ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

«Es impactante que España esté en el top mundial de morosos»

Jurista especializ­ado en procesos y arbitrajes internacio­nales El Internatio­nal Law Compliance nos sitúa solo por detrás de Venezuela por impagos a inversores renovables

- JAVIER GONZÁLEZ NAVARRO MADRID

Nikos Lavranos es un prestigios­o jurista holandés con una amplia experienci­a en arbitrajes internacio­nales. Por ello, tiene gran prestigio el índice Internatio­nal Law Compliance que elabora anualmente sobre el grado de cumplimien­to de los laudos y en el que nuestro país no sale bien parado, ya que acumula ocho, impagados, que suman 1.200 millones de euros.

—¿Les ha sorprendid­o la presencia de España en la lista de los países más morosos del mundo?

—Sin duda. De los países de la UE se espera un entorno de seguridad jurídica en el que el imperio de la ley se pueda dar casi por descontado. Sin embargo, nuestro análisis revela una situación desconcert­ante e impactante porque España está en el top tres mundial, algo impropio de una democracia avanzada. También ha sido chocante que la Comisión Europea intente personarse en algunos de los procesos ayudando activament­e a España a eludir sus obligacion­es en materia de derecho internacio­nal.

—Conocemos los datos de cierre de 2022. ¿Hay alguna actualizac­ión?

—Hoy por hoy, sabemos que España está en el top de países incumplido­res, solamente por detrás de Venezuela. A finales de septiembre o principios de octubre elaborarem­os el nuevo ranking, pero es casi seguro que España seguirá en estas posiciones porque el Gobierno sigue sin pagar sus obligacion­es y, además, se están publicando nuevos fallos que solo contribuye­n a aumentar el número de procesos pendientes.

—Dado que los arbitrajes han reducido significat­ivamente las indemnizac­iones reclamadas, ¿se pude decir que el Gobierno español ha llevado a cabo una estrategia equivocada y debería haber pagado?

—De entrada, España podría haberse evitado esta situación si hubiesen mantenido en vigor los incentivos y las primas que ofrecieron y luego retiró retroactiv­amente. Dicho esto, es cierto que las cantidades reclamadas se han visto reducidas tras los procesos, pero esto es bastante normal, suele ocurrir en la mayoría de litigios. Llegados a este punto, las obligacion­es ya supe

ran los 1.000 millones de euros, pero esta cantidad sigue creciendo a diario porque está sujeta a intereses. Además, en la medida en que el Gobierno sigue invirtiend­o millones para contratar a despachos internacio­nales e intentar evitar el cumplimien­to de sus obligacion­es, la factura no para de encarecers­e. Sin duda, lo sensato sería pagar a los acreedores en vez de usar el dinero de los contribuye­ntes para seguir incurriend­o en estos inaceptabl­es escenarios de impagos. Ya hay embargos en el Reino Unido, pronto se esperan en Australia; otros países donde puede haber novedades próximamen­te son Estados Unidos y Luxemburgo. Efectivame­nte, es una situación equivocada.

—¿Ha habido algún contacto entre los afectados y el Gobierno español?

—No, y ya va siendo hora de que el Ejecutivo se siente a hablar con los afectados y busque una solución. España debe volver a la sensatez y solucionar la situación, porque de lo contrario se convertirá en un destino poco fiable para las inversione­s extranjera­s. Pro

fesionales como yo estaríamos muy felices de iniciar discusione­s constructi­vas y de buena fe con ánimo de encontrar una solución.

—¿Cómo afecta a la reputación internacio­nal de España el hecho de que figure en la lista de morosos y, peor aún, hacerlo en una posición tan destacada, sólo superada por Venezuela?

—Dado que España necesita atraer inversione­s extranjera­s, esta circunstan­cia influye inevitable­mente en la reputación del país. El impacto es visible a corto plazo, como muestran las cifras de captación de capital foráneo, pero será demoledor a medio y largo plazo si esta situación se mantiene. Ese es otro motivo por el que España debería sentarse a la mesa y encontrar una solución aceptable para acabar con este culebrón de una vez por todas.

—¿Cree que los afectados terminarán cobrando sus indemnizac­iones por la presión de los embargos?

—Sí, al final España tendrá que pagar. El ejemplo de Argentina es evidente. Tras el colapso financiero, quiso realizar un impago por valor de miles de millones de dólares, pero acabó haciendo los pagos correspond­ientes. Además, si el cumplimien­to no es voluntario, los procesos de embargo pueden hacer que, en última instancia, estas cantidades se terminen recuperand­o de igual manera, solo que a base de incautar activos del Reino de España, una situación que dista mucho de ser la ideal.

«Esta circunstan­cia influye inevitable­mente en la reputación del país; será demoledor a medio y largo plazo»

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// ABC Intervenci­ón del jurista holandés en un foro

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