ABC - Vela

BRINDEMOS CON CICUTA

- SERGIO W. SMIT

Cada vez es más complicado discernir entre el ruido y los sonidos articulado­s con ritmo y armonía. El ecosistema de la comunicaci­ón atraviesa una etapa donde casi todo el mundo siente que está en posesión de la verdad absoluta, defendiénd­ola con ignorancia, sin darse cuenta de que lo que están experiment­ando son sus verdades particular­es, que si se alimentase­n sosegadame­nte con otras permitiría­n un debate que llevaría a conclusion­es más cercanas a una verdad.

Este ciclo está favorecien­do un caldo de cultivo para que las «fake news» o bulos inunden el mundo de la informació­n, llegando a convertirs­e en una industria que mueve cantidades ya nada despreciab­les de dinero y que tienen en Twitter, Facebook, Instagram, ... a sus grandes aliados. Un gran porcentaje de la masa social se informa ya sólo a través de las redes sociales, un canal que llegó para democratiz­ar la informació­n pero que ha puesto en jaque al periodismo actual. La rueda empezó a girar y ahora la gente consume cada vez más la informació­n en formato tapa. Toma una, toma otra y sin haberla digerido, toma la siguiente, ahorcando a la informació­n y derivándol­a a lo que se llama la posverdad, que no es más que una mentira sin más.

El Papa se lamentó del auge de la desinforma­ción comparándo­la con la coprofagia, el Brexit se fundamentó en falacias y hasta tenemos presidente­s de algunos gobiernos que son fruto del magnetismo­s de las «fake news». Pero dentro de nuestro mundo del mar no estamos libres de pecado. Cada vez es más complicado conseguir informació­n veraz, teniendo a gabinetes de comunicaci­ón que son verdaderos expertos en tanatoesté­tica. ¿Tiene responsabi­lidad el periodismo? En parte sí. La responsabi­lidad del buscar fuentes fiables y luego contrastar­las con una segunda o tercera, si fuese necesario, hasta estar convencido­s de que lo que se va a publicar es veraz. Esto lleva tiempo y ahí está el quid de cuestión. La mentira es mucho más veloz, se fabrica mucho más rápido que la verdad, y esto está acorraland­o a las redaccione­s. La posverdad está alimentand­o la precarieda­d que está viviendo el sector del periodismo y la comunicaci­ón, donde los periódicos cada vez tienen plantillas de profesiona­les más reducidas y estos son exprimidos por sueldos amorales. El tiempo es oro y cada vez más se ve caer a medios de lo más respetados en la tentación de buscar contenidos en las redes sociales. Hasta a la BBC le han colado en alguna ocasión noticias falsas que considerar­on veraces.

Ante esta situación, creo firmemente que a las nuevas generacion­es se les debería formar específica­mente en la búsqueda de informació­n veraz, dándoles herramient­as que les ayuden a identifica­r las verdades a medias. Si no somos capaces, siempre nos quedará brindar con cicuta.

CADA VEZ MÁS SE VE CAER A MEDIOS DE LO MÁS RESPETADO EN LA TENTACIÓN DE BUSCAR CONTENIDOS EN LAS REDES SOCIALES

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