LOS JUEGOS DE LA ILUSIÓN
Estamos ya en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. En esta ocasión el ciclo olímpico ha sido de cinco años, un hecho excepcional e histórico, ya que nunca había ocurrido que hubiera una Olimpiada, que no fuera de cuatro años. Sí hubo anteriormente tres suspensiones debidas a la dos Guerras Mundiales: Berlín 1916, Tokio 1940 y Londres 1944.
La sombra de la duda de si se suspendería o no nuevamente Tokio 2020 debido a la pandemia ha estado rondando durante todo el último año, una vez el COI y el Comité Organizador decidieran aplazarlos un año. Que en 2020 era imposible que se llevaran a cabo era una evidencia, y que se celebraran en 2021 tampoco se dilucidó hasta hace pocas semanas. Ahora a parece imposible que esto ocurra.
El equipo olímpico español llega muy fuerte y con mucha ilusión después que en los últimos campeonatos del mundo y Europa los resultados hayan sido muy buenos en gran parte de las clases.
Los más optimistas hablan de la posibilidad de cinco medallas y tres diplomas, pero hay que ser cauto, ya que en Sídney 2000 también se llegaba con un equipo muy potente y con teóricas garantías de éxito, y nos volvimos de vacío.
Las regatas de los Juegos Olímpicos son distintas a todas. Hay muy pocos participantes por clase, si lo comparamos con otras regatas internacionales, y cualquier error se pueda acabar pagando caro. Además la presión psicológica es muy grande y saber gestionarla es fundamental. Gana el mejor en el agua, pero también el más fuerte mentalmente, que esto nadie lo olvide.
En este ciclo olímpico el equipo llega a Tokio con mayor estabilidad al haber tenido un año más de tiempo para prepararse para ello. Los resultados deportivos en este tiempo han sido satisfactorios en prácticamente todas las clases; la Federación se ha volcado con todos sus medios para que esto fuera así, antes y después de las elecciones, en las que algunos temían que los nuevos entrarían como un elefante en una cacharrería, y luego se ha demostrado que lo único que han dado es apoyo al cien por cien al trabajo realizado hasta el momento.
En estos casos la calma es fundamental, y el presidente entrante, Javier Sanz y su equipo, han dado muestras de tranquilidad y así lo han transmitido a todos los departamentos, donde no se ha movido ni una línea de la ruta marcada por cada uno de sus responsables.
Es por ello, y aunque sean unos Juegos extraños debido a las circunstancias, son los Juegos de la ilusión, y esto ya es muy importante, para después conseguir el éxito. Esperemos que así sea y volvamos de Tokio con metales.
EL EQUIPO LLEGA MUY FUERTE Y CON MUCHA ILUSIÓN DESPUÉS QUE EN LOS ÚLTIMOS MUNDIALES Y EUROPEOS LOS RESULTADOS HAYAN SIDO MUY BUENOS EN GRAN PARTE DE LAS CLASES