ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El reactor nuclear de la memoria del terrorismo

- CHAPU APAOLAZA VITORIA

Los últimos pibes salen de un ‘afterhour’ de Vitoria y la luz los acuchilla fuera de contexto de sí mismos, misterioso­s, cansados, perdidos en una peculiar desorienta­ción casi de explorador como si, en lugar de caminar por una de las ciudades más ordenadas de España, anduvieran por los Montes Virunga. Los ‘trackings’ de los partidos dicen que votarán a Bildu, que no recuerdan qué pasó con ETA ni les importa, así que uno se los imagina cruzando la calle como zombies de un olvido que no se llega a comprender allí a unos cientos de metros de donde vive el recuerdo. Casi van a dar las once, la hora en la que abre el Museo Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, cicatriz de la historia de un país entero y etapa final de este viaje.

En la puerta, Elkarrekin-Podemos ha montado un puesto informativ­o para que la gente vaya a preguntar, así que decido preguntar yo. De los seis que responden, una ha visitado el memorial, otro ha entrado solamente para protestar y los otros cuatro no han pasado de la puerta.

—¿Qué les parece el centro?

—Que aquí solo están las víctimas causadas por ETA.

—Sois un partido que reivindica la memoria, ¿qué os parece que solamente el 5% de escolares navarros sepa quién es Miguel Ángel Blanco?

—Se debería saber más, pero también la Guerra Civil. La historia la han escrito los vencedores. Esta es la historia de los del poder.

—Pero es la historia de los 850 que murieron.

—Las víctimas de izquierda no están. —Hay una sección dedicada al terrorismo del GAL y de ultraderec­ha. —Este país lo han gobernado los que mandaron matar a mi abuelo con Franco.

— Si lo que me dice es que cree que hay una continuida­d entre la dictadura y el PP, ¿qué les parece que Bildu llevara a 37 condenados por terrorismo en sus listas?

—Ellos ya pagaron su pena. La línea editorial de tu periódico se inventa las cosas.

En realidad, retiraron a los que tenían delitos de sangre y dejaron a los otros. Muchos de los terrorista­s ocupan puestos de mando en Bildu. Damos por terminada l a entrevista. «Siento haberles molestado». En la plaza frente a la fachada del memorial, los representa­ntes de Elkarrekin­Podemos comienzan a gritar «¡ese es del ABC! » y por un momento l o de ahora se parece bastante a lo de entonces, como si el tiempo hubiera pasado y no. No está mal como ejercicio de memoria.

Entra uno en el centro como en aquel poema ‘Cambridge’ de Jorge Luis Borges: «Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstant­es, ese montón de espejos rotos». Va uno por el pasado con la extraña sensación de volver a vivir las cosas que sucedieron y que ahora parecen ciertas y a la vez distintas. Como si se anduvieran moviendo en el recuerdo. Y, sin embargo, allí están las fotos, los artefactos, la réplica del coche que voló la casa cuartel de Zaragoza en 1987, los testimonio­s, las cartas, las armas y el asombro de encontrar la prueba de que todo esto pasó de verdad.

ABC visita el Memorial de las Víctimas de ETA en Vitoria, al que no van los alumnos del País Vasco : apenas el 10% de los visitantes son colegiales, tres veces menos que en el centro del Holocausto en Bélgica

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