ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
El vídeo al que se aferra Alves
El protocolo de los Mossos obliga a llevar esposados a los detenidos a declarar ante el juez. Pero en la inmensa mayoría de los casos, salvo que se trate de un asesino, o de alguien físicamente peligroso, el magistrado pide a los agentes que se queden custodiando al acusado, pero que le quiten las esposas para que pueda declarar más tranquilo. No fue el caso de Dani Alves. La juez se negó de entrada a que le desenmanillaran. Sólo las protestas más enérgicas de su abogado, Cristóbal Martell, sirvieron para que la jueza rectificara y permitiera al jugador declarar con normalidad, como razonablemente corresponde, según su defensa, a quien no tiene antecedentes penales, ha solicitado voluntariamente declarar, y que si está en prisión preventiva es por haber mentido, porque ninguna evidencia existe en su contra más allá de la declaración de la denunciante.
Precisamente en la mentira, pero de la supuesta víctima, basará su estrategia la defensa del futbolista con imágenes obtenidas de las cámaras de seguridad del local. Según Cristóbal Martell, estas imágenes demuestran que también la chica mintió: en ellas se aprecia que, contra de lo que declaró, es la chica quien primero establece contacto físico con el deportista, tomándole de la cintura. También las imágenes revelan, según el abogado defensor, que desde el asiento en la barra donde la presunta víctima estuvo sentada aquella noche se ve que la puerta que luego cruzó era la del baño, desmintiendo su afirmación de que se encontró por sorpresa en el retrete. La defensa entiende que las mismas imágenes muestran a la denunciante bebiendo, perreando, y cuchicheando con el jugador, en manifiesta contradicción con la «intimidación ambiental» que la chica dijo sentir durante la velada. Martell considera que la cordialidad con que la presunta violada saludó al amigo del deportista al salir de estar con el acusado en el retrete, también recogida en las imágenes, es poco consistente con el cuadro trágico de su denuncia.
Por todo ello, la tesis de la defensa es que las pruebas acreditan la inocencia de su cliente y que la relación fue consentida; y que si Alves está en prisión preventiva por haber mentido, tras la evidencia de que la denunciante también ha faltado a la verdad, lo más razonable sería que ambos quedaran en libertad hasta la celebración del juicio.
Contrasta con este convencimiento la pretensión de la juez de que el acusado declarara esposado y que su señoría le negara a la defensa el examen de la denunciante por un psicólogo propuesto por la parte.
Fuentes de la acusación confían en la alarma social que el caso ha producido y en el marcado perfil feminista de la magistrada para que lo mantenga en prisión.