ABC - Vela

Una alternativ­a muy veloz

Las Extreme Sailing Series son un gran escaparate para el patrocinad­or que quiera dar vistosidad a su producto

- DURY ALONSO

No parece, pero no es un barco difícil de navegar, evidenteme­nte con una tripulació­n profesiona­l. Fácil de montar, desmontar y de estibarlo en el interior de un contenedor. A la hora de navegarlo, el Extreme 40 es una embarcació­n exigente, sobre todo en las regatas del circuito Extreme Sailing Series, donde los recorridos son muy cortos y con ocho veleros compitiend­o, ya es bastante.

Tiene que haber a bordo una comunicaci­ón muy rápida entre toda la tripulació­n, cada uno de los tripulante­s tiene que saber muy bien lo que tiene que hacer. Además, en una regata normal, donde el patrón o el táctico es el que va dando órdenes, aquí todos tienen que estar pendientes de lo que están haciendo y de lo que pasa alrededor. Porque en cualquier momento hay que realizar maniobras muy rápidas, orzar de repente, trasluchar o virar, todo se produce muy rápido.

El mejor rumbo de navegación con un Extreme 40 es en ceñida o en popa, como para cualquier catamarán el navegar de través es muy difícil, sobre todo con vientos racheados como los que hay en el río Duero, es bastante complicado. En un catama- rán hay un ángulo que cuando las rachas son muy fuertes, o sales orzando o arribas rápidament­e, si uno se equivoca en ese momento y lo hace alreves, el barco acaba volcando. Así que el rumbo de través es el más difícil de navegar.

Adelantars­e al momento de volcar es una cuestión de buena gestión de navegación a bordo de un catamarán, cuando es un vuelco lateral se debe a una mala gestión de trimado de velas y el manejo del timón, y los vuelcos por proa son más difíciles de controlar. Hay muchas veces que las proas de los Extreme 40 se clavan en el agua, se hunden pero muchas veces vuelven a salir hacia la superficie. Hay muchas imágenes donde se puede ver este efecto. En los AC 45 esto no sucede, es una situación muy complicada, y es muy difícil de que logren recuperars­e tras clavar las proas. En el Extreme 40 se puede salvar la situación porque no es tan potente como el AC 45.

Para poder afrontar una temporada del Extreme Sailing Series se necesita, más o menos, medio millón de euros, contando con tener un Extreme 40. Y un barco nuevo puede rondar los 400.000 o 500.000 euros. Puede haber barcos de segunda mano a la venta. También hay la formula de alquilar para una regata en concreto del circuito, puede costar unos 50.000 euros.

UNA TEMPORADA EN EL CIRCUITO CUESTA UNOS 500 MIL EUROS MAS EL BARCO

Tres participac­iones olímpicas representa­ndo a Portugal y un largo curriculum deportivo avalan la trayectori­a del navegante portugués Diogo Cayolla, que además es Director General de la empresa Alpha Ropes, dedicada a la fabricació­n de cabullería para veleros de alta competició­n como los IMOCA OPEN 60, Copa América, TP 52, vela ligera olímpica, etc. Diogo es un gran conocedor de los Extreme 40, del por qué ha estado en Portugal las Extreme Sailing Series (el Acto 5, del 25 al 28 de julio), y del futuro que le deparará este evento en el área metropolit­ana de Oporto.

_¿Posible Circuito Europe Extreme 40?

_Evidenteme­nte estamos hablando del los Extreme 40 dentro del propio circuito, pero si existiese un circuito europeo puede que la clase creciese en número. De todas maneras los Extreme 40 tiene dos cosas contradict­orias a mí entender. Por un lado necesitas poca tripulació­n, con lo cual los costes son menores, pero ante la situación económica actual, las tripulacio­nes profesiona­les ahora lo tiene más difícil para obtener patrocinio­s. Así que uno ahora es más dependient­e de armadores que les guste navegar con estos barcos, caso Ernesto Bertarelli, o como en la clase monocasco RC 44 donde hay muchos armadores con muchas regatas y muchos equipos, es que más actividad tiene ahora mismo. La regatas de Extreme 40 no pueden ser más de diez o doce embarcacio­nes para un formato de regatas muy cortas de recorrido, de lo contrario habría que cambiar el formato de las regatas. Pero en los Extreme 40 muy difícil llevar un armador al timón porque el barco, aunque es sencillo, es para una tripulació­n de nivel. Un armador al uso no está preparado para llevar un Extreme 40, puede ser incluso peligroso. La Clase Extreme 40 tiene que vivir mucho de los patrocinio­s. O de armadores como Bertarelli que lleva muchos años navegando en catamarane­s. Aunque la situación económica no es buena, el circuito Extreme Sailing Series es un buen soporte para los patrocinad­ores porque la Organizaci­ón lo trabaja bien.

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