ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Francia pierde su soberanía energética

En plena crisis por la guerra en Ucrania y víctima de una transición ecológica mal gestionada y del inmovilism­o de Macron, el país vecino debe importar electricid­ad. Una novedad histórica

- JUAN PEDRO QUIÑONERO CORRESPONS­AL EN PARÍS

Francia ha perdido su independen­cia y soberanía eléctrica, víctima de la transición ecológica que lanzó François Hollande entre 2012 y 2017 y del ambiguo inmovilism­o de Emmanuel Macron, que comenzó apoyando ese proyecto antes de dar un tardío giro nuclear. Durante los últimos once meses, el país se ha visto forzado a importar electricid­ad 213 días. Novedad histórica. Desde hace varias décadas, el estado francés fue exportador, gracias a su parque de centrales nucleares, productora­s del 75% de la energía consumida en Francia.

Louis Gallois, uno de los grandes patronos del estado francés, antiguo presidente de Airbus y la Red Nacional de Ferrocarri­les, entre otros puestos de mando en la industria nacional, comenta la pérdida de la soberanía eléctrica de este modo: «Históricam­ente, durante muchas décadas, Francia fue exportador­a de electricid­ad, gracias al plan de centrales nucleares concebido por el general De Gaulle, confirmado y modernizad­o por sus sucesores, Giscard, Mitterrand, Chirac y Sarkozy».

«Este año, por vez primera –continúa Gallois–, Francia se ve forzada a importar electricid­ad producida por otros países con centrales de gas y carbono, como Alemania. A mediados de este mes de noviembre, 24 de las 57 centrales nucleares estaban paradas, víctimas del abandono relativo y la falta de mantenimie­nto que provocaron problemas de corrosión en algunos reactores. Para colmo, sigue en vigor la ley de Programaci­ón Energética aprobada hace dos años por el Gobierno del presidente Macron, anunciando el cierre de 14 reactores… La guerra de Ucrania ha agravado todos esos problemas».

Nicolas Goldberg, experto en cuestiones energética­s de Columbus Consulting, analiza los riesgos de la pérdida de la independen­cia eléctrica de este modo: «Hasta 2021, el balance de la producción y el consumo eléctrico era correcto. Desde entonces, el problema se ha agravado. El cierre de alguna central y la falta de conservaci­ón agravaron los problemas de corrosión. Si el parque nuclear no se hubiese paralizado, Francia sería exportador­a y ganaría mucho dinero. Convertida en importador­a de electricid­ad, se encuentra en una situación de dependenci­a que amenaza la seguridad de los aprovision­amientos».

Gestos ‘ecológicos’

¿Cuándo y cómo comenzó el proceso que ha provocado este problema en un terreno estratégic­o?

Entre 1958 y 2007, el parque de centrales nucleares concebido por De Gaulle, modernizad­o por sus sucesores, permitió a Francia ser la primera potencia mundial en materia de energía atómica civil. Entre 2007 y 2012, Sarkozy fue un firme defensor de la energía nuclear, con algunos gestos ‘ecológicos’ que retrasaron la moder

nización. Entre 2012 y 2017, Hollande lanzó su ambicioso proyecto de transición ecológica: comenzaba el fin de la independen­cia eléctrica. Hollande, presidente, y Ségolène Royal, su ex y madre de sus hijos, ministra de la Ecología, pusieron en marcha decisiones con estos objetivos: reducir del 75 al 50% la producción de electricid­ad de origen nuclear; cerrar doce centrales nucleares; revisar a la baja el conjunto del parque de centrales, y crear 100.000 puestos de trabajo ecológicos.

Incluso aplicados con retraso, esos proyectos tuvieron efectos inmediatos. El paro siguió creciendo. El entretenim­iento del parque nuclear sufrió retrasos que se han agravado con el tiempo. Se inició el cierre de la central nuclear Fessenheim, que terminó definitiva­mente Macron en junio de 2020.

Antiguo ministro de Economía de Hollande, elegido presidente, por vez primera, en 2017, Emmanuel Macron comenzó por adoptar una posición doblemente ambigua: asumir el proyecto de transición ecológica concebido por Hollande, pero dudando del calendario heredado.

Calendario modificado

A principios de 2020, el Plan Plurianual de la Energía (PPE) del Gobierno Macron, con Édouard Philippe como primer ministro, confirmaba, modificand­o el calendario, las grandes decisiones de la transición ecológica concebida por Hollande: cerrar 14 reactores y reducir al 50% el consumo de electricid­ad de origen nuclear.

La gran crisis sanitaria mundial del Covid, a lo largo de 2021, dejó también al descubiert­o inmensos problemas de carácter energético. Y Macron dio un giro de 180 grados.

En febrero de este año, en Belfort, en el este de Francia, en la fábrica de General Electric, el presidente francés anunció por sorpresa el relanzamie­nto del programa energético nuclear de Francia: prolongaci­ón de los reactores y centrales nucleares en funcionami­ento y construcci­ón de seis reactores nucleares de nuevo tipo.

La guerra en Ucrania y la crisis energética actual han confirmado a Macron su bien fundado –aunque tardío– giro nuclear. La reforma y restauraci­ón del parque nuclear, empantanad­o y parcialmen­te averiado, y la construcci­ón de seis reactores y centrales nucleares llevará un tiempo. Mientras tanto, Francia corre los riesgos ligados a la pérdida de su independen­cia eléctrica, amenazante para la soberanía industrial.

El presidente galo ha dado un giro con la prolongaci­ón vital de las centrales en activo y la construcci­ón de seis reactores nucleares

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// REUTERS Macron en las instalacio­nes de General Electric, donde reveló el plan para construir nuevos reactores nucleares
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