ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
«No tengo que pedir ni permiso ni perdón, no he dicho nada que no sea verdad»
—No está dispuesta a retirar el término «filoetarras» para referirse a Bildu, aunque no le complazca al vicepresidente del Congreso. —No tengo que pedir ni permiso ni perdón; no he dicho nada que no sea verdad. Bildu recibe con aplausos al exjefe de ETA Mikel Antza. Y Otegi es el que habla de «presos por presupuestos». Luego apoyan las cuentas del Gobierno y el Gobierno a los presos de ETA. Pues ya me dirá.
—¿Cree que Gómez de Celis actuó de forma injusta al privarle de la palabra?
—Lo ocurrido el martes fue muy grave. El ejemplo de cómo este Gobierno está dispuesto a asaltar todas las instituciones del Estado. A mí me callan, pero la presidencia del Congreso está de brazos caídos cuando nos insultan a nosotros. A los diputados de Vox nos han llamado fascistas, nazis, machistas y xenófobos. Y la mesa del Congreso ha permanecido siempre en silencio. O peor. Nos ha señalado a nosotros.
—¿No le preocupa la escalada verbal que vive el Congreso?
—Sí, pero revisemos qué es lo que está diciendo Podemos, no miremos siempre al mismo lado. La violencia verbal llegó al Congreso cuando Podemos accedió a las instituciones. Siempre nos han tratado con odio, y ahora lo que nos preocupa es ver cómo se podemiza el PSOE.
—Pero casi siempre está Vox en alguno de los altercados...
—El escándalo no es decir «filoetarra», sino asaltar las instituciones para acabar con la democracia, que es lo que está ocurriendo. Aunque me quiten la palabra para blanquear al brazo político de ETA no lo van a conseguir. Vox trata de tener un comportamiento impecable dentro y fuera de las instituciones diciendo la verdad. tras haber sido acusada de pasividad en la víspera: «Voy a seguir insistiendo en que si queremos ser ejemplo y ser ejemplares ante la sociedad, lo tenemos que ser también ante nosotros mismos; es imposible exigir respeto a los demás si no lo ejercemos aquí». El martes era el mismo Gómez de Celis quien estaba al frente del pleno cuando Rueda utilizó ese mismo término hacia Bildu que Celis había retirado en la anterior sesión. Y el diputado socialista no lo dejó pasar. Retiró la palabra a Rueda anulando el sonido de los micrófonos de la tribuna. Vox abandonó el pleno y sus diputados no participaron en las intervenciones finales de la jornada.
En la mañana de ayer el presidente de Vox, Santiago Abascal, utilizó estos mismos términos en tres ocasiones para referirse a Bildu. La presidencia del Congreso, ejercida ahora sí por Meritxell Batet, optó por no llamar al orden a Abascal para evitar otro Pleno salpicado por la polémica. En el debate posterior, a cuenta de la comparecencia del ministro de Interior, Batet sí pidió que «no se profieran insultos personales» a ningún diputado ni ministro después de que la portavoz de Interior del PP llamara «miserable» a Marlaska a cuenta de los sucesos en la valla de Melilla.
Reprimendas de Batet
El debate se ha enrarecido tanto que el diputado Pablo Cambronero, que abandonó Ciudadanos en 2021 y que actualmente está adscrito al Grupo Mixto del Congreso, dirigió un escrito a Batet para que aclare la lista de «palabras prohibidas» que no se van a permitir en el Pleno. En la misma sesión, otra diputada de Vox llamada Cristina Esteban Calonge tildó a la izquierda del hemiciclo de «comunistas, sediciosos, separatistas y herederos de ETA», sin que nadie le llamara la atención. En la Junta de Portavoces del martes, la presidenta ya había reprendido a los responsables de los grupos por la crispación del hemiciclo.
Después de dejar pasar las primeras referencias ayer al término «filoterrorista», Batet sí que intervino en la sesión. Durante la comparecencia de Marlaska, el diputado de Vox, Javier Ortega Smith, se refirió como golpistas a los socios del Gobierno. Sobre los grupos parlamentarios del Congreso, Batet dijo que «todos ellos son legítimos» y, por tanto, no hay «ni golpistas, ni terroristas». Pese a que la Mesa no actúa con un criterio claro respecto a las palabras de Vox, sí que está siendo permisiva cuando las palabras gruesas vienen de la iz
Cs critica a la Mesa por el «uso partidista» al censurar expresiones de diputados y que no se pidiese a Montero retirar su ataque al PP