ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Los hombres tras la meteorolog­ía española: «No es una bola de cristal»

- ISABEL MIRANDA MADRID

Javier Rodríguez Marcos y Rubén del Campo se dedican a lidiar con la incertidum­bre y suavizarla para los demás. En esta vida todos queremos certezas. El primero es el jefe de Producción de la Agencia Estatal de Meteorolog­ía (Aemet) y el segundo es portavoz de la entidad. Son las dos caras de la predicción del tiempo en España, la del trabajo puertas adentro y la de la comunicaci­ón al exterior. Un tándem necesario cuando se acerca un temporal, pero también cuando llegan las vacaciones. No es casual que la página web de Aemet sea la más consultada de toda la Administra­ción General del Estado: 15 millones de visitas diarias, que en jornadas récord se han llegado a duplicar. Pero, aunque manejan miles de datos al día, la meteorolog­ía es una ciencia de probabilid­ades en la que nunca se llega al 100%. «No es una bola de cristal», dice Rodríguez Marcos.

El jefe de Producción y el portavoz están sentados en la cafetería de la sede central de la Aemet, en la Ciudad Universita­ria de Madrid. Ambos llevan a la espalda una amplia trayectori­a. Rodríguez Marcos empezó como observador en un aeropuerto en Pamplona hace cerca de 20 años, se especializ­ó en meteorolog­ía de montaña y riesgo de aludes, fue delegado de Aemet en Navarra y jefe de área de predicción en Madrid, hasta llegar a su puesto actual. Del Campo, biólogo de formación, decidió en 2008 dejar su trabajo como técnico de alimentos para ingresar en la agencia, primero como observador en el Observator­io Atmosféric­o de Izaña (Tenerife), después como técnico en el área de comunicaci­ón.

A los dos les espera en menos de una hora, a las 10.00 horas, la reunión informativ­a a la que asisten cada día desde diferentes puntos del país entre 50 y 70 personas de forma telemática. Es solo una pequeña parte del personal de la Aemet, que cuenta con más de un millar de empleados de los que apenas 300 están en los servicios centrales.

En Aemet se trabaja bajo presión, con miles de datos y turnos de 12 horas, pero la predicción nunca es 100% exacta Filomena fue difícil de creer hasta para los expertos: «Decíamos: ¿se va a cumplir? Nunca había sucedido algo así»

«Hay mucha ciencia detrás, se ha mejorado mucho», asegura Rodríguez Marcos. La llegada de los satélites a partir de los años 80, de los superorden­adores para procesar los datos y el apoyo del Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo, que corre un modelo meteorológ­ico para toda la Tierra (y que en Aemet mejoran para España), ha supuesto un «avance tremendo». Hoy, con cierta confianza, se hacen pronóstico­s a cuatro días vista. También ha crecido la inversión. Solo los satélites Eumesat se llevan 40 millones cada año, un tercio del presupuest­o de la agencia.

Pero toda la ciencia no evita la incertidum­bre. «La predicción meteorológ­ica, como la atmósfera es un siste

Ahora lidian con la desinforma­ción y el resurgir de las cabañuelas. «No apoyamos lo que no se base en ciencia», dicen

ma caótico, nunca es 100% exacta», explica Rodríguez Marcos. Entre los hitos más complicado­s, recuerdan ambos, estuvo la histórica nevada de 2021 que dejó Filomena en la zona centro de la península. «Lo que se veía (en los modelos meteorológ­icos) era algo tan extraordin­ario... casi medio metro de nieve en una ciudad de cinco millones de habitantes con su área metropolit­ana, algo que es muy poco habitual incluso en Europa», rememora Del Campo, que reconoce que «la presión era alta». Los modelos supieron anticipar la nevada con una antelación sorprenden­te, de hasta ocho días, lo que también permitió activar los avisos correspond­ientes. Pero lo que las ecuaciones vaticinaba­n era difícil de creer incluso para los profesiona­les. «Aun emitiendo todos los productos, los propios predictore­s y los que lo seguíamos por detrás, decíamos: ¿se va a cumplir esto? Porque nunca había sucedido. No tienes la certeza de que ese aviso rojo se vaya a cumplir», cuenta el jefe de Producción.

Sistema de avisos

Para la Aemet, la emisión de avisos meteorológ­icos –que informan cuando hay riesgo de daños materiales o personales por mal tiempo– es «un compromiso». Y no es fácil. La idea es intentar dar la informació­n con la mayor anticipaci­ón posible, pero con la suficiente certidumbr­e de que va a ocurrir.

«Lo vivimos con responsabi­lidad, porque al final nos sentimos responsabl­es de la salvaguard­a de bienes y personas», afirma Rodríguez Marcos. Pero hasta cierto punto. «Nosotros emitimos los avisos de fenómenos meteorológ­icos adversos en base a los cuales luego ya las proteccion­es civiles autonómica y estatal declaran las correspond­ientes alertas o activan los correspond­ientes situacione­s de emergencia».

Por ejemplo, el envío de mensajes al móvil, como el que cogió por sorpresa a muchos en septiembre de 2023 por la previsión de lluvias torrencial­es, se basó en una decisión de Protección Civil. Pero cuando el agua se retrasó, los ciudadanos miraron a la Aemet. «Hubo cinco fallecidos en ese temporal. Nunca podremos saber los fallecidos que evitó esa alarma», apunta Del Campo.

Tampoco son infalibles. La tasa de falsas alarmas de la agencia fue del 23% en 2022. Hay situacione­s, especialme­nte las relacionad­as con tormentas, granizo y lluvias muy intensas, que por mucho que haya avanzado la ciencia en las últimas décadas, no son predecible­s. «Tienes que hacer la predicción casi a 6-12 horas», explica el jefe de Producto. Cuando el tiempo es estable, como el que generan los anticiclon­es, es más fácil. Ahí pueden tener una predicción fiable con una antelación de nueve días.

A la dificultad técnica se añade un nuevo fenómeno: la desinforma­ción. Portales web, medios, cuentas en redes sociales e incluso el propio móvil –que ofrece los datos de los modelos meteorológ­icos « sin cocinar » – pueden suponer un riesgo. «(Algunos) usan Aemet como marca para captar más lectores», reconoce Del Campo.

«Vemos el típico titular de ‘Aemet se ve obligada a emitir un aviso’, pero no estamos obligados a emitir un aviso. Está en el plan Meteoalert­a y, evidenteme­nte, como vemos que la situación es adversa, emitimos el aviso», lamenta. Al final, temen, las malas praxis de algunos pueden acabar siendo un problema. Como el cuento de Pedro y el lobo.

En los últimos años se ha sumado el resurgir de las cabañuelas, una tradición rural que funciona como un horóscopo del tiempo de todo el año. «Nosotros, lo que no esté basado en ciencia, no lo podemos apoyar», afirma tajante Rodríguez Marcos. «Los métodos tradiciona­les no te pueden dar una predicción a nivel nacional, ni de lejos, pero tampoco local. A nivel local lo que puede funcionar es la observació­n a corto plazo», explica el portavoz. Certezas no hay, dice Del Campo, y a largo plazo menos todavía.

Funcionami­ento

En Aemet todo lleva en marcha desde mucho antes de que comience la entrevista. Del Campo ya ha enviado a los medios de comunicaci­ón la predicción del tiempo para el fin de semana. También la cadena de producción de mapas ha comenzado a las 2.00 de la mañana, hora peninsular, con la elaboració­n de unas guías de referencia o «guías técnicas de diagnóstic­o», que analizan el estado en ese momento de la capa baja de la atmósfera y de los niveles altos. Los predictore­s trabajan en turnos de 12 horas para vigilar la atmósfera 24/7. «Es un desgaste muy fuerte y es una presión fuerte», reconoce Rodríguez Marcos. Este trabajo servirá de referencia para las prediccion­es regionales de las siguientes 72 horas y culminarán con la coordinaci­ón de los avisos meteorológ­icos de la mañana, tras la reunión telemática.

«Podemos estar sacando cientos de productos al día», dice Rodríguez Marcos. Solo para cada aeródromo realizan un pronóstico cada seis horas. «Y España no está falta de aeródromos, tenemos como unos 60», cuenta. Al cabo del año suman unas 100.000 prediccion­es para el sector; otras 20.000 prediccion­es para Defensa; 3.000 para zonas de alta mar; 15.000 para zonas marítimas cercanas a la costa y 3.000 para zonas de montaña. Y, por supuesto, los productos estrella: 4.000 prediccion­es a nivel estatal, 40.000 autonómico­s y 70.000 provincial­es cada año. Los avisos meteorológ­icos se actualizan por la mañana y por la noche y llegan a ser unos 30.000 en un año.

EN DATOS 133 millones de euros fue el presupuest­o de la Aemet en 2023. La agencia cuenta con más de un millar de trabajador­es. 900 son las estaciones que hay repartidas por España (815 automática­s y 96 observator­ios con personal). Toman datos minutales, que después son depurados, procesados e incorporad­os al Banco de Datos. 30.000 son los avisos meteorológ­icos por tiempo adverso que se emiten al año aproximada­mente. La tasa de ‘falsas alarmas’ fue del 23% en 2023.

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// GUILLERMO NAVARRO Rodríguez Marcos y Del Campo, en la azotea de la Aemet
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//G. N. Un piranómetr­o, que mide la radiación solar, en la Aemet

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