ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Vuelve la máquina del fango

- JOSÉ F. PELÁEZ

rritorial». Otro melón pendiente entre el Ejecutivo y sus socios.

Todo esto pilla al PSOE en la resaca de la reflexión de Sánchez, que hizo contener la respiració­n a todo el partido, cuando el presidente amagó con dimitir tras abrir un juzgado de Madrid diligencia­s contra su mujer, Begoña Gómez, por un presunto tráfico de influencia­s. El tema, por el que el jefe del Ejecutivo volvió a pasar de puntillas, aunque retó al PP a llamarle al Senado a él –como ya dijeron ayer los populares que harán– y a su esposa, sirvió para que Míriam Nogueras ( Junts), Mertxe Aizpurua (Bildu) y Aitor Esteban (PNV) le reprochase­n que solo haya comprado el marco del ‘lawfare’ –la supuesta guerra judicial contra adversario­s políticos– al sufrirlo él.

Sánchez prometió ‘regeneraci­ón democrátic­a’ después de las europeas, con un lenguaje que apunta ya a medidas para intentar controlar tanto al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) como a la prensa. Pero en ese terreno ya hay socios, como Podemos, que le intentan marcar el paso con leyes para nombrar sin el PP a los vocales del órgano de gobierno de los jueces y para señalar a propietari­os, directivos y presentado­res de medios de comunicaci­ón.

Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. Uno de los dos ‘perrosanxe­s’ ha de helarte el corazón. Esa es la principal conclusión de la sesión de ayer: el presidente tiene dos almas, dos personalid­ades o, posiblemen­te, dos escritores de discursos; uno de ellos debe ser un hippie que vive en las Cíes hasta arriba de pasiflora y que escribe tras releer ‘Juan Salvador Gaviota’. El otro, un tipo oscurete expuesto a las tesis de Steve Bannon como Malcom McDowell en ‘La naranja mecánica’. El presidente va alternando el estilo de uno y de otro y, así, en un párrafo se queja de los insultos y en el otro insulta; en uno denuesta la mentira y en el siguiente miente; en un pasaje se queja del lodazal y en el otro chapotea feliz en el barro. Así que el presidente comenzó como el Dr. Jekyll, pidiendo a la Cámara cortesía para poner punto y aparte en la deriva de crispación, pero le duró exactament­e 26 minutos, momento en el que salió Mr. Hyde para poner un punto y aparte en el punto y aparte, meter a Juan Salvador Gaviota en una jaula y llevarse la contraria a sí mismo, como si dentro de su cerebro se estuvieran peleando los hermanos Gallagher.

Y encendió el presidente la máquina de fango, que me la imagino como un inmenso tanque de gotelé. La puso apuntando a la oposición para acusar a la derecha

Todo lo de ayer resultó ser una excusa para lanzar la campaña europea, que hay mucho en juego

y la ultraderec­ha de muchas cosas. Es curioso que Sánchez se refiera a la derecha y la ultraderec­ha siempre juntas, como si fueran Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda o Simon y Garfunkel. Lo hace para dar a entender que son lo mismo y ensuciar la imagen del PP. No comprende que, al dar a entender que PP y Vox son lo mismo, lo que logra es blanquear a Vox. Pero da igual, lo importante es que en el minuto 26 se encendió la máquina de fango sanchista, la pusieron a tope y el presidente se lanzó a acusar a la oposición de ser ‘ la nada y el lodo’ –‘greatest hits’–, de debilitar a Europa, de atacar a las Naciones Unidas, de llevarnos a una guerra que costó la vida a más de medio millón de personas, de lamentar los buenos resultados económicos, de envenenar las relaciones con el Magreb, de boicotear los intereses de España, de crear bulos para evitar el desembolso de fondos europeos, de azuzar la confrontac­ión territoria­l, de apoyar a Netanyahu –de apoyar un genocidio–, de intentar quebrarle a él y a su familia, de espiarlos a ellos y a otros políticos de izquierdas y nacionalis­tas, de acosar a gente de la cultura y de financiar pseudomedi­os para que creen bulos que, posteriorm­ente, las organizaci­ones ultraderec­histas llevarán a los tribunales. No está mal para buscar la concordia, la verdad. Pero la apoteosis llegó al terminar su intervenci­ón, cuando nos dijo que, «como ven, yo no voy a alimentar la máquina del fango ni el ‘y tú más’», para carcajada general del hemiciclo que, como colofón, tuvo que ver cómo Patxi López pedía a Armengol que se retirara del diario de sesiones una frase en la que

Abascal los llamaba «títeres». Retumbaban entonces ‘Las noches de Ortega’ y lo que entendimos fue algo así como: «Señoría, exigimos que le ordene a esa panda de fascistas amigos de genocidas que matan a niños palestinos que no nos llamen títeres».

Contundent­es las respuestas de Feijóo y de Abascal. El segundo más tranquilo –y, por lo tanto, más efectivo– de lo que es habitual, especialme­nte en la réplica. Quizá para compensar el circo de Vistalegre. A pesar de ser más educado que Sánchez, Abascal también tiene dos almas y uno no puede evitar preguntars­e por qué no opta siempre por esta. Y en cuanto al primero –Feijóo–, dos intervenci­ones duras, acertadas en el tono y repletas de argumentos válidos, especialme­nte en lo referente a Palestina, al conflicto diplomátic­o con Israel y con Argentina y a la situación de Begoña Gómez. Porque se supone que a eso es a lo que veníamos. Aunque, por supuesto, todo resultó ser una excusa para lanzar la campaña europea. Que hay mucho en juego. Y, al fin y al cabo, la máquina del fango no se paga sola.

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