ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

De 50 años a prisión permanente: el horizonte penal del yihadista de Algeciras

La AVT pide medio siglo de cárcel y Vox, la máxima condena por el asesinato del sacristán Diego Valencia

- ISABEL VEGA MADRID

Lugar del ataque

Algeciras 18.58 h

La Línea la Concepción

Peñón de Gibraltar

El horizonte penal que afronta Yassine Kanjaa, el conocido como yihadista de Algeciras, se cuenta por décadas de cárcel, de acuerdo a la documentac­ión del sumario a la que tuvo acceso ABC. La Fiscalía de la Audiencia Nacional solicita 50 años de prisión por el asesinato terrorista del sacristán de la Iglesia de Nuestra Señora de La Palma, Diego Valencia, el intento de asesinato del párroco de San Isidro Antonio Rodríguez y las lesiones que causó a Ahmed, un joven con el que se cruzó camino de perpetrar aquel ataque. Mientras, para la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), que califica en términos similares los hechos, la condena que procede son ocho años más, es decir 58 de prisión. Vox, que ejerce la acusación popular, lo que insta en este caso es a la aplicación de la prisión permanente revisable por el asesinato más veinte años por el intento de matar al párroco y otros diez por las lesiones al viandan18.30 - 18.45 h 19.00 h 19.15 h te, todos, delitos calificado­s como terrorista­s. Cuando se cumplen dos años de aquel brutal ataque, el último registrado por lo que se denominan lobos solitarios en territorio nacional, ya están todas las cartas sobre la mesa y la causa, lista para llegar a juicio.

Kanjaa, de 26 años de edad, llevaba un año y medio en España desde que llegó en patera y sólo unos meses convencién­dose por internet de que el Islam o era radical o no era verdadero. Había pasado, en semanas, de fumar porros a decir a sus colegas que «al adúltero le espera pobreza y gran dolor». Pero el 25 de enero de 2023 fue más allá. Entró en la iglesia de San Isidro, ofendió a un feligrés, lanzó una Biblia en un banco y salió de allí al grito de «Allah» y «el mundo se va a acabar».

Llegó a casa, «apagó su móvil, lo guardó en el cajón de un mueble, cogió un machete de grandes dimensione­s que guardaba habitualme­nte bajo su cama y salió del domicilio», relata el escrito de la AVT. Se dirigió camino de la misma iglesia y se topó con Ahmed, a quien golpeó acusándole de trabajar contra su propia religión. Le había dejado un par de cicatrices y noches de pesadillas antes de enseñarle el machete y retomar camino a San Isidro.

Cruzó el portón del templo blandiendo el arma cuando daban las siete y cuarto de la tarde. «Se estaba celebrando 19.28 h 19.29 h misa, a la que asistían unas diez personas. Se dirigió al altar. Antonio Rodríguez Lucena, el sacerdote que oficiaba la misa, intentó salir por el pasillo central de la iglesia. Yassine lo persiguió y lo golpeó, provocando que Rodríguez Lucena cayese al suelo en el mismo pasillo. En ese momento «le asestó con fuerza un golpe con el machete en la nuca», detallan los escritos de acusación, en un relato que se da por indiciaria­mente acreditado en la causa.

Rodríguez Lucena, que sobrevivió al ataque, quedó tendido en el suelo, herido por los golpes que le propinó con el mango del machete y que le fracturaro­n una vértebra. Arrastrarí­a secuelas después, físicas en la columna y psicológic­as por estrés post traumático, hasta su fallecimie­nto por enfermedad el pasado mes de octubre.

Aquel día de enero, el ataque no había terminado. Salió de la iglesia y se dirigió a Nuestra Señora de la Palma, en la Plaza Alta, a unos doscientos me19.31 h 19.30 h tros de allí. No habían dado las siete y media cuando en el patio del templo se encontró al sacristán, Diego Valencia, que intentó protegerse de los golpes con una silla y logró salir a la plaza. Le persiguió mientras seguía golpeándol­e. Le remató en el suelo.

Cuadro psicótico

19.35 h

Su siguiente paso fue hacia el Santuario de Nuestra Señora de Europa, pero por más que golpeó el portón, nadie abrió. Estaba cerrado. Se dirigió entonces hacia el mirador de la calle Muro, y allí, de rodillas, con el arma a un lado, lo encontró la Policía pasadas las siete y media de la tarde.

Yassine Kanjaa presentaba un cuadro psicótico que cursa delirios, de probable filiación esquizofré­nica, según acreditaro­n las evaluacion­es de los forenses durante la instrucció­n en la Audiencia Nacional. El juez Joaquín Gadea, de hecho, dictó resolución para que Institucio­nes Penitencia­rias le ingresase en el área psiquiátri­ca del centro penitencia­rio donde aún sigue en preventiva. Pero los mismos informes, como recogen las acusacione­s, concluyero­n que si bien ese trastorno podía conllevar afectación de su voluntad y su capacidad de entendimie­nto, ninguna de ellas estaba totalmente anulada el día de los ataques por causa de su enfermedad. Será en el juicio cuando se decida hasta qué punto este trastorno impacta en la considerac­ión de su responsabi­lidad penal.

Ha comparecid­o un par de veces ante el juez y nunca ha expresado arrepentim­iento. Es más, dio una explicació­n: creía tener la misión de alejar a «la gente» del infierno. «Los que van a seguir el camino de Satán van al infierno y los que sigan lo que digo yo, van al paraíso», aseguró. Dijo que entró en la iglesia porque «el señor que está ahí, es de Satán». «Y Satán es mi enemigo», zanjó en su declaració­n judicial.

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// ABC Yassine Kanjaa

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