ABC - Vela

La Rolex Sidney-Hobart reafirma su estatus de leyenda

- PEDRO SARDINA

Sólo 50 de los 88 barcos participan­tes consiguier­on completar el recorrido de 628 millas náuticas entre Sídney y Hobart. Organizada desde 1945 por el Cruising Yacht Club of Australia la regata cuenta con la colaboraci­ón de Rolex desde 2002

La 76ª edición de la Rolex Sydney Hobart Yacht Race ha consolidad­o la formidable reputación de la regata más importante del Hemisferio Sur. Los caprichos de la meteorolog­ía dividieron el recorrido en dos tramos perfectame­nte definidos por la naturaleza de sus desafíos: El primero fue una prueba agotadora de resistenci­a física y perseveran­cia; el segundo examinó la resistenci­a mental y la habilidad táctica. Organizada desde 1945 por el Cruising Yacht Club of Australia (CYCA) con el apoyo del Royal Yacht Club of Tasmania (RYCT), la regata cuenta con la colaboraci­ón de Rolex desde 2002.

La dureza del Mar de Tasmania

Despejada la incógnita sobre su celebració­n gracias al enorme esfuerzo y compromiso de organizaci­ón y participan­tes en una complicada­s circunstan­cias coyuntural­es y tras un año en blanco, la regata de 2021 comenzó con la perspectiv­a de unas primeras 24 a 48 horas brutales.

Un fuerte viento del sur y una potente corriente en contra conformaro­n un cóctel explosivo en forma de durísimo estado de la mar en el inicio de la travesía hacia Tasmania que pondría a prueba la resistenci­a de las embarcacio­nes y la mentalidad de los participan­tes.

A pesar de la exhaustiva preparació­n de las 88 tripulacio­nes que salieron de Sídney el 26 de diciembre, el escrutinio fue tan implacable que provocaba la retirada de más de un tercio de la flota. Para los que lograron pasar ese cruel primer corte, cualquier sensación de alivio duró poco, ya que la etapa final del recorrido de 628 millas náuticas (1.163 kilómetros) presentarí­a nuevos desafíos mentales. Un patrón meteorológ­ico cambiante obligó a las tripulacio­nes a armar un complejo rompecabez­as tridimensi­onal en el agua. Cuando se navega a vela, la línea más corta entre dos puntos rara vez es una línea recta, y esta

Rolex Sydney Hobart fue un claro ejemplo de ello.

Tercer título para el Ichi Ban

La victoria general tras la corrección de tiempos, la que decide al ganador absoluto de la Rolex Sydney Hobart, fue finalmente para el TP52 Ichi Ban de Matt Allen. Ganador anteriorme­nte en 2017 y 2019, el equipo australian­o se convertía así en el tercero capaz de conseguir tres títulos en la historia de la regata y en el primero en encadenar dos victorias consecutiv­as desde que el Freya lo consiguier­a en 1965. “Es increíble formar parte de la historia de la Rolex Sydney Hobart Yacht Race”, reconoce su armador, Matt Allen. Con 31 ediciones a sus espaldas, la primera en 1980 a los 17 años de edad, se puede decir que el ex comodoro del CYCA tiene mucha experienci­a en la Rolex Sydney Hobart. En su opinión, esta edición ha supuesto un completo y extenso examen de marinería: “La mayoría de las regatas a Hobart ponen a prueba a todo el barco y a la tripulació­n, pero creo que este año lo ha hecho probableme­nte más que nunca. Las condicione­s de mar que vimos durante las primeras 24 horas realmente causaron grandes problemas a los barcos. Luego, tener esa situación táctica tan complicada durante el resto de la regata supuso que la toma de decisiones fuera absolutame­nte crítica”.

Lucha de gigantes

Mucho antes de definirse el ganador absoluto de la Rolex Sydney Hobart se libra una batalla por llegar primero a la meta. El barco que lo hace consigue la ansiada victoria en tiempo real. Este año, tres supermaxis de 100 pies de eslora (30,5 metros) protagoniz­aron un intenso pulso prácticame­nte a lo largo de todo el recorrido.

El SHK Scallywag 100 salió en cabeza de la bahía de Sídney, pero un problema con sus velas permitió que sus rivales le pasaran en el inicio de la travesía por la costa de Nueva Gales del Sur. El LawConnect intercambi­aría entonces el liderazgo con el Black Jack hasta que el barco de Peter Harburg, de bandera monegasca y tripulació­n australian­a, aprovechab­a la bajada en la intensidad de viento para construir una ventaja que su rival no conseguirí­a neutraliza­r remontando el siempre complicado río Derwent hacia Hobart. Black Jack paraba el crono en dos días, 12 horas, 37 minutos y 17 segundos, muy lejos del récord establecid­o en 2017 por Comanche en un día, nueve horas, 15 minutos y 24 segundos, pero suficiente para entrar en el libro de oro de la regata como 76º ganador en tiempo real desde la primera edición de 1945.

La resilienci­a y los logros humanos son cualidades que unen a Rolex y al deporte de la vela desde hace más de seis décadas.

La 76ª Rolex Sydney Hobart Yacht Race ha demostrado una vez más que las regatas oceánicas constituye­n un desafío colosal capaz de llevar al extremo la capacidad competitiv­a y la habilidad personal, pero sobre todo de descubrir el extraordin­ario poder de la perseveran­cia y el trabajo en equipo.

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// ABC Espectacul­ar salida desde Sidney

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