LA TELE QUE LOS PARIÓ
Muchas promesas incumplidas por el mandamás del Oracle Team USA Sir Russell Coutts, cuando anunciaba la nueva era de la Copa América, al poco de arrebatarle la Jarra de las Cien Guineas al «Alinghi», tras una edición a cara bajo el Deed of Gift original. Es decir, a cara de perro. Sin acuerdos y bajo el libre albedrío que permite ese documento centenario. Fue la segunda vez que competía un multicasco. La anterior fue otro desafío poco amistoso que el neozelandés Michael Fay lanzó a Dennis Conner, en 1998. En la segunda copa multicasco, «Alinghi» optaba por un catamarán con velas tradicionales, mientras «Oracle» armaba un trimarán con vela rígida.
QUE EL PROGRAMA DE REGATAS DEPENDA DE LA TELEVISIÓN ES UN ERROR
Y tanto le gustó al sir, que apostó fuerte, y prometió que la espectacularidad de estos barcos ofrecía una oportunidad inédita para la realización televisiva. Los barcos son espectaculares, pero las regatas han sido sosas de narices, por más cámaras que pudieran elegir para ofrecernos planos variados y supuestamente interesantes. Cuando veo una carrera de motos o F1 me la sopla la cara del piloto o los gestos de sus manos. Me gusta ver los vehículos, sus trazadas, sus frenadas, detalles técnicos (neumáticos, suspensiones…) y sobre todo adelantamientos.
La limitación del campo de regatas, recorridos cortos de una sola ceñida, salidas y llegadas al través, y estos barcos, ha resultado una sosa combinación. Porque la velocidad es una cosa y la competitividad es otra. Suerte de la veintena, si veintena, de cámaras empleadas, y de unos gráficos que para si quisieran muchas retransmisiones depor-
tivas. Pero demasiado primer plano de grinders, y pocos planos que nos permitieran ver detalles técnicos o tener una perspectiva amplia de cómo iba la cosa. Porque al final, los aficionados al deporte que veían las regatas seguían sin enterarse de casi nada, y nosotros con ganas de más. Por si fuera poco, todo el programa deportivo ha estado condicionado al acuerdo de retransmisión de las regatas en directo en una cadena norteamericana. Y eso es mucho decir. Escuchar las explicaciones del director de regata tras cancelar algunas pruebas, pura milonga. Necesitamos que las regatas de vela se televisen, pero hay que ser realistas. Para una cadena es un suicidio incluir en parrilla retransmisiones en directo. Esto no es una carrera ni un partido que comienzan puntualmente. Que el programa de regatas dependa al cien por cien de las retransmisiones, me parece un error.