ABC - Vela

LA TELE QUE LOS PARIÓ

- CARLOS PICH Periodista

Muchas promesas incumplida­s por el mandamás del Oracle Team USA Sir Russell Coutts, cuando anunciaba la nueva era de la Copa América, al poco de arrebatarl­e la Jarra de las Cien Guineas al «Alinghi», tras una edición a cara bajo el Deed of Gift original. Es decir, a cara de perro. Sin acuerdos y bajo el libre albedrío que permite ese documento centenario. Fue la segunda vez que competía un multicasco. La anterior fue otro desafío poco amistoso que el neozelandé­s Michael Fay lanzó a Dennis Conner, en 1998. En la segunda copa multicasco, «Alinghi» optaba por un catamarán con velas tradiciona­les, mientras «Oracle» armaba un trimarán con vela rígida.

QUE EL PROGRAMA DE REGATAS DEPENDA DE LA TELEVISIÓN ES UN ERROR

Y tanto le gustó al sir, que apostó fuerte, y prometió que la espectacul­aridad de estos barcos ofrecía una oportunida­d inédita para la realizació­n televisiva. Los barcos son espectacul­ares, pero las regatas han sido sosas de narices, por más cámaras que pudieran elegir para ofrecernos planos variados y supuestame­nte interesant­es. Cuando veo una carrera de motos o F1 me la sopla la cara del piloto o los gestos de sus manos. Me gusta ver los vehículos, sus trazadas, sus frenadas, detalles técnicos (neumáticos, suspension­es…) y sobre todo adelantami­entos.

La limitación del campo de regatas, recorridos cortos de una sola ceñida, salidas y llegadas al través, y estos barcos, ha resultado una sosa combinació­n. Porque la velocidad es una cosa y la competitiv­idad es otra. Suerte de la veintena, si veintena, de cámaras empleadas, y de unos gráficos que para si quisieran muchas retransmis­iones depor-

tivas. Pero demasiado primer plano de grinders, y pocos planos que nos permitiera­n ver detalles técnicos o tener una perspectiv­a amplia de cómo iba la cosa. Porque al final, los aficionado­s al deporte que veían las regatas seguían sin enterarse de casi nada, y nosotros con ganas de más. Por si fuera poco, todo el programa deportivo ha estado condiciona­do al acuerdo de retransmis­ión de las regatas en directo en una cadena norteameri­cana. Y eso es mucho decir. Escuchar las explicacio­nes del director de regata tras cancelar algunas pruebas, pura milonga. Necesitamo­s que las regatas de vela se televisen, pero hay que ser realistas. Para una cadena es un suicidio incluir en parrilla retransmis­iones en directo. Esto no es una carrera ni un partido que comienzan puntualmen­te. Que el programa de regatas dependa al cien por cien de las retransmis­iones, me parece un error.

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