ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Bruselas prevé una caída del 23% de las pensiones respecto a los salarios con la reforma de Escrivá
La subida de la base máxima diez veces más que la pensión merma la generosidad del sistema
El mantenimiento de la elevada generosidad del sistema público de pensiones español se configura como uno de los principales retos de la Seguridad Social en las próximas décadas, cuando habitarán un aumento significativo del número de beneficiarios con un menor número de trabajadores que sostengan esas rentas con sus cotizaciones. A día de hoy, la pensión media del sistema equivale al 70% del salario medio de la economía –lo que se denomina con la tasa de beneficio–, mientras que la pensión media de los recién jubilados con respecto a su último sueldo se sitúa en el 77%, conocida como la tasa de reemplazo o sustitución.
Sobre ambas magnitudes, la Comisión Europea proyecta una sustancial rebaja del nivel de cobertura que propiciará la renta pública de jubilación en relación a los salarios en nuestro país producto de las medidas aprobadas por el Gobierno en la reforma aprobada entre 2021 y 2023. Concretamente, los técnicos de la Comisión que han validado las proyecciones entregadas por el Ministerio de Economía recogen una rebaja 13 puntos porcentuales de la tasa de reemplazo en el próximo medio siglo (lo que implica una reducción del 17% de la cuantía de la pensión sobre el último sueldo), situándose en el 64%, mientras que la tasa de beneficio caerá en este mismo periodo en 16 puntos porcentuales (un 23% menos) hasta situarse en el 54%.
Tal y como señalan los técnicos de Bruselas en este balance de estado y perspectivas de los sistemas públicos de protección para la jubilación publicado recientemente, la causa principal de esta caída de la generosidad del sistema español responde principalmente a una de las medidas introducidas en la segunda fase de la reforma: el destope de la base máxima de cotización hasta diez veces más que la pensión máxima de jubilación.
El efecto que tendrá esta medida es una rebaja en la proporción entre lo que se aporta (en función de la base salarial) y lo que a la postre se recibe para estos salarios en base máxima, y es el principal determinante de la caída de generosidad prevista, toda vez que el resto de medidas aprobadas imprimen más gasto y no revierten la senda de incremento de las cuantías de las prestaciones, ni por la vía del incremento del periodo de cómputo de la jubilación, ni tampoco por las medidas de alargamiento de la vida laboral –ya que en la mayor parte de los supuestos de retiro prematuro las penalizaciones aplicadas son menores que antes de la reforma–.
Tras un ligero aumento de la generosidad previsto en los próximos años producto de unas revalorizaciones vinculadas a la inflación que seguirán siendo relativamente elevadas y se consolidarán, de 2030 a 2070 se prevé que el coeficiente total de prestaciones de los regímenes públicos de pensiones disminuya, «ya que los salarios crecen a un ritmo superior al de las prestaciones de jubilación». Bruselas prevé que la revalorización de las pensiones se estabiliza en una tasa anual del 2%, inferior a la tasa de crecimiento prevista para los salarios.
La tasa de sustitución sigue la misma dinámica que la tasa de beneficio general, ya que la evolución de la prestación media de jubilación se ve afectada de manera crucial por la evolución de la pensión media inicial, con la diferencia de que el factor de indexación al IPC de las prestaciones de jubilación «siendo el factor clave que contribuye a esta tendencia es la proporción creciente de nuevas pensiones limitadas al umbral máximo, ya que las bases máximas de cotización aumentan rápidamente durante las primeras décadas, mientras que las prestaciones máximas de jubilación crecen menos que los salarios de la economía», explican los técnicos de la Comisión Europea.
Tal y como señala en conversación con ABC el profesor de economía aplicada colaborador de la URJC e investigador asociado de Fedea, Miguel Ángel García, la mayor parte de este ajuste en términos de generosidad – y contributividad– tendrá su origen en el factor crucial por el que mientras la
La prestación pública se reducirá hasta el 54% del salario medio de la economía dentro de 50 años, según el ‘Aging Report’
La caída de generosidad del sistema es la mitad que la prevista con las medidas aprobadas en la anterior reforma del PP de 2013
pensión máxima se revalorizará un 0,115% anual más el IPC a partir de 2025, desde este año la base máxima sigue una senda paralela de incremento de 1,2 puntos porcentuales además de la inflación. «La media de los trabajadores que rebasan los 37 años cotizados entran al sistema con pensiones que equivalen al 96% de su último salario», explica el experto. Por lo que la mayor parte del ajuste se produce en los casos de pensión máxima.
Reducción del ajuste
Con todo, esta reforma aprobada por José Luis Escrivá, el entonces ministro de Seguridad Social, logra minorar sustancialmente la rebaja de generosidad que estimaba la Comisión europea en el anterior ‘Aging’ publicado en 2021. Entonces, con las medidas aprobadas en la reforma del PP de 2013 con el facto de sostenibilidad y el índice de revalorización de las pensiones, la caída prevista de las pensiones respecto a los salarios en la economía general era de 37 puntos porcentuales, mientras que en la pensión sobre el último salario la caída estimada era de 36 puntos. Por lo que la reducción esta cobertura será la mitad tras la reforma aprobada por el Gobierno, también forzado por el nuevo sistema de incentivos para aplazar las decisiones de jubilación, las mejoras en la cobertura de lagunas de cotización y una mayor tasa de crecimiento de la prestación máxima de jubilación.