ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Suiza pasa con Brasil, que perdió con Camerún

Bronco partido de los helvéticos contra Serbia y protagonis­mo político de Shaqiri

- PÍO GARCÍA DOHA

La fase de grupos se cierra según el manual decretado en Qatar: incertidum­bre hasta el último instante y posibilida­d de llegar a decidir un pase a través de las tarjetas. Esto sucedió en el grupo G, con la victoria de Camerún ante Brasil (1-0) que hizo soñar a los africanos con los octavos de final si Serbia le hacía el favor de anotar ante Suiza. Nueve minutos de agonía para los helvéticos acabaron en alivio porque se mantuvo el resultado (2-3). Brasil pasa como primera y jugará con Corea del Sur en el cruce. Suiza lo hará contra Portugal.

Al entrenador del equipo serbio, Dragan Stojkovic, lo enfocaron las cámaras al final de la primera parte y se le vio exhausto, derrumbado en el banquillo, como si estuviera a punto de darle un infarto. Era su imagen extenuada el mejor símbolo de lo que estaba siendo el partido hasta entonces. Un encuentro vibrante, librado a velocidad de vértigo, sin descanso, con dos equipos que querían ganar y que no reparaban en gastos. Hubo goles, acciones vertiginos­as, intercambi­o de golpes, fallos defensivos.

El marcador lo abrió Xherdan Shaqiri, el bullicioso delantero que se ha convertido en el enemigo favorito de la hinchada serbia. No por ser suizo, sino por su procedenci­a albanokoso­var y por un detalle que le guardan en una cajita de rencor desde que se enfrentaro­n en el Mundial 2018. Ayer al anotar su gol, Shaqiri, fiero y retador, se volvió hacia los seguidores serbios y les señaló repetidame­nte su nombre y su número.

Los serbios se vieron eliminados, pero no cejaron en su empeño y se lanzaron hacia la portería de Kobel con esa determinac­ión balcánica que los vuelve tan temibles. Mitrovic anotó el empate a uno. Se abrió entonces un frenético intercambi­o de golpes. Acertaron Vlahovic y Embolo, pero pudo haber más goles. En la segunda parte a Suiza le dio un rato por el tikitaka, con una jugada de escuadra y cartabón diseñada por Shaqiri y Rubén Vargas que Freuler acabó rematando a gol. El equipo alpino se vio con la clasificac­ión en el bolsillo, pero ni se conformó con el resultado ni Serbia dejó que lo hiciera. Hubo conatos de bronca, nervios alterados, empujones y un abucheo monumental a Shaqiri cuando lo cambiaron.

Cayó Serbia en su propia trampa. Quiso convertir el partido en un incendio y acabó quemándose en él, mientras los suizos escapaban de la pira. La próxima estación: Portugal.

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