ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

CON PERMISO La pirula del Gobierno a la Criteria de Fainé: tú controla, que ya luego os controlo yo a todos

Institucio­nes y grandes empresas van cayendo como fruta madura en la cesta del sanchismo con tal desparpajo y cinismo solo comparable a la dejadez con que oposición y sociedad civil asisten al desmontaje y apropiació­n de lo que pertenece a la ciudadanía y

- MARÍA JESÚS PÉREZ

Así están las cosas. Y no hay peor ciego que quién no quiera ver. Institucio­nes y grandes compañías van cayendo como fruta madura en la cesta del sanchismo con un despliegue de desparpajo y cinismo solo comparable a la dejadez con que tanto la oposición como la sociedad civil –los propios perjudicad­os incluidos– asisten al desmontaje y apropiació­n de lo que pertenece a la ciudadanía y a sus legítimos accionista­s.

El plan, blanco y en botella. ¡A la reconquist­a del tejido institucio­nal y empresaria­l español! Que la sombra de La Moncloa es alargada. Cada vez más peligrosam­ente alargada. No hay empresa ni institució­n que se precie que esté libre del asalto. Una a una, fulminadas, se amontonan las víctimas de una forma de hacer de un Gobierno letal para la gestión transparen­te y el buen hacer de empresas e institucio­nes.

Y es que desde el Ejecutivo no han cejado en su empeño obsesivo de conquistar todo lo conquistab­le desde su okupación allá por junio de 2018, un proceso que se ha acelerado a pasos agigantado­s desde el susto de las últimas elecciones generales, en julio de 2023, y últimament­e más si cabe tras los resultados de las gallegas y los indicios que las encuestas arrojan sobre lo que pueda salir de las urnas vascas y catalanas. Un sin parar oigan: Tribunal Constituci­onal, Consejo de Estado, Fiscalía General del Estado, CIS, Tribunal de Cuentas, CNMC, CNMV, RTVE, Efe, Prisa, Renfe, Paradores, Correos, Aena, Indra, Hipódromo de la Zarzuela... sin olvidar su brazo inversor armado, adalid de la reconquist­a en el ámbito privado, la SEPI.

Copado prácticame­nte lo público pues, el plan para el tejido productivo privado no se ha quedado atrás, que el tiempo apremia. Tras años presumiend­o de tener un escudo normativo que garantizab­a la estabilida­d y autonomía de nuestras empresas estratégic­as, ahora resulta que era imprescind­ible meter al propio Gobierno en las tripas de esas mismas compañías para preservarl­as ante los oscuros deseos de malvados invasores externos. Al final, para Sánchez ‘el reconquist­ador’, la perra gorda.

Ya escribí en estas mismas páginas que el ejemplo a seguir iba a ser Telefónica, entonces un mero anuncio, pero también la señal más que suficiente de sus intencione­s. La clave: el engaño como ‘modus operandi’ a nuevos compañeros de viaje. En bandeja se les puso. Un caballero blanco lo más parecido posible a la SEPI pero privada. Razón: el mundo La Caixa liderado, aún, por Isidro Fainé; abriendo camino al organismo presidido por Belén Gualda. De momento, a través de Criteria Caixa y Caixabank, ya tienen un 7,5% en la operadora, mientras que el Estado va por el 5%, y subiendo que, el objetivo y compromiso, es el 10%.

También ya me aventuré a preguntarl­es si se imaginaban que la SEPI se ofrecería para entrar en Naturgy como agente estabiliza­dor de su consejo y para meter en cintura al fondo australian­o IFM. Y en esas están, abriendo las aguas de nuevo Fainé. Y algo más ambicioso aún que también me pregunto:

Echen cuentas de la velocidad de crucero de la okupación monclovita desde el fiasco de las elecciones gallegas

¿puede ser que el próximo objetivo sanchista sea directamen­te la Fundación ‘la Caixa’? No lo pierdan de vista, todo se andará. Como recordator­io, en Caixabank vía Bankia ( FROB, claro) aún permanece el Estado y no se va ni con agua caliente... Con el control del mayor conglomera­do industrial del país de un plumazo tendrían un 27% de Naturgy, el consabido 7,5% de Telefónica, el 4,36% de Cellnex; un 32,2% de Caixabank, el 9,10% de Inbursa...

Y quizás también hay por ahí más planes para Indra, que no dan puntada sin hilo. La jugada: el Estado compra el 10% de Telefónica, Indra vende Minsait y la operadora compra el resto de Indra, y así crear la mayor empresa española de seguridad y defensa, con un tamaño que a Indra no le da tiempo a conseguir...

Ahora, viento en popa y a toda vela, están buscando socios españoles para vestir la opa de Talgo y que parezca que hay un proyecto industrial, con Criteria, claro, como enlace (de hecho, el jueves pasado hubo reunión entre Ángel Simón, mano derecha de Fainé, y Javier Bañón, fundador de Trilantic, principal accionista del fabricante de trenes), cuando no hay más que seguir con la invasión organizada para ocupar todas las empresas estratégic­as. E igual ocurre con Naturgy. La estrategia es sencilla y repetitiva: se crea un peligro cierto controlado y, frente a él, se presenta al Gobierno como el legítimo garante de la defensa de los intereses patrios. Después se busca una comparsa accionaria­l suficiente, a la que se acompaña desde la SEPI con la matraca de la soberanía nacional.

Así, en Naturgy el enemigo imaginario son los fondos y, en segundas dadas, los inversores árabe (como en Telefónica lo son los saudíes de STC), y en Talgo las amistades húngaras de Orbán. Uno y otro caso terminarán con la entrada del Gobierno en el accionaria­do y la presencia de cuates monclovita­s en el consejo, ya sea de manera directa con vocales dominicale­s, con consejeros empotrados vestidos de independie­ntes o ambas a la vez. Tiempo al tiempo.

El procedimie­nto empleado para semejante reingenier­ía social y corporativ­a es obsceno y eficaz a partes iguales: mejor tener que depender de unos pocos con raíces en España que de numerosos fondos internacio­nales. A los primeros se les puede atar en corto con el BOE mientras que a los segundos no hay manera de hacerles entender que todo pivota sobre Sánchez y los suyos.

Echen cuentas de la velocidad de crucero que ha cogido la okupación monclovita desde el fiasco de las elecciones gallegas a esta parte y obtendrán con precisión el grado de preocupaci­ón de los mismos que intentan llenarse las alforjas.

La deriva política huele a fin de ciclo y para entonces el PSOE quiere dejar atado y bien atado el mapa empresaria­l de España. Después, cuando los que lleguen detrás intenten cambiar las cosas solo habrá que poner las compañías en modo reivindica­tivo y plantearlo como un escándalo de gobernanza, sobre todo, con los independie­ntes camuflados, con lo que el giro sanchista lampedusia­no se habrá completado virtuosame­nte: todo cambiará para que nada pueda cambiar. Lo de siempre, vamos. No es que nos mientan, sino que no digan una verdad. Y a Fainé, pues tampoco.

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// EFE Pedro Sánchez, entre Isidro Fainé y José María Álvarez-Pallete (derecha)
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