones de euros para ayudar a Ucrania
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se ha convertido en el principal aliado de Vladímir Putin en Europa. No solo considera que las sanciones que ha establecido la Unión Europea contra Rusia son en realidad «un paso hacia la guerra», dentro de una estrategia «peligrosa» en el conflicto de Ucrania sino que ahora amenaza con bloquear la aprobación del presupuesto de 18.000 millones de euros con los que Europa quiere ayudar a Ucrania a mantener en marcha sus instituciones a pesar de la guerra.
La posición de Orbán ha hecho estallar al viejo Grupo de Visegrado que agrupa a los países del este de Europa junto a la República Checa, Eslovaquia y Polonia, precisamente a causa de las reticencias de Orbán a seguir la línea común contra la dictadura rusa. Es más, en los últimos meses, mientras Hungría se ha ido hundiendo en términos diplomáticos, Polonia se está convirtiendo en una potencia militar que saca gran partido de su posición estratégica como puente entre la OTAN y Ucrania y que está aprovechando para reforzarse extraordinariamente.
Por ahora, Hungría solo ha manifestado que se opone a la entrega de esos 18.000 millones pero por ahora no ha hecho nada que impida que continúe el procedimiento para tramitar su aprobación. Una vez que la Comisión lo ha puesto sobre la mesa, al tratarse de una cuestión que afecta al presupuesto necesita que sea ratificada por todos los países miembros, es decir, que llegará un momento en el que los embajadores tendrán que decir si aprueban o no la medida.
Sin embargo, en sus últimas declaraciones, Orbán había dado a entender que no le resulta atractiva esta idea. «Cualquiera que interviene económicamente en un conflicto militar toma posición», dijo el líder nacional-conservador húngaro en una entrevista radiofónica en la que llegó a advertir de que con la política de la UE «poco a poco vamos deslizándonos hacia la guerra».
Uno de los argumentos que más pesan a la hora de oponerse a las sanciones contra Rusia es la catastrófica situación económica en el país, con tasas de crecimiento negativas y una de las tasas más altas de inflación de la UE, sobre todo en materia de alimentos.
Parte del conflicto
El país no ha recibido ayudas para la recuperación porque se niega a asumir las recomendaciones en materia de Estado de derecho de las que dependen legalmente esos fondos. Hasta ahora ha logrado que se le permita seguir comprando petróleo ruso, del que es plenamente dependiente, y no quiere ni más sanciones ni más dinero para Ucrania: «Ahora suministramos armas destructivas, entrenamos soldados ucranianos en nuestro propio territorio, imponemos sanciones energéticas. En realidad nos volvemos parte del conflicto. Todavía no nos disparan, pero estamos a punto de convertirnos en beligerantes. Europa está jugando un juego muy peligroso».
La República Checa ya ha decidido boicotear una reunión del Grupo de Visegrado, que se había establecido como una de las asociaciones de países más decisivas dentro de la UE, no siempre de acuerdo con la línea oficial de Bruselas, como contrapeso a los grandes países occidentales. La situación beneficia a Polonia que mantiene también un pulso con la Comisión Europea, pero ha logrado dejar a un lado este debate para erigirse como el país más decisivo en la gestión del conflicto de Ucrania en todos los sentidos, ayudado por Corea del Sur que le proporciona el grueso de la tecnología militar.