ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
De hostilidades y cosas de comer
El epicentro combativo en el teatro sigue en la zona de Bajmut, potencial llave para que las tropas rusas se hicieran con todo el Donbass. El Kremlin pretende conquistar la ciudad a toda costa, incluyendo una infrecuente acción de conjunto entre mercenarios Wagner y unidades aerotransportadas, apoyada por intenso fuego artillero y aéreo. Los primeros, atacando frontalmente el núcleo urbano; y las segundas, flanqueando ese ataque por el norte y el sur de la ciudad, cuyo cerco todavía no ha sido completado.
Mientras prosigan esos combates, Kiev verá frenada la generación de fuerzas y, consiguientemente, la capacidad de armar una contraofensiva potente allí o en cualquier otro frente. Para ello, necesitaría asimismo superioridad aérea suficiente para romper las líneas de suministro rusas y descalabrar sus unidades acorazadas y su artillería. Mientras tanto, Rusia recluta voluntarios y se afana en agilizar sus procedimientos y capacidades de llamada a filas, que podrían estar completados a lo largo de este año. Todo parece indicar que Rusia se prepara para una guerra larga.
El escenario operativo general, en gran medida esclerotizado, está propiciando el alargamiento de las hostilidades, mientras se inflan las especulaciones sobre el futuro del conflicto. Tal situación, favorece probablemente los intereses del Kremlin en su objetivo más sensible: la ruptura de la coalición internacional que apoya a Ucrania. El ejemplo más inmediato es la reciente prohibición (al margen de la Comisión Europea) de Polonia, Hungría y Eslovaquia de importación de grano y otros productos del sector primario ucraniano. Esa actitud es reacción a la supresión comunitaria temporal de los aranceles a artículos agrícolas procedentes de Ucrania.
El hecho es que este último país está inundando los mercados agrícolas de sus vecinos, conllevando el desplome de los precios de los productos locales. Pronto, probablemente, Rumanía y Bulgaria se unirán al bloqueo. Todo un roto para la tan cacareada unidad europea, cuando se aproxima la época de recolección de nuevas cosechas sin que todavía se hayan vendido las del año anterior. Y es que una cosa es ayudar a Ucrania y otra la protección de los intereses vitales propios. O, en castizo: con las cosas de comer no se juega.