ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El cómic en que todo arde

David Rubín presenta ‘El Fuego’, su novela gráfica más personal hasta la fecha. Una distopía de ciencia ficción que construye una mirada descarnada en torno a la sociedad actual

- ASIER MENSURO MADRID

El orensano David Rubín alcanzó merecida notoriedad en 2011-2012 con ‘El héroe’, un cómic de autor que utiliza los recursos propios del género superheroi­co para contar la historia del niño que lleva dentro cada uno, ese que no quiere crecer y siente que es Superman. Diez años después (hubo otros proyectos y quería hacer su nueva obra con mimo) publica ‘El Fuego’, novela gráfica que ofrece una mirada crepuscula­r sobre ese mismo concepto del héroe. «‘El Fue-Fuego’ toca un momento vital distintost­into – confiesa–. Refleja las cosas que me preo-preocupan ahora, cosas como ¿qué vava a que-quedar cuando yo no esté?, ¿estoyestoy haciendo bien las cosas?, ¿estoyy criando bien a mi hija?, ¿esta so-ociedad hacia dónde va?». ‘El Fue-ego’ estará a la venta el 1 de diciem-mbre. ¿En que ha cambiando Davidvid Rubín para que ‘El Fuego’ sea tan distinto de ‘El héroe’? En realidad,ad, muchas cosas, pero quizá la más relevante de todas ellas sea la pa-paternidad, ya que esta obra estáá de-dedicada a su hija Auria.

El protagonis­ta, Alexander Yor-Yorba, también es padre y, además,ás, un afamado arquitecto que haciendoen­do bueno el axioma de la vanguardia­ardia según el cual « el arte es capazaz de cambiar el mundo», ha construido­truido un mito en torno a su persona que lo iguala con los superhéroe­s de papel. Alexander era un joven idealistas­ta que diseñaba viviendas sociales de calidad para las clases menos favorecida­scidas y que, con el paso de los años, ganaana nonotoried­ad hasta convertirs­e en un titán de la arquitectu­ra.

Ciencia ficción

Pero quiere el azar que el mundo corra un grave peligro y se acerque peligrosam­ente a su extinción; de modo que, como héroe moderno que es, aporta su solución: la construcci­ón de un nuevo mundo, o al menos de una reducida colonia en nuestro satélite más cercano, la luna. Huelga decir que esta peculiar arca de Noé solo puede salvar a una parte muy exigua de la humanidad, o más exactament­e, a las élites que gobiernan y dirigen el mundo, mientras se abandona todos los demás literalmen­te a su suerte. Una vez más, el azar entra en juego para torcer su destino. Como arquitecto del proyecto, Alexander y su familia tienen plaza en esta nueva arca y, por tanto, se encuentran entre ese ínfimo porcentaje de población que va a ser salvada; pero un examen médico descubre que padece una enfermedad incurable en fase terminal y que independie­ntemente de sus esfuerzos, él también va a morir. Se produce entonces una catarsis interna que Rubín narra de forma magistral. Ese héroe construido y cimentado en una mentira que el propio Alexander ha querido creercreer, salta en mil pedazosped­azos. Rubín paparece querer decirnos que la vida es una mentira que nos construimo­s para olvidar la certeza de que antes o después vamos a morir.

A Alexander solo le queda una cosa: el amor por su hija. «Tengo 47 años, le dedico este cómic a mi hija para que lo lea cuando sea mayor, quizá cuando yo ya no esté. De algún modo, aunqueque sea metafórico, le explico como ha sido su padre, con mis aciertos y mis erroreserr­ores. Con la esperanza de que ella me conozca mejor, aprenda y pueda ser mejor persona de lo que yo he sido», cuenta David Rubín.

«En ‘El Fuego’, el mundo corre un gran peligro por culpa de una amenaza del espacio; pero en realidad, antes de que llegue, nosotros ya nos ocupamos de destruirno­s solitos», afirma Rubín, mientras contextual­iza la apocalípti­ca sociedad en la que se ambienta esta obra: «Es un relato de ciencia ficción, y lo que realmente me gusta de este género aparenteme­nte futuro es que es una herramient­a perfecta para hablar

del presente.p Como sociedad pensamosmo­s que las cosas terribles les pasan a otros.otr Son cosas que suceden en el terctercer mundo, y que nosotros estamosmos en el primero a gusto y a salvo. Esto es muy injusto, pero es que, ademámás, es mentira. No queremos ver lo fráfrágil que es nuestra sociedad occidedent­al, en la que todo se está desmomoron­ando poco a poco, mientras nonos empeñamos en mirar para otro lalado y pensar que todo sigue igual». El clímax de la historia llega en eel capítulo cuarto. Transcurre íntegramen­tetegra en Madrid, la ciudad en la que actualment­ea reside David Rubín. En las páginas de ‘El Fuego’, ¡todo arde! El protagonis­tapro pasea por un mundo en llamas. El Museo Reina Sofía arde, porque el arte ya no importa; una librería arde, porque la literatura ya no importa; las Cortes arden, porque la democracia, la ley y la justicia ya no importan. El mundo se consume, y ya nada de todo aquello que ha creado el hombre importa. ¿Qué le queda a alguien que descubre que ni es un héroe, ni es invencible? ¿De dónde saca la fuerza cuando ya no queda nada, y todo parece perdido? ‘El Fuego’ trata de responder a esas preguntas y es para mí, sin duda alguna, uno de los mejores tebeos del año.

¿En que ha cambiado David Rubín para que ‘El Fuego’ sea tan distinto de ‘El héroe’? Lo más relevante es la paternidad

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DAVID RUBÍN

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