ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Taxonomía tuitera para una reliquia
Consideren estas palabras escritas por un miembro de una de esas antiguas familias que la futurista Ley Belarra considera ya una reliquia de edades marchitas. En un plano puramente personal, no me cuesta identificarme con ese sofá acogedor que, superando modas, va asumiendo en sus telas las manchas del paso del tiempo. Aquel que integra a través del afecto en los nudos de su madera las marcas y sonidos multitonales de la vida.
Nos explica desde tribuna Belarra (1987) que son las numerosas complejidades de la actualidad las que obligan a dar por obsoleta mi antigualla. Ione, que soy familia ¿A qué quieres que te gane? Antes de que nos dejes atrás como un trasto, déjame decirte que no hay vicisitud, dificultad o reto que puedas describir y no pueda acoger el sensatamente imperfecto hogar que mi mujer y mis hijos y yo hemos construido. Si, como todo parece indicar, lo que le preocupa a la ministra es pasar de la brevedad a la Historia, quizá deba una explicación a los historiadores del futuro. Esta: cómo es posible que en plena crisis demográfica la conversación pública pivoteen torno a una nueva escolástica que unas nuevas clerecías buscan imponer sobre la base de la instrumentalización ideológica del amor.
La ministra estaría en posición de hacer un bien moral orientando la fuerza del Estado a apoyar la maternidad y sus cuidados. Pero eso le parece demasiado poco al lado de competir con taxonomías tuiteras en la larga carrera filosófica de los modelos de vida buena. Sus extrañas prioridades nos ponen un poco más fácil a los profamilia aquello de ganar el debate social, siempre que no dejemos al pobre lenguaje de los abogados y a los peseteros razonamientos de los economistas apoderarse de la conversación.
Si sólo perdura aquello que fundan los poetas: faminazis, a la tarea. Si estos imprudentes con púlpito nos abren la puerta, celebremos como un sonriente vendaval la oportunidad de deliberar en el espacio público sobre la cuestión central de nuestra época. Y así cuando
Belarra ya sea sólo una nota breve en el Diario de Sesiones, y a su propuesta de modelos de vida IKEA le pase lo que a los pisos de estudiante, podremos decir que contribuimos al bien de alguna manera.