No hay quien haga el ‘santxismo’

No sabes cómo está Donosti, Peláez. Parece la calle Iris de Sevilla entrando Urdiales a la Maestranza. Me tienes que contar cómo estuvo con la mano izquierda. Yo no pude verlo porque andaba mirando la izquierda de la Zurriola, la ola, ya me entiendes, y la izquierda ‘abertzale’ que parece absorta en esa anestesia donostiarra de celebrar lo bien que se vive aquí porque puedes hacer tres recados en una mañana. Yo de verdad que no he venido al mundo a hacer recados y sabes que si no fuera por mi Elenita que me arregla los papeles, estaría en la calle o, peor, en Alcalá Meco.

Yo he venido a escribir columnas y a entender contigo cuáles serían efectivamente las razones para votar al PSE que no sean lo buen aficionado a los toros que es Eneko Andueza y que habrá visto a

Urdiales en Sevilla desde la Enekoneta. El PSE tiene cada vez más votante convencido, convencido de votar a otro, concretamente. Ponte que el sanchismo me hubiera hecho comulgar con el rollo de que Bildu es un partido de Estado, progresista y cuqui, una gente majísima que dejó de matar. Vale, ya sé que me vas a decir que solo los asesinos tienen la capacidad de dejar de matar, pero ponte que me hubieran convencido que estos tíos que en su partido llevan a gente que quería limpiarnos el forro, pues votaría a Bildu y no al PSE. Ahora, ponte que me hubiera tragado la versión contraria según la cual Bildu es un partido venenoso, un lobo con piel de Otxandiano, pues votaría al PNV o al PP, que no pacta con ellos. Así no hay quien haga el ‘santxismo’.