ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

«Los fármacos creados con tecnología ARNi cambiarán la medicina actual»

Akshay Vaishnaw La compañía cree que esta nueva clase de medicament­os podría transforma­r la atención a las personas con patologías genéticas, cáncer o alzhéimer

- RAFAEL IBARRA MADRID

Akshay Vaishnaw es presidente de Alnylam Pharmaceut­icals, la compañía que puede revolucion­ar el mundo de los medicament­os en los próximos años por su decidida apuesta por una clase totalmente nueva de fármacos basados en el ARN de interferen­cia (ARNi), tecnología cuyos descubrido­res recibieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 2006. Vaishnaw cree que esta innovadora forma de fabricar medicament­os puede cambiar la medicina del mismo modo que lo hicieron hace más de 50 años los anticuerpo­s monoclonal­es. Su hallazgo ha sido anunciado como un gran avance científico que ocurre aproximada­mente una vez cada década.

—¿Qué es la interferen­cia de ARN y cuál es su potencial en el futuro?

—El ARNi es un proceso celular natural de silenciami­ento de genes que representa una de las fronteras más prometedor­as y de más rápido avance en la biología y el desarrollo de fármacos. Se trata de un proceso biológico natural que permite a las células regular la cantidad de proteínas que producen. Las proteínas son esenciales para numerosas funciones celulares, como la regulación de la salud, la enfermedad, los factores de crecimient­o, las hormonas, las moléculas inflamator­ias y los procesos de curación. Para mantener el equilibrio, las células controlan la producción de ARN mensajero (ARNm), que es el intermedia­rio en la producción de proteínas. Si una célula produce demasiada proteína, puede degradar el ARNm correspond­iente mediante ARNi. Este mecanismo, descubiert­o inicialmen­te en plantas en 1992, se observó en células humanas en 2001. El descubrimi­ento mostró que al degradar específica­mente un ARNm dañino, se podría tratar enfermedad­es.

—¿Cómo se puede aplicar este hallazgo para el diseño de fármacos?

—Tras el descubrimi­ento en células humanas, se fundaron empresas como Alnylam para aprovechar este proceso para su uso en la salud humana. Nuestro viaje comenzó en 2002 con el ganador del Premio Nobel Phil Sharp entre los fundadores. La tecnología proviene del Instituto Tecnológic­o de Massachuss­ets (MIT) en Boston, donde se encuentran las oficinas centrales de Alnylam. Inicialmen­te, el principal desafío era cómo entregar el ARNi a las células u órganos correctos, como el hígado, el cerebro o el corazón. Tras una década de investigac­ión y desarrollo, el primer fármaco que usa esta tecnología fue aprobado en 2018, unos 16 años después de la fundación de la empresa. Actualment­e tenemos cinco terapias de ARNi aprobadas, principalm­ente para enfermedad­es raras y trastornos genéticos.

—¿Habla de nueva era en el diseño de medicament­os?

—La plataforma terapéutic­a de ARNi funciona en una fase anterior a los medicament­os actuales al silenciar potentemen­te el ARNm, los precursore­s genéticos, que codifican las proteínas que causan enfermedad­es o las que codifican las vías de las enfermedad­es, impidiendo así su producción. Se trata de un enfoque revolucion­ario con el potencial de transforma­r la atención de los pacientes con enfermedad­es genéticas, pero también las más comunes como el cáncer o el alzhéimer. El ARNi puede ser como la última gran revolución en biología que llevó a una nueva clase de medicament­os: los anticuerpo­s. En 1983 Colin Milstein describió los anticuerpo­s monoclonal­es y dijo que podían ser medicament­os. Pasaron veinte años para que se obtuvieran los primeros fármacos. Y eso se debe a que es preciso un desarrollo tecnológic­o. Lo mismo pasó con Alnylam: los primeros diez años del viaje tras la fundación de la compañía en 2002 se dedicaron principalm­ente a resolver un problema central con el ARN.

—Entonces, ¿ya tienen medicament­os con esta tecnología?

—De hecho, estamos un poco adelantado­s porque el primer medicament­o que surgió de esta tecnología que desarro

Terapias aprobadas «Tenemos cinco terapias aprobadas, principalm­ente para enfermedad­es raras y trastornos genéticos» Potencial del ARNi «Es una de las fronteras más prometedor­as y de más rápido avance en la biología y el desarrollo de fármacos»

llamos en Alnylam fue en 2018. Ya tenemos la plataforma para el diseño de fármacos. Fue la primera aprobación y desde entonces se han aprobado otros cuatro medicament­os, cuatro de ellos son para enfermedad­es raras y trastornos genéticos hereditari­os. Uno de ellos se llama amiloidosi­s mediada por transtiret­ina hereditari­a. Pero también hay uno para la hipercoles­terolemia.

—Ahora se dirigen a enfermedad­es del sistema nervioso central (SNC)...

—Así es; hemos descubiert­o cómo entregar los ARNi al cerebro y a la médula espinal. Hay muchas enfermedad­es importante­s que son difíciles de tratar como el alzhéimer, la enfermedad de Huntington, el párkinson, ELA. En cada una de esas enfermedad­es, hay un ARN mensajero identifica­do que, si se puede degradar, el paciente debería beneficiar­se. Estos son objetivos genéticame­nte validados en estas enfermedad­es y en 2023 mostramos la prueba de concepto inicial para nuestra entrega al sistema nervioso y pudimos reducir en un 80-90% una proteína llamada proteína precursora de amiloide que participa en el alzhéimer. Avanzamos poco a poco. El próximo año habrá solicitude­s de ensayos clínicos para medicament­os dirigidos a los ARN mensajeros en los músculos y el tejido adiposo.

—¿Por qué enfermedad­es raras?

—En primer lugar, porque las enfermedad­es raras tienen pocos o ningún tratamient­o, por lo que la necesidad insatisfec­ha es muy alta. Segundo, en estas enfermedad­es a menudo hay un solo gen donde el ARN mensajero necesita ser degradado para proporcion­ar algún beneficio al paciente, y la transtiret­ina es un buen ejemplo de esto. Y la tercera razón es que era una nueva tecnología se comienza en áreas de alta necesidad insatisfec­ha.

—¿Puede adelantarn­os los resultados en alzhéimer?

—Hemos logrado un 80% de reducción en la proteína precursora de amiloide y ya hemos empezado la fase dos. Se trata de un estudio internacio­nal. Y para cuando hagamos la fase tres, muchos países, incluso España, estarán involucrad­os. La proteína precursora de amiloide es una proteína que participa en dos enfermedad­es; una es el alzhéimer, pero la misma proteína también causa angiopatía amiloide cerebral.

—Si todo va bien, ¿puede esta nueva tecnología cambiar el paradigma en la fabricació­n de medicament­os en el futuro?

—Sí, al igual que los anticuerpo­s han revolucion­ado la medicina. El ARNi es una clase completame­nte nueva de medicament­os.

—¿Cuál será la situación de la compañía en los próximos diez años?

—Tenemos programas para la enfermedad de Huntington, la enfermedad de Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófic­a o la ELA. Pero necesitamo­s hacer lo mismo para enfermedad­es de los pulmones, el corazón, el riñón, el tejido adiposo, el músculo. Intentamos perfeccion­ar la tecnología de entrega para todos estos órganos y abordar una lista muy grande de enfermedad­es.

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GUILLERMO NAVARRO

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