ABC - Vela

A VUELTAS CON LA VELA OCEÁNICA

- JOSE LUIS SUEVOS BARRERO Armador asturiano

MIS BUENOS DESEOS A ALEX PARA QUE TRIUNFE EN LA RUTA DEL RON Y ENCUENTRE PATROCINIO PARA LA VENDÉE

Tres regatas oceánicas nos ocupan la actualidad velística de este último trimestre del año. La Volvo Ocean Race, que ya lleva casi un mes de singladura y en la que participa un barco español, el «Mapfre»; la Ruta del Ron, que une Saint Malo con la isla caribeña de Guadalupe y en la que el «Tales» lleva en su caña al catalán Alex Pella; y la Barcelona World Race, con media docena de españoles en sus barcos. Una vela oceánica muy de moda a causa de la desidia que existe en unificar las clases en el crucero español. Los grandes regatistas se enrolan en regatas en las que pueden competir en tiempo real y no en esas clases «tortillera­s» en las que se pueden hacer toda clases de trampas sin que nadie diga nada.

En España, por desgracia, ya no tenemos patrocinad­ores que apuesten fielmente por nuestra flota. Se han terminado los circuitos, que antaño eran la envidia del mundo. Muchos le echan las culpas a la ausencia del Rey Juan Carlos, pero esos mismos que se sacuden las «pulgas» son los que han acabado con la gallina de los huevos de oro. Véase como muestra la «cagada» de los «Nachos», que acabaron con el Circuito MedCup al haber despreciad­o y maltratado a un patrocinad­or como Audi.

Parece ser que los catalanes se aferran al clavo ardiendo de la Fundación para la Navegación Oceánica de Barcelona, para seguir imprimiend­o un carácter internacio­nal a la vuelta al mundo a dos y sin escalas. Lo consigan o no, es cuestión de tiempo, pero al menos están organizado­s y procuran tener calidad en sus salidas. También, nuestros regatistas solitarios andan como locos por conseguir un patrocinio para poder regatear en la Vendée Globe con garantías, pero hasta eso nos hemos cargado, al no haber gestionado nada bien mediáticam­ente el proyecto millonario que Acciona puso encima de la mesa a Buby Sansó. Se despreció a la Prensa española y, encima, se hundió el barco haciendo el segundo gran ridículo de la historia de la vela pesada española.

Lo de la Volvo Ocean Race no puede ser más monótono. Con monotipos se puede regatear en muchas regatas, pero no en una vuelta al mundo. Al menos, habría que haber dejado un poco la mano abierta para poder hacer alguna rectificac­ión propia. ¿Acabaremos también con la vela oceánica? Apuesto a que sí.

Desde aquí le mando un abrazo grande a Alex Pella, que con su dinero ha montado esta aventura de la Route du Rhum, y no ceja en el empeño de embarcarse en la vuelta al mundo en solitario, que parte el año que viene.

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