Un insolvente en el Consejo de RTVE

DE la mano de Conchi Cascajosa, nueva presidenta de RTVE, el consejero Ramón Colom está ganando peso en la Corporación. La militante socialista intenta suplir algunas carencias de gestión apoyándose en el periodista, quien en los tiempos de Felipe González llegó a ser director de la televisión pública durante seis años, hasta la llegada de José María Aznar a La Moncloa.

La pareja Cascajosa-Colom no tiene precedentes en España ni puede encontrarse un caso semejante en países de nuestro entorno. La presidenta provisional nunca debería haber llegado al Consejo de RTVE y mucho menos a su primer sillón, dados sus pobres resultados en el concurso y su reconocimiento de estar comprometida profesionalmente con el PSOE. En cuanto a Colom, es su trayectoria como gestor lo que lo invalida como consejero de la Corporación. En su paso por la presidencia de la fallida Confederación de Productores Audiovisuales Españoles dejó a deber a Hacienda más de un millón de euros, así que podemos hablar con toda propiedad de que en el consejo de RTVE se sienta un insolvente. Tan es así, que su deuda con el Fisco ha obligado a la Corporación a intervenir sus dietas, como parte del embargo que se le aplica para intentar recuperar un dinero que es de todos.

Todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad pero Colom ha sumado un fracaso de gestión tras otro. Además de haber enterrado la Confederación de Productores Audiovisuales, el exdirector de TVE llevó a su principal empresa, Aborda, a concurso de acreedores y figura como administrador único de varias compañías en vías de liquidación.

La Corporación, como cualquier otra empresa pública, exige estar libre de deudas con Hacienda para acceder a sus contratos. Aunque no haya ningún reglamento o ley que lo impida –nuevo vacío legal aprovechado por los socialistas–, no cabe que los miembros del consejo de administración sean una excepción a esta norma, porque el resultado es que un señor perseguido por Hacienda está ahora representando a RTVE, aprobando sus presupuestos y adjudicando sus contratos. Esta suma de circunstancias hace que la posición de Colom en el consejo del ente sea insostenible.

¿Cómo le pudo parecer a alguien buena idea colocar semejante perfil en el consejo de administración de la Corporación? ¿Se propuso su nombre por pura afinidad? ¿Nadie se preocupó de chequear los datos básicos de su trayectoria? No es muy difícil encontrar las conclusiones del Comité de expertos que en 2018 evaluó los proyectos de gestión de los aspirantes a consejeros. Sobre el de Colom fueron tajantes: «Diagnóstico general nulo y escaso de CRTVE; mediocre desarrollo y propuestas. Son cuatro apuntes sin ningún orden con 18 propuestas desordenadas». Su calificación fue de dos puntos de los 30 posibles. Y parecían pocos los seis de Cascajosa.