CON MAYÚSCULAS
Corren tiempos donde los armadores han recuperado el protagonismo que los patrocinadores les robaron en décadas anteriores. La vela no vivió ajena al «globo» económico. Más al contrario parecía que pequeñas empresas o empresarios daban salida al dinero «oscuro» patrocinando el barco propio o de un amigo. Quien no recuerda aquellas bahías de Palma que en plena canícula estival parecían un jardín primaveral, multicolor, plagado de velas coloreadas por logotipos.
Las esquirlas del ladrillo reventaron el globo y ya sólo es primavera en los grandes almacenes, pues las velas son monocromáticas y sin más brillo que el laminado de su tejido. Hay menos velas, menos barcos, pero en los pantalanes los Armadores, con mayúsculas, siguen impertérritos.
Toda aquellas huestes de regatistas, muchos de ellos auténticos llena barcos, cuya motivación era pasear palmito luciendo polo con esponsor, tratando de ser los más guapos, los más simpáticos y los más ruidosos sin soltar el vaso de la mano… ni están, ni se les espera.
Me vienen algunos nombres a la cabeza cuando pienso en los Armadores con mayúsculas, pero me da tanto miedo olvidarme alguno que por el inmenso Respeto, también con mayúsculas, que siempre me han merecido no voy a tratar de citarlos.
Pero me gustaría hablarles de dos. Dispares como el aceite y el vinagre en su planteo deportivo, pero ambos Auténticos Apasionados, con mayúsculas. A Javier Sherck, armador de la saga «Gunter», hace años que tengo el placer de conocerlo. Está disfrutando como nunca. Fiel a su grupo de incondicionales tripulantes, esta temporada ha mantenido en solfa su J-80 y ha disfrutado de los Melges 32 en las Winter Series, ha corrido el mundial de Dragón y ha regateado en S40 durante el Godó. Alquilando o de prestado se lo ha pasado en grande y ha catado otras clases.
Punto y aparte para Eduardo Palatchi, armador del «Tiketitoo», al cual tuve la suerte de ser llamado para competir en el Godó. ¡Gracias Pañales! He vuelto a disfrutar, he vuelto a aprender y he reconocido mi errónea idea de lo que era la clase Wally. Lejos de cuanto creía van a Cuchillo, con mayúsculas. Eduardo está ilusionado con la nueva tripulación formada por un grupo de jóvenes regatistas mallorquines en su mayoría. Tienen muuuuucho recorrido por delante y ojalá logren los resultados que merecen y un no muy buen rating les está negando.
HAYMENOS VELAS, MENOS BARCOS, PERO
EN LOS PANTALANES
SIGUEN ESTANDOLOS ARMADORES
CON MAYÚSCULAS