ABC - Vela

FORTES FORTUNA ADIUVAT!

- SERGIO W. SMIT

n año más he acudido a la cita, casi obligada, de la Copa del Rey de Vela, que se celebra en la bahía del Palma todos los años durante la primera semana de agosto. Si bien en un principio ya se atisbaba que su magnetismo no iba a ser el de otras ediciones, llegando a pensar en dejar en blanco mi particular casillero, decidí comprobar si mis sensacione­s eran correctas en vez de guiarme por una imagen popular, que al final ha coincidido en un porcentaje bastante elevado.

Pese a que es verdad que el factor sorpresa de esta regata hace años que ya no me acontece, su energía casi siempre me ha cautivado. En esta ocasión mi percepción ha sido que la intensidad de la competició­n por excelencia del calendario de vela español ha disminuido hasta niveles de regata de club.

Una buena regata de club pero simplement­e eso. Me ha sorprendid­o que en una edición donde se ha magnificad­o el número de inscritos se hayan vivido sensacione­s tan pobres en algunos campos de regatas donde se daban salidas con muy pocas unidades. Tan sólo un par de clases han gozado del alma de lo que realmente era la Copa del Rey de Vela, la regata de referencia del Mediterrán­eo y que ahora ha cedido su protagonis­mo a eventos náuticos como la Middle Sea Race de Malta o la Giraglia en Saint-Tropez.

A nivel turístico, su eficiencia como herramient­a de marketing se ha descuidado, mermando, siendo solo soportada por la presencia del Rey de España. Un sensor que ha demostrado este retroceso se ha visto en las salas de prensa de los últimos años donde el porcentaje de medios de comunicaci­ón dedicados a las crónicas del corazón ha ido creciendo, superando con creces al de los medios deportivos.

No podemos obviar que esta regata tiene una naturaleza social muy importante, pero su particular equilibrio se ha ido fracturand­o en los últimos años, dejando toda la responsabi­lidad del sustento de este evento a la figura de los Reyes, tanto el Emérito como el vigente. Un peso que tarde o temprano es posible que no quieran asumir, corriéndos­e el riego que la regata entre en una espiral descendent­e como la que sufrió la Copa de la Reina y de la cual aún hoy está sudando para lograr salir de ella.

La Copa del Rey de Vela tiene que que lograr resucitar su interés deportivo, ayudándolo y potenciánd­olo. Como se dice en latín « Errare humanum est » , errar es de humanos, pero rectificar es de sabios.

Es el momento que los líderes de la Copa del Rey de Vela sean valientes, vuelvan a sentar las bases del evento y actualizar objetivos para que la regata vuelva a ser la identidad de marca de una ciudad, una isla y un país.

ULA COPA DEL REY SE HA CONVERTIDO EN UNA BUENA REGATA DE CLUB, PERO SIMPLEMENT­E ESO

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