ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

China eleva las protestas contra una política de Covid-cero que se desintegra

Las manifestac­iones se extienden por el país mientras el virus alcanza máximos

- JAIME SANTIRSO CORRESPONS­AL EN PEKÍN

China vivió ayer una jornada histórica de protestas. Cientos de jóvenes tomaron las calles de Pekín para expresar su rechazo a la política de Covidcero que desde hace más de dos años y medio mantiene al país sometido al virus. Manifestac­iones similares se han producido en otras grandes ciudades chinas como Shanghái o Wuhan. Esto supone un movimiento popular sin precedente­s de las movilizaci­ones estudianti­les de Tiananmen en 1989, cuyas trágicas consecuenc­ias marcaron la historia de China. Un episodio, sin embargo, borrado por la censura y que una mayoría de ciudadanos chinos desconoce. «La Policía nunca nos hará daño», aseguraba uno de los asistentes a la concentrac­ión en la capital china.

«No queremos PCR, queremos libertad», proclamaba­n los manifestan­tes, que portaron pancartas en blanco, símbolo de rechazo a la censura que opera sin descanso tratando de borrar todo rastro digital de las críticas. También entonaron el himno nacional ante medio centenar de policías desplazado­s al lugar de los hechos, quienes actuaron con la máxima cautela para evitar enfrentami­entos violentos que alimenten el hartazgo social.

Un incendio acaecido en la noche del jueves en Urumqi supuso la gota que ha colmado la paciencia ciudadana. Las llamas dejaron al menos diez muertos y nueve heridos después de que los bomberos no pudieran actuar a tiempo a causa de las restriccio­nes, el último episodio de una larga lista de desastres provocados por la draconiana estrategia sanitaria.

El viernes se produjeron protestas en la capital de Xinjiang, las cuales lograron un levantamie­nto parcial de las medidas preventiva­s tras más de tres meses de confinamie­ntos generaliza­dos en la región, y tras una corriente de solidarida­d en redes sociales el sábado comenzaron en Shanghái. Estos se congregaro­n en la calle Urumqi, en homenaje a las víctimas.

A diferencia de ocasiones anteriores, no se trata de explosione­s puntuales de exasperaci­ón vertidas en redes sociales, sino de revueltas en las calles contra una política de aplicación universal

que el Partido Comunista convirtió en pilar de su legitimida­d política y para la que ahora no encuentra solución. Las proclamas se limitaron a repudiar la campaña de Covid-cero y no al Gobierno en pleno, al que solo apuntan voces minoritari­as, pero la evolución de este tipo de acontecimi­entos siempre resulta incierta, en particular para un régimen obsesionad­o con el control.

Aumentan los contagios

Al mismo tiempo, las autoridade­s temen perder la partida contra un virus que también aprieta más que nunca. China registró ayer su máximo diario por cuarta jornada consecutiv­a: 39.791 casos correspond­ientes a las últimas veinticuat­ro horas, frente a los 35.183 del periodo precedente.

Una de las ciudades más castigadas sigue siendo Pekín. Sus autoridade­s han identifica­do 4.307 contagios, un marcado repunte del 66% con respecto a los 2.595 del día anterior. En la capital china impera desde el fin de semana pasado un semi confinamie­nto que obliga al cierre de oficinas, colegios y todo tipo de locales comerciale­s, a los que se añaden cuarentena­s domiciliar­ias cada vez más habituales en áreas residencia­les. En muchas de ellas se han producido rebeliones que en algunos casos han logrado revertir la decisión por no adecuarse a la normativa gubernamen­tal.

Ante este rápido aumento, sumado a un hartazgo social que ha trazado su umbral de tolerancia, China parece encaminada de manea forzosa hacia una reapertura descontrol­ada. Esta posibilida­d supondría un escenario calamitoso: el 30% de los mayores de 60 años –267 millones de personas– no ha recibido la tercera dosis de refuerzo, necesaria para equiparar la eficacia de las vacunas chinas con las occidental­es; y el país cuenta con menos de 5 camas de cuidados intensivos por 100.000 habitantes, una de las tasas más bajas de Asia.

«No queremos PCR, queremos libertad», llegaron a corear los manifestan­tes en las calles de Pekín

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// AFP Ciudadanos chinos se manifiesta­n contra la política Covid-cero en las calles de Pekín

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