ABC - Vela

CLÁSICO DESCONTROL

- JAUME SOLER ALBERTI Periodista

Entre las regatas de crucero convencion­ales podríamos contar con los dedos de una mano, y hasta nos sobrarían, flotas de un nivel mínimo para no acabar siendo regatas sociales y locales, que así son la mayoría. Esto por un lado.

Luego están las regatas de vela clásica y de época, que cada año nace una nueva, no sé muy bien porqué pero aparecen como setas, pero en las que, sinceramen­te, no acabo de pillarles el tranquillo del todo. Más que regatas, en mi opinión, son más eventos de exhibición y exhibicion­ismo que de otra cosa. Todo es muy bonito, pero le falta algo, no sé muy bien el qué, pero algo le falta punch. Si en los cruceros convencion­ales encontramo­s mil y una diferencia­s, en los clásicos creo que sería imposible de enumerarla­s. Al final, siempre ganan los mismos. Me contaba estos días un regatista durante la Semana Clásica de Puerto Sherry que en una de las jornadas había ganado un barco en concreto, y que con el rating que tenía, era imposible hacer nada. Esto también pasaba en los cruceros corrientes, y no dudo que estará todo este tema muy estudiado y pensado para que sea lo más justo posible, pero al final, estas regatas son más para el disfrute visual y el de los propios regatistas participan­tes, más que de una competició­n deportiva. Y es que siempre le están dando vueltas de si fue el barco en el que Rainero de Mónaco y Grace Kelly pasaron su noche de bodas o si el otro fue el barco en el que había navegado Alfonso XIII o Don Juan. Que sí que está muy bien para la prensa rosa, pero es que ya las anécdotas son siempre las mismas.

Está por ejemplo la Puig Vela Clàssica Barcelona, que no es más que un evento de relaciones públicas para la marca de

LAS REGATAS DE CLÁSICOS SON MÁS PARA EXHIBICIÓN QUE PARA COMPETICIÓ­N. SIEMPRE GANAN LOS MISMOS

perfumes que es quién paga la fiesta. Da igual el resultado, pero es un encuentro más social que otra cosa, y por supuesto muy legítimo. Este año ha aparecido como por arte de magia una regata de los 15m en Sotogrande, extraña donde las haya, en un sitio sin tradición alguna, pero sí le ha servido a un peculiar personaje que manda en el «Hispania» para hacerle un feo a Puerto Sherry, que fue quién más le ayudó cuando deambulaba sin rumbo tras salir por patas de Mallorca. En Baleares hay dos clásicas más que ya se celebran casi por mimetismo, la del Club de Mar y la Copa del Rey en Menorca, que un año la apellidan Panerai y el otro Repsol. Pero la que probableme­nte sea la regata más pura y auténtica entre los Clásicos, a lo mejor porque no tiene el vicio de las otras, es la Copa Gitana en la ría de Bilbao, la decana por excelencia con sus 114 años de historia.

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