ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
La presión sobre Israel marca las horas previas a Eurovisión 2024
Esta noche se celebra la gran final con la participación de la israelí Eden Golan y con Nebulossa y su ‘Zorra’
Alrededor de Eurovisión giran muchos asuntos sociales, pero uno lo atraviesa: la participación de Israel. Los abucheos marcaron la semifinal del jueves, en la que Eden Golan, representante israelí, se ganó el billete para la final, donde las quinielas ya la sitúan como segunda favorita. Las protestas también se esperan para hoy, las redes ya lo auguran, y la seguridad también se incrementa (ya hay francotiradores en el entorno del Malmö Arena).
No es ninguna sorpresa. Eurovisión ha pasado de ser un festival de música pop a ser, entre otras cosas, un escaparate de una agenda social marcada por los países que participan, o no, y de asuntos candentes en Twitter. El conflicto entre Israel y Palestina lo es y pese a los intentos de la UER de prohibir cualquier símbolo político, los silbidos, pañuelos palestinos y muecas no han faltado y, como también se esperaba, sin represalias. El jueves, mientras la representante de Israel comía en su hotel, manifestantes propalestinos se agolpaban violentamente en la puerta lanzando objetos contra la policía. Unos 10.000 salieron a las calles de Malmö para protestar.
El país que hace seis años ganaba el festival con Netta Barzilai, rompiendo los moldes con una mujer con un cuerpo no normativo, un tema muy sugestivo para esta agenda y los eurofans, ve ahora amenazada su asistencia precisamente por esa misma presión social. Irónico, cuanto menos. «Es un postureo. Es como si esta noche fuéramos al Teatro Barceló colocadísimos y entre canción y canción paráramos a hacer un minuto de silencio por las víctimas de Gaza o contra lo que tú quieras. Es hipócrita. Es una moda», asegura Edu Galán, que reconoce que Eurovisión se ha convertido en un «petardeo absolutamente ‘freak’ y grotesco».
Recordemos que Israel estaba celebrando el festival de música Supernova de Reim cuando los terroristas de Hamás irrumpieron a tiros dejando más de 364 muertos y muchos heridos. Es también irónico que en otro festival de música como Eurovisión los asistentes abucheen a la representante del país que fue víctima de tal masacre. «Todo se ha convertido en una lucha del bien contra el mal y nosotros tenemos que estar en el lado del bien. Hay que señalar que no somos machistas, ni racistas, ni fascistas (ni otros ‘istas’) ni tránsfobos, ni islamófobos (ni otros ‘fobos’)», asegura el psiquiatra y escritor Pablo Malo. Es en la llamada cultura de la cancelación donde Malo asegura que se intenta acabar con la carrera del individuo que transgrede normas morales.
Boicot de la izquierda
Así, la política ha canibalizado las horas previas a la gala de esta noche (21.00 horas, La 1). La televisión pública flamenca belga cortó la actuación de Israel. Mientras, en España, la vicepresidenta Yolanda Díaz atacó a Israel diciendo que «es incompatible con los valores que promueve el concurso y no debería participar» y las Juventudes Socialistas pidieron «apagar las televisiones» durante la actuación de Israel.
‘El profesor de persa’
Rusia. 2020. Drama, holocausto. 127 m. Dir.: Vadim Perelman. Con Nahuel Pérez Biscayart, Lars Eidinger, Leonie Benesch.
Una película rusa, dirigida por un canadiense de origen ucraniano (Vadim Perelman), un protagonista que se apellida Pérez y una historia vibrante sobre el horror del nazismo (probablemente real) y el gran armamento del ser humano para sobrevivir. El detonante es un bocadillo a cambio de un libro, y un joven judío se hace pasar por persa en un campo de concentración para darle clases del idioma a un peculiar oficial de las SS. El joven desconoce por completo el idioma farsi, pero su ingenio le hace organizar una farsa de farsi que es la gran lección de lenguaje de esta película tan llena de dolor como de algún toque de humor.
España actuará en octava posición
21.55 La 2