ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

China ‘secuestra’ áreas naturales de Bolivia para saquear su oro

Empresas asiáticas se camuflan entre mineros en el norte de La Paz, capital política del país, y extraen el metal Esta explotació­n sin control contribuye a contaminar con mercurio las aguas de reservas naturales de la Amazonia

- RONALD CATARI CORRESPONS­AL EN LA PAZ

Las reservas naturales ‘cautivas’, a causa de la fiebre del oro, están en el departamen­to de La Paz, capital política de Bolivia, a sólo seis horas de la oficina del presidente Luis Arce. Allí empresas chinas, dedicadas a extraer oro, se camuflan entre mineros bolivianos y protagoniz­an uno de los mayores saqueos de los recursos naturales de este país. Los árboles han sido reemplazad­os por ‘dragones chinos’, como se denominan las dragas; el canto de las aves por el sonido de maquinaria que funciona todo el día; y el agua cristalina de sus ríos por agua contaminad­a con mercurio.

Son varios los sectores que ya han sido invadidos en el norte de La Paz por la extracción ilegal del oro. La población de Mayaya es claro ejemplo de lo que está sucediendo en una de las reservas naturales más importante de Bolivia y del mundo. Allí los habitantes son amenazados para no contar nada sobre su ‘secuestro’ a cambio de migajas de oro. Son extranjero­s chinos los que se llevan la mayor parte de las ganancias.

Como una invasión

Se trata de ‘trabajos forzados’ que no paran en ningún momento. En Mayaya, grupos de mineros bolivianos han conseguido permiso para explotar el oro. Sin embargo, entre ellos se camuflan decenas de empresas chinas que de alguna manera han logrado introducir maquinaria para explotar el metal. Allí ya no es extraño ver una gran cantidad de ciudadanos chinos que administra­n la explotació­n del recurso natural y controlan que las máquinas no dejen de funcionar. Como si se tratara de una invasión.

La jornada laboral para extraer el oro es de 24 horas y está dividida en tres turnos. El primer grupo de obreros, por lo general bolivianos, trabaja once horas seguidas; luego son reemplazad­os por otro contingent­e que también deberá cumplir el mismo periodo. A ellos les siguen los denominado­s ‘poceros’, habitantes de estas regiones que no tienen otra opción que aceptar las migajas: por dos horas pueden recoger las sobras del oro de los pozos donde antes pasó la maquinaria china.

Bajo esa organizaci­ón, las empresas chinas se enriquecen con el oro boliviano, no pagan impuestos, contaminan los ríos con mercurio y otros desechos tóxicos que inevitable­mente terminarán afectando a otras comunidade­s cercanas, como la reserva natural del Madidi.

Leyes ignoradas

Son miles los bolivianos que acceden a trabajar bajo esas condicione­s. Son contratado­s por las cooperativ­as mineras del país, pero en realidad su supervisor es un ciudadano chino. Hay quienes trabajan allí durante más de una década y afirman que lo hacen por el salario, que es de aproximada­mente 3.500 bolivianos (489 euros); el que sabe operar la maquinaria puede cobrar 8.000 bolivianos (1.118 euros).

Los mineros de esa región prefieren ignorar que las leyes bolivianas prohíben que se contraten obreros para la explotació­n de los recursos.

El saqueo del oro boliviano por empresas chinas, hasta ahora impune, coincide con el hecho de que la República Popular de China se ha convertido en el principal acreedor de ese país. De acuerdo al Banco Central de Bolivia, hasta fines de 2021 el monto ascendía al 10,3% de la deuda externa pública, lo que equivale a 1.312 millones de dólares.

Esta forma de explotació­n ilegal del oro boliviano es advertida desde 2018. Los investigad­ores han visitado estas regiones durante años y han visto cómo la invasión de empresas chinas va creciendo. El acuerdo al que han llegado con los mineros bolivianos, al margen de la ley nacional, es que ellos entregan sus espacios a capitales extranjero­s «a cambio del 20 o 30% de las ganancias», alertó Jimena Mercado, periodista de investigac­ión especializ­ada en medioambie­nte y economía que destapó las sociedades i l egales entre cooperativ­as mineras y capitales chinos para la explotació­n del oro en la Amazonia boliviana.

Es decir, que estos sectores de la Amazonia boliviana están a nombre de mineros bolivianos, pero quienes en realidad trabajan, ponen la tecnología, extraen el oro sin interrupci­ones y contaminan el río Kaka son las empresas chinas. Ellas se llevan hasta el 80% del valor del oro sin pagar impuestos y a cambio dejan migajas, junto a la contaminac­ión dentro de las entrañas de la reserva natural.

Las empresas chinas, al estar camufladas como cooperativ­as mineras bolivianas, se libran de pagar cuatro impuestos que, sumados, representa­n el 60% de l a producción. Actualment­e, su fachada les permite dejar sólo el 2,5% de regalías, mientras que el estado boliviano recibirá el 4,8% de impuestos. En ese contexto, Bolivia está siendo despojada de sus riquezas naturales, como ya sucedió antes con la explotació­n de la plata durante la época del dominio español.

Secreto a voces

Se trata de un secreto a voces, y el Gobierno boliviano es consciente de lo que sucede. Uno de los dirigentes de los mineros, Ramiro Balmaceda, reconoce que «hay evasión de impuestos» en los acuerdos con empresas chinas «al margen de la ley». La falta de inversores nacionales provoca que « se aprovechen los chinos » , añade Balmaceda.

De acuerdo a datos del Ministerio de Minería boliviano, el 70% de la producción de oro en Bolivia proviene del departamen­to de La Paz; durante el primer trimestre de 2022 el 99% de ese

metal se registró como si hubiese sido producido por las cooperativ­as y sólo el 1% por empresas privadas. Sin embargo, desde el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), Alfredo Zaconeta explica que el oro en realidad está siendo extraído por empresas privadas que están ocultas tras los mineros bolivianos.

Sergio Mendoza es otro de los investigad­ores que evidenció este saqueo indiscrimi­nado del oro. En una reciente publicació­n explicó que estas empresas chinas, al no estar registrada­s en Bolivia, no dejan huella en el sistema financiero el país y «su oro se vende en el mercado negro».

En la misma investigac­ión de Mendoza se señala que entre Mayaya y otras regiones del norte de La Paz hay alrededor de 146 áreas mineras; no obstante, el 67% de las operacione­s son ilegales. Extraccion­es de oro descarnada­s que están provocando que la Amazonia boliviana pierda su esplendor.

Níquel asiático y todo tipo de mineral australian­o

China es el mayor consumidor mundial de níquel, pero no produce lo suficiente para satisfacer su propia demanda y depende de Indonesia y Filipinas. Sus negocios mineros también llegan a Australia: hierro, litio, níquel, zinc y cobre.

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// EFE Mineros auríferos protestan en La Paz por la falta de seguridad jurídica

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