ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El asesino de Manuela Chavero se enfrenta 8 años después a la prisión permanente

Delgado mantiene que la muerte de su vecina fue un accidente; las acusacione­s, que la violó, mató y enterró

- CRUZ MORCILLO MADRID

Emilio Chavero, de 86 años, murió el verano pasado sin ver condenado a quien mató a su hija Manoli. «Me ha quitado la vida. Cada vez que veo la foto me harto de llorar», contó el anciano dos meses antes a los forenses que evaluaban el daño psicológic­o de la familia. Manuela, su mujer, les explicó que los tres años siguientes a la desaparici­ón de su hija no salía de casa salvo para ir al médico. El presunto asesino, Eugenio Delgado, se enfrenta desde esta próxima semana en la Audiencia de Badajoz a la prisión permanente por la violación y asesinato de Manuela Chavero. Han pasado ocho años desde aquella madrugada que sepultó la vida de los Chavero Valiente.

Un jurado popular decidirá a partir de mañana si Delgado es autor de un asesinato con alevosía y un delito contra la libertad sexual, como mantiene el fiscal y la acusación, o la muerte de la mujer fue un accidente, según la tesis de su defensa, que solicita la absolución.

Manuela Chavero, de 42 años, estaba la madrugada del 5 de julio de 2016 sola en su casa de Monesterio (Badajoz). Adrián y Sofía, sus dos hijos, menores de edad, pasaban la quincena de vacaciones con su padre como se había acordado tras el divorcio. Eugenio Delgado, de 23 años, vecino de toda la vida y a quien conocía desde niño, llamó a su puerta para devolverle una cuna que la mujer le había prestado meses antes para unos amigos comunes que habían pasado una temporada en la casa de Eugenio.

Manoli salió de su chalé en la calle Cerezo para recoger la cuna. Iba a volver de inmediato. Dejó la luz del salón y de la cocina encendidas, la tele puesta, su móvil, su bolso y sus llaves. Solo cogió del mueble de la entrada las que usaba su hijo Adrián. De su casa a la de los padres de Eugenio (él la utilizaba de forma esporádica y esa noche dijo que fue a guardar pescado en el frigorífic­o) hay menos de cien metros. Manoli ya no salió viva de esa vivienda y estuvo desapareci­da durante cuatro años y dos meses.

La Fiscalía sostiene que una vez en la casa Eugenio la agredió sexualment­e «en forma no exactament­e determinad­a, pero hasta el punto de eyacular dentro de ella», luego la golpeó y le provocó un traumatism­o facial con la rotura de varios dientes, la fractura de la nariz y el borde de los ojos, así como de varias costillas. Presumible­mente, después la asfixió sin que la mujer pudiera huir ni pedir auxilio. Eugenio era veinte años menor que Manuela y pesaba más del doble que ella.

El testigo protegido

Esa misma madrugada, cargó el cuerpo de la víctima en su coche y lo trasladó hasta una finca de su propiedad llamada ‘La Dehesa’, a pocos kilómetros del pueblo. A la mañana siguiente, desnuda, envuelta en una sábana y un albornoz, la ató con cuerdas y la enterró en una zorrera abandonada en el interior de esa finca de varias hectáreas.

La Guardia Civil le tomó declaració­n dos veces como testigo en 2017 y 2019 sin ningún resultado hasta que los investigad­ores consiguier­on cerrar las sospechas que había contra él. Fue clave el papel de un testigo protegido que aparece en la causa, un agente de la UCO que se infiltró en el entorno y la vida de Delgado y a quien este aca

DESAPARECI­DA 4 AÑOS La desaparici­ón Manuela Chavero, de 42 años, desapareci­ó el 5 de julio de 2016. Salió de su casa de Monesterio (Badajoz) a las 2.15 de la madrugada, dejó las luces y la tele encendidas, su móvil y su bolso. Iba a regresar en poco tiempo. El cadáver Sus restos se hallaron enterrados en una finca, propiedad de su vecino Eugenio Delgado, el 18 de septiembre de 2020. Estaba desnuda, envuelta en una sábana y un albornoz y atada con cuerdas. Delgado, tras ser detenido por la UCO, les condujo hasta la tumba. La confesión El autor confesó que llamó a la puerta de Manoli aquella madrugada para devolverle una cuna que la mujer le había prestado y mientras la manipulaba­n en su casa, a 80 metros de la de la víctima, ella tropezó, se golpeó y murió. Se asustó y la enterró en su finca. Calló durante cuatro años, pese a que lo interrogar­on dos veces.

bó confiándol­e detalles de lo que había ocurrido. Delgado fue detenido el 17 de septiembre de 2020, cuando Manuela llevaba cuatro años y dos meses enterrada mientras su familia se desmoronab­a por la incertidum­bre. Al día siguiente, condujo a los investigad­ores hasta la zorrera, pero nunca ha reconocido haber matado a la mujer, como adelantó ABC.

Según su versión, aquella madrugada mientras trataban de sacar la cuna de la habitación, Manoli, que caminaba de espaldas, tropezó, cayó al suelo, se golpeó y quedó inconscien­te. Él se bloqueó y decidió horas después llevarla a su finca y enterrarla. Su defensa argumenta que sin su confesión, «aunque extemporán­ea» el cuerpo de Manoli jamás se habría encontrado y alega que en 2021 el acusado vendió la finca Doña Marina para cancelar la hipoteca y para consignar en el juzgado 75.000 euros destinados a la familia Chavero. Pide la absolución.

La acusación particular mantiene que Delgado actuó movido por «la necesidad de satisfacer su apetito sexual ante su incapacida­d para mantener relaciones sexuales convencion­ales y lograr que las mismas fueran consentida­s por ella». Además de aprovechar­se de su fortaleza física, explica en su escrito de acusación, «despreció la condición de mujer de Manuela llevando a cabo su comportami­ento en la creencia de que, en tanto, hombre, ostentaba una posición de superiorid­ad frente a Manuela, que le permitía someter a esta a su voluntad».

El acusado reconoció durante la reconstruc­ción de los hechos que se llevó a cabo meses después que transportó el cuerpo de la víctima en el interior de la finca en la pala de un tractor hasta su tumba. Luego la cubrió con piedras y arena para que no la encontrara­n ni la sacaran las alimañas.

«Se deshizo de la ropa y el calzado que llevaba puestos Manuela y, tras estos hechos, desarrolló su jornada laboral», añade la abogada de la acusación para quien Delgado entorpeció claramente la investigac­ión los años previos a su detención. Además de la prisión permanente solicita para él otros veinte años de cárcel por detención ilegal y tres más por lesiones psíquicas. El acusado, que se enfrenta a una larga condena, lleva en prisión desde el 20 de septiembre de 2020.

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// EP Eugenio Delgado, custodiado por la Guardia Civil durante la reconstruc­ción del crimen, en septiembre de 2020

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