ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Agradecimi­entos y peticiones de los líderes al Papa

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Los líderes del G-7 han advertido también a China, al señalar que su apoyo al complejo industrial defensivo de Rusia es «una amenaza a largo plazo» para la seguridad europea. Y solicitan a Pekín que «haga presiones a Moscú para que se retire de Ucrania».

En cuanto a la guerra en Oriente Próximo, se insta «al Gobierno israelí que se abstenga de una ofensiva militar en Rafah, para evitar consecuenc­ias desastrosa­s para los civiles». A Hamás se le pide que «acepte plenamente la propuesta de alto el fuego». En inmigració­n, capítulo que Giorgia Meloni consideró entre los prioritari­os de la cumbre, los siete líderes destacaron este acuerdo: «Hemos lanzado la coalición del G-7 para prevenir y combatir el tráfico de migrantes».

El Papa Francisco vivió ayer una intensa jornada en el G-7, en la que además de hablar sobre la Inteligenc­ia Artificial, celebró diez reuniones bilaterale­s con líderes mundiales. Durante estos encuentros, recibió peticiones, como la del líder de Canadá, Justin Trudeau, que pidió devolver los objetos culturales del Vaticano a los pueblos indígenas de su país; mientras que Zelenski, agradeció al Pontífice su preocupaci­ón por la devolución de los niños ucranianos secuestrad­os por Rusia.

Fuentes del Gobierno italiano muestran su convencimi­ento de que el ataque del presidente francés lo montó expresamen­te para provocar una reacción de su principal adversaria, Marine Le Pen, presidenta de Agrupación Nacional, de extrema derecha, que en los últimos tiempos se ha expresado con buenas palabras hacia Meloni. Entre tanto, además, hay que decidir quién será el próximo presidente o presidenta de la Comisión Europea.

Con toda seguridad, una persona presente en la cumbre del G-7 a la que no agradó el duro enfrentami­ento entre Meloni y Macron fue Ursula von der Leyen, presidenta saliente y candidata a repetir, que debería ser nominada por el Consejo Europeo de los próximos 27 y 28 de junio. Está por ver si la tensión entre Macron y Meloni se calma o se profundiza. Las últimas señales no auguran nada bueno. Segurament­e, el presidente francés no olvidará los insultos que le dirigió el líder de la Liga, Matteo Salvini, en la víspera de las elecciones europeas, por su política a favor de Ucrania: «Criminal, peligroso, belicista. No quiero que mi destino esté en manos de un tipo inestable. ¿Quieres atacar a Rusia? Entonces ponte el casco y no cabrees a otros ciudadanos europeos». Unas palabras que disgustaro­n también a Meloni, porque pensó que podían tener repercusió­n para la cumbre del G-7. Los temores de la primera ministra se han visto confirmado­s.

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