ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

«Rusia mató a Victoria Amelina para herir la cultura ucraniana»

Héctor Abad y José Manuel Alonso recuerdan a la escritora ucraniana asesinada

- KARINA SAINZ BORGO MADRID

El escritor colombiano Héctor Abad Faciolince y el editor español José Manuel Alonso Sánchez se reúnen para hablar de la autora ucraniana Victoria Amelina. Lo harán dos veces. La primera, en esta conversaci­ón con ABC. La segunda, el próximo lunes en la librería madrileña Crazy Mary, durante el club de lectura dedicado a la escritora asesinada en el ataque a la ciudad de Kramatorsk, una acción militar perpetrada por las fuerzas militares rusas el verano pasado.

De los dos, Héctor Abad fue el último en verla con vida. Estaba frente a ella cuando cayó un misil en la pizzería donde cenaban aquel 27 de junio de 2023. José Manuel Alonso, en cambio, fue el primero en saber de la obra de Victoria Amelina. Su editorial, Avizor, tradujo y publicó en español su novela ‘Un hogar para Dom’. Héctor y José Manuel están repartidos a ambos lados de una tragedia. Y justo por eso intentan darle sentido.

«Victoria tenía un proyecto de memoria y verdad». Héctor Abad se mira las manos al hablar. «Cuando los rusos la mataron, hicieron un daño de dimensione­s enormes a la cultura y la identidad ucranianas. Creo que a nosotros, a mí como lector y a José Manuel como editor, nos correspond­e intentar que más gente conozca la obra fundamenta­l que Victoria Amelina alcanzó a dejar cuando tenía apenas 37 años».

Abad entiende la muerte, la traduce. En su libro ‘El olvido que seremos’ narró el asesinato de su padre a manos de la guerrilla colombiana. Viajó a Ucrania invitado por el PEN Club de ese país. Ahí conoció a Victoria Amelina, quien, desde la invasión rusa a Ucrania, se había dedicado a documentar las violacione­s de los derechos humanos y quiso mostrar al colombiano (y a muchos otros autores) los desmanes de Rusia contra la población civil. Por eso concidiero­n. Por eso compartier­on mesa con Sergio Jaramillo, excomision­ado de paz en Colombia, y con la periodista Catalina Gómez, la noche del ataque. Ellos sobrevivie­ron, Victoria Amelina no.

«Victoria Amelina tenía un proyecto de memoria y verdad», dice el escritor Héctor Abad Faciolince

Símbolo del Maidán

«Es una paradoja terrible y, sin embargo, un acicate». José Manuel sostiene la novela de Amelina. «Lo que tenemos de Victoria, que es su legado, este libro, es una oportunida­d para transmitir lo que ella deseaba: que todo el mundo fuera consciente del horror en Ucrania». Tanto Héctor Abad como José Manuel Alonso ven en Victoria Amelina una metáfora de la generación que se manifestó en la plaza del Maidán hace más de diez años. Rusia acabó aplastándo­los a todos. Ella es el símbolo de quienes resistiero­n y aún resisten a la apisonador­a de la Rusia de Putin.

«Ucrania está luchando por los valores que en Europa ya están asegurados: la libertad de expresión, de prensa, de empresa, el respeto por los derechos humanos, la búsqueda de la igualdad sin perder la libertad. Si Europa mira para otro lado, va a demostrar a Putin que no está dispuesta a luchar por lo que más valora. Ucrania es el muro contra el autoritari­smo». Por eso, Héctor Abad insiste en la necesidad de la literatura. «Se necesitan libros que nos cuenten aquello que no sabemos. En Occidente desconocem­os las hambrunas que Stalin provocó en Ucrania. Murieron casi 14 millones de campesinos. Vasili Grossman llegó a escribir sobre ellas en ‘Todo fluye’». En el libro de Victoria Amelina está, como telón de fondo, una familia que educa a sus hijas con la versión rusa de la historia sobre aquel episodio. «Era una forma de evitar que los matasen como a la generación de los abuelos. Ella quiso resistir a esa rusificaci­ón».

Alonso Sánchez escuchó hablar de Victoria Amelina en la Feria del Libro de Londres como la gran referencia literaria de Ucrania, un país que, según el editor, «expulsa o asesina» a sus escritores. «Muy poca gente sabe que Joseph Conrad nació en una ciudad que se llama Berdichev, que es el mismo sitio donde nació el perro Dom, el protagonis­ta de la novela de Victoria Amelina». Héctor Abad añade, dirigiéndo­se al editor: «Y donde nació Grossman». Históricam­ente, Ucrania ha sido un desgarro.

«Dos de las más grandes escritoras latinoamer­icanas son ucranianas: Clarice Lispector y Alejandra Pizarnik», explica el colombiano. «De ahí vienen muchos autores del centro de Europa y Europa Oriental, como Joseph Roth». Abad habla de Galitizia, las tierras de sangre de las que escribió Timothy Snyder. «A lo largo de toda su obra, a Victoria Amelina le obsesiona determinar cuál es la casa de los ucranianos. Ellos son el muro que separa Europa de la brutalidad rusa. Encarnan un sacrificio que debemos entender».

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// TANIA SIEIRA El editor José ManuelAlon­so Sánchez y el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, en Madrid

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