ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Alivio argentino, drama mexicano
Los aztecas logran un triunfo insuficiente y Polonia se clasifica con penuria pese a perder
El Mundial, su majestad el fútbol, entrega una sesión de gloria y drama, de delirio y miseria. En Qatar conviven todos los sentimientos porque Argentina se clasifica con sudor, Polonia pasa con penuria y México se queda fuera de los octavos de final por un gol. Drama para los mexicanos, que dependieron de todos los factores para celebrar algo: dos goles anulados, las tarjetas amarillas (que clasificaban a Polonia con empate a todo, puntos, diferencia de goles, goles a favor), un tanto de Argentina que desnivelase los marcadores y la falta de puntería de sus jugadores, que no atinaron a dar la puntilla a Arabia Saudí con una tercera diana después de construir una autopista celestial que les llevó a ninguna parte. De regreso a casa.
Argentina enderezó su trayectoria en la Copa del Mundo. Juega Polonia con un portero y un delantero, pero el resto de sus futbolistas asumen mansamente su humilde condición de obreros metalúrgicos y deambulan por el campo poniendo y quitando tornillos, sin capacidad para imaginar ni para proponer nada, como si tuvieran bastante con soportar sobre su espalda el formidable peso de sus apellidos. Alguna vez pensará Lewandowski en la mala suerte que tuvo de haber nacido en Varsovia. Si lo hubiera hecho a unos pocos kilómetros de distancia, en Dresde o en Berlín, tal vez ahora tendría en sus vitrinas alguna Eurocopa o incluso un Mundial; pero el azar lo convirtió en polaco y eso se traduce en un vagar por el campo a la caza desesperada de alguna pelota.
Messi tampoco ha levantado una Copa del Mundo y eso le persigue como una maldición. Sabe que Qatar sea su última oportunidad. Argentina no quiso andarse con contemplaciones y desde el pitido inicial salió a buscar la portería de Szczesny. La encontró muchas veces, pero el guardameta de la Juventus opuso una resistencia feroz. Ni Messi ni Julián Álvarez ni Acuña... Sus disparos acababan en las manoplas de Szczesny, que se permitió incluso la chulería de pararle un penalti al mejor jugador del mundo. No hubo tiempo para que cundieran los malos presagios. Nada más comenzar la segunda parte, MacAllister recibió un buen pase atrás de Nahuel Molina y ajustó un disparo cruzado que venció por fin la resistencia del portero polaco.
El gol no cambió el esquema ni la intención de ambos equipos. Argentina no quiso cejar en su empeño y Polonia ni supo ni pudo cambiar de idea. Pareció de pronto como si los polacos jugaran con pinganillo, más atentos a lo que hacía México contra Arabia Saudí que a su propio partido. Cuando Julíán Álvarez, en una brillante acción, consiguió el segundo para Argentina, los polacos todavía estaban clasificados. Incapaces de hacer nada por sí mismos, salvo defender y rezar, Lewandowski y sus compañeros continuaron matando el tiempo sobre el césped del estadio 974. Otro gol de México contra Arabia o un tercero de
Argentina hubiera supuesto la eliminación de Polonia. Estuvo a punto de conseguirlo Lautaro Martínez, que se aprovechó de un grosero error de Kiwior, pero no definió bien y la pelota se perdió por la línea de fondo.
Argentina no volvió a marcar, pero sí lo hizo Arabia Saudí. Daba igual. Un gol clasificaba a México. Tras unos minutos de suspense, los polacos acabaron alzando sus brazos al cielo. Fue una clasificación mezquina, pero Lewandowski también está en octavos. Quizá el domingo contra Francia consiga tocar algún balón.