ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
El vértice donde Mad Max reúne gasolina y mitología
‘FURIOSA: DE LA SAGA MAD MAX’
Dirección: George Miller. Intérpretes: Anya Taylor-Joy, Chris Hemsworth, Tom Burke...
Hace 45 años de la primera, ‘Mad Max, salvajes de autopista’, y nueve de la anterior, ‘Mad Max, furia en la carretera’, y llega ahora ésta aún más salvaje y más furiosa. En realidad, la nueva entrega de George Miller es oportunísima: viene a aclarar el panorama general de toda la serie, le da entidad, historia, contexto y olor a saga. Además explica de una manera complicadísima de hacer pero fácil de entender algunos secretos para lleva a la gran pantalla, a la vez, espectacularidad, amenidad, narración y torrente de adrenalina. Como todas las series o sagas que se eternizan, en algún momento tendrá que hincar el pico, pero no va a ser en esta ocasión ni probablemente en la siguiente, porque se queda abierta de par en par y a la espera ya de que entre la próxima.
El espectáculo comienza al mismo tiempo que la película, y con unas agitadas secuencias en las que aparece Elsa Pataki; no es un gran papel y en seguida pasa a la retaguardia de la historia, pero qué bien queda siempre en pantalla. Los protagonistas son la Furiosa del título, que interpreta Anya Taylor-Joy (y también, de niña, la fantástica Alyla Browne), y el villano Dementus, que es el papel que hace Chris Hemsworth, el marido de Pataki, quien, como ella, tampoco queda nada mal en pantalla.
Casi todo es acción a lo grande, y George Miller arma un guion que enlaza por detrás con la anterior, ‘ Furia en la carretera’, y cuenta una aventura que la precede, la explica, o sea, lo que se viene llamando una ‘precuela’, con lo que, de repente, toman sentido general y aclaratorio muchos detalles de todo ese universo posapocalíptico y motorizado. Es envidiable la pericia de este director para las escenas imposibles, con una sinfonía continua de la acción, la destrucción y el movimiento; con mucho sentido en el juego también de los planos cortos, de los rostros, los temperamentos y los pliegues del argumento. Y fabuloso todo su desarrollo, los múltiples detalles y los suaves escalones temporales. Es decir, que, aunque no es una obra que presuma de sutilezas, las tiene y funcionan a pesar de ser casi indetectables entre tanta acción y entretenimiento.
Hay muchos personajes y todos en lucha contra todos, pero la historia nunca te descoloca ni pierde el sentido, ni tampoco un cierto grado, sin exa