ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
«¿Por qué la vida erótica de Picasso fascina a tantos?»
Abigail Solomon-Godeau ► La historiadora del arte y crítica clausura en el Reina Sofía un congreso internacional sobre el artista
Durante dos días, el Museo Reina Sofía ha acogido un congreso internacional en el que, bajo el título ‘Picasso desde los estudios culturales. Sueño y mentira de España (1898-1922)’, destacados expertos han analizado, a través de 14 conferencias, 4 mesas redondas y la proyección de un documental, la figura del artista en el 50 aniversario de su muerte. Ayer fue clausurado por Abigail Solomon-Godeau (Nueva York, 1948), profesora emérita de Historia del Arte de la Universidad de California, en Santa Bárbara, con una conferencia sobre las interpretaciones feministas de ‘Las Señoritas de Aviñón’. — En el Año Picasso y en la época del MeToo se han alzado voces acusando al artista de tirano, abusador, despiadado, violento, misógino... Un monstruo. Estudiantes de arte se manifestaron en el Museo Picasso de Barcelona con el lema ‘Picasso maltratador’. ¿Cree que hay que cancelar a Picasso? ¿No habría que cancelar entonces a Gauguin, a Balthus, a Nabokov, a Lewis Carroll, a Caravaggio por ser un asesino, y a tantos otros creadores/destructores?
—No dudo de que Picasso fuera tirano, abusivo, despiadado, etc. Pero con respecto al arte, creo que es importante hacer claras distinciones entre la naturaleza del ser humano que lo hizo, y la obra en sí, que tiene una vida independiente. Los debates en torno al Picasso hombre y cómo debería afectar a nuestra reacción ante su obra podrían ser análogos a los debates en torno a la música de Richard Wagner. Sí, Wagner era también una especie de monstruo, y su antisemitismo hace que sus defectos personales y errores sean aún peores. Pero, ¿queremos censurar su música (como ocurrió en Israel hasta que Daniel Barenboim rompió el tabú), cuya belleza –como todo arte importante– enriquece nuestras vidas? Sin duda, hay ocasiones en las que podría respaldar la censura, pero hasta ahora no me he encontrado con una situación en la que apoye personalmente la ‘cultura de la cancelación’.
— ¿No es injusto juzgar con ojos de hoy lo sucedido hace un siglo, en un contexto completamente distinto y con sus protagonistas muertos, que no pueden defenderse?
—No apoyo una noción simplista del relativismo en la que se juzga el pasado por las normas éticas o morales del presente. Pero no hay razón para no preguntarnos si esto tiene sentido o no. Y eso no significa que no podamos reflexionar sobre las consecuencias, los efectos, las injusticias del pasado, sin hacernos ilusiones sobre cómo todo ello sigue aplicándose en el presente. —
¿Es posible odiar al Picasso hombre y amar al Picasso artista?
—Por supuesto que se puede odiar al artista y amar su obra. De ahí mi alusión a Wagner. Supongo que también se puede amar al artista y odiar la obra («¿Por qué los artistas que amo han hecho este cuadro tan horrible?») Pero más en serio, como escribió Walter Benjamin, todos los monumentos de la civilización son también monumentos de la barbarie, pero esto no significa que debamos tirar esos monumentos de la civilización a la basura.
— Su relación con las mujeres fue muy tormentosa. Destrozó a sus parejas: Marie-Thérèse Walter y Jacqueline Roque se suicidaron, Dora Maar enloqueció... Françoise Gilot fue la úni
ca mujer que se atrevió a abandonarlo. ¿Cree que vampirizó a las mujeres con las que estuvo y anuló su faceta creativa? ¿Siempre fue él el verdugo y ellas las víctimas?
—Dora Maar no se volvió loca, tuvo una crisis nerviosa de la que se recuperó. Y como la mayoría de las crisis nerviosas (o suicidios), estas tienen múltiples causas. La vida amorosa de Picasso ha sido muy sensacionalista, y gran parte de ella proviene de chismes, rumores y especulaciones. Creo que la cuestión más interesante es por qué la vida erótica de Picasso es tan fascinante para tantos.
— Bernard Ruiz-Picasso, nieto del artista, defiende que fue un gran feminista. ¿Lo ve posible?
—¡Ja!
— En la clausura del simposio, usted ha abordado las interpretaciones feministas de ‘Las Señoritas de Aviñón’. Se sabe que retrató a cinco prostitutas de Barcelona. ¿Cómo se lee ese cuadro en clave feminista?
—La afirmación de que las cinco figuras del cuadro son prostitutas en el interior de un burdel no es un hecho. Es una interpretación, que ha sido puesta en duda por algunos historiadores del arte, en particular Suzanne Preston Blier. Lo que también hay que tener en cuenta es que una pintura es un objeto que no tiene relación directa con lo ‘real’, aunque esté hecho en un estilo realista. Ciertamente, sin el ‘conocimiento’ de que estamos viendo a unas prostitutas en un burdel, uno no tendría manera de llegar a tal identificación.
√ «Se puede odiar a un artista y amar su obra. Supongo que también se puede amar a un artista y odiar su obra»