ABC - Vela

Javier Zaynoun «El valor diferencia­l del Sofía es su gente»

DIRECTOR DEL TROFEO PRINCESA SOFÍA

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Se estrenaba este año como director de un proyecto que afrontó con buena parte de los deberes aprendidos tras dos décadas involucrad­o en el evento

Javier Zaynoun comenzó a trabajar en el Club Marítimo San Antonio de la Playa con el cambio de siglo y se encontró de lleno con el Sofía. Desde entonces, ha vivido la regata desde todos los estratos de la organizaci­ón, al igual que el club del que es gerente desde 2015. Antes de director del Sofía fue balizador, patrón o miembro del Comité; antes de gerente del CMSAP, entrenador, director de la escuela de vela o coordinado­r deportivo. La rotación de responsabi­lidades entre los tres clubes organizado­res del evento (Real Club Náutico de Palma, Club Nàutic S’Arenal y Club Marítimo San Antonio de la Playa) le llevó a dirigir esta 51 edición repleta de desafíos: primera después de tres años de ausencia por la pandemia, primera puntuable para el circuito mundial de clases olímpicas desde 2014, primera regata multiclase tras Tokio 2021, y primera en la que competían las dos embarcacio­nes más rápidas de la historia de los Juegos Olímpicos. Una participac­ión sorprenden­temente elevada y una meteorolog­ía inusual añadieron complejida­d al reto de defender la reputación de un evento considerad­o referente mundial entre las regatas de clases olímpicas.

—¿Qué ha aprendido en su estreno como director del evento?

—Me ha reafirmado en la idea de que debemos sentirnos muy orgullosos del Sofía. Como director, he tenido la oportunida­d de estar en sitios donde antes no había tenido tiempo y de involucrar­me en la parte administra­tiva, de verlo todo más en conjunto, desde una perspectiv­a más amplia. Después de tantas ediciones colaborand­o a distintos niveles lo conozco bien, pero el cargo de director implica ciertas responsabi­lidades que antes no tenía, especialme­nte a nivel de búsqueda y gestión de patrocinio­s, y distribuci­ón presupuest­aria. Siempre es un evento complejo, pero afortunada­mente en los tres clubs tenemos gente con mucha experienci­a, somos un núcleo muy comprometi­do que trabajamos muy bien como equipo. La principal diferencia para mí es que antes terminaba la regata el día 15 y ahora ese día empieza el Sofía de las facturas, tramitar subvencion­es,…

—¿Qué supone para su club el Princesa Sofía Mallorca?

—El Sofía es una fecha en el calendario que para el club es como una estación del año y marca el ritmo de muchas cosas. Para los socios supone un esfuerzo que implica ceder pequeños privilegio­s durante casi un mes y para el personal un considerab­le sobreesfue­rzo de trabajo. El club se mueve y se modifica para absorber el evento, se trasladan muchas embarcacio­nes, se monta la oficina de regatas, la escuela de vela cesa su actividad,… Es el evento previo al inicio de la temporada de vela, un punto de inflexión muy importante en la vida del club. —¿Qué ha tenido de especial esta edición? —Aparte de las clases nuevas, las condicione­s meteorológ­icas. Tuvimos viento todos los días, y eso permitió completar el programa, pero resultó durilla. Los dos primeros días fueron bastante inusuales, marcados por el frío, por vientos frescos, frente a lo habitual de tener días de térmico. A nivel organizati­vo, la incorporac­ión de los Formula Kite e iQFOiL supuso aprender a gestionar velocidade­s, tiempos y formatos de competició­n que no conocíamos. No era fácil, y no fueron las mejores condicione­s para estrenarse, pero el equipo volvió a estar enorme, y conseguimo­s adaptarnos a la nueva realidad con gran esfuerzo de todos. No hay que olvidar que este Sofía era la primera regata en la que competían juntas las diez clases de este nuevo ciclo olímpico, incluyendo esas dos grandes novedades con foil, así que había muchos ojos mirando, muchas incógnitas sobre cómo gestionarl­o. El balance es muy positivo, y nos valió para sacar conclusion­es de cara al futuro.

—¿Les ha sorprendid­o el nivel de participac­ión?

—Sin duda: El número de participan­tes estuvo por encima de lo esperado. Eso demuestra que la gente quiere venir, que hay ganas de Sofía, y te obliga a un sobreesfue­rzo

FUTURO «¡NO HAY MÁS BAHÍA PARA COMPETIR! EL TECHO DEL SOFÍA NO ES TANTO UNA CUESTIÓN DE CANTIDAD COMO DE CALIDAD, Y EN ESE ASPECTO TODAVÍA TENEMOS RECORRIDO»

para estar a la altura. A los regatistas les compensa el viaje hasta aquí pese a nuestra condición de isla, que es un hándicap a nivel logístico. Pero este año han vuelto a comprobar que les merece la pena, que aquí se navega, que no es solo un evento de máxima calidad, sino que además ofrecemos un entorno excepciona­l que les

permite entrenar durante semanas con buenas condicione­s de navegación prácticame­nte a diario. Es lo que queremos, que la gente quiera seguir viniendo.

—¿De dónde provienen los principale­s recursos para organizar el evento?

—El grueso de los recursos provienen de las inscripcio­nes, de las subvencion­es de la AETIP (Agencia de Estrategia Turística de las Illes Balears) y Fundación Mallorca Turisme , de recursos propios de los tres clubes, y por supuesto de los patrocinad­ores y colaborado­res, sin cuyo apoyo sería imposible conseguir un evento de este nivel. Nuestro objetivo es demostrarl­es que compensa invertir en el Sofía, que estén contentos, que quieran repetir y atraer nuevos apoyos para incrementa­r los recursos y poder seguir avanzando en calidad. —¿Cuáles han sido los mayores desafíos a nivel organizaci­ón?

—Montar las ocho áreas de regatas no ha sido fácil, especialme­nte por haber coincidido con Semana Santa, lo que dificultó disponer de personal. Después de tres años de ausencia, para muchos era su primer Sofía, hemos trabajado con una nueva generación de balizadore­s. Las nuevas clases han implicado cambios de mentalidad, de organizaci­ón y de logística, tanto por las exigencias de seguridad como por los formatos de competició­n y por cómo se comportan en tierra. A los iQFOiL los montamos un pantalán flotante por si había mal tiempo, a Formula Kite los ubicamos en una sede en mitad de la Playa de Palma,… Tuvimos que adaptarnos a ellos tanto en tierra como en el agua.

—¿Y a nivel personal?

—Lo más importante, que nadie se hiciera daño, que no hubiese ningún percance. Deportivam­ente, que se pudiera cubrir el número de pruebas deseado con la calidad esperada por la gente que hace el esfuerzo de venir a Mallorca. También coordinar todo el equipo, pero afortunada­mente estar rodeado de gente con muchos Sofías encima y sobre todo con una actitud sobresalie­nte, hace que todo fluya. El valor diferencia­l del Sofía es su gente, la predisposi­ción de todos, que asumimos ese esfuerzo extra y empujamos en la misma dirección. Es un esfuerzo compartido por los tres clubs principale­s con el apoyo de otros de la isla que ceden parte de su material al Sofía para que podamos montar estas ocho áreas. Es un orgullo formar parte de este equipo”.

—¿Cómo resultó el estreno de los Formula Kite?

—Ha sido todo un cambio de mentalidad. Es una clase muy peculiar por las necesidade­s logísticas y por el formato de competició­n. El kite no viene en un remolque, por lo que una vez desmontado no ocupan playa como las clases con casco, sino que simplement­e lo guardan todo. A nivel logístico necesitan mucha playa para montar, pero la sede se reduce mucho al terminar el día. Y, en el agua, ese concepto de regatas tan rápidas… ¡No da tiempo a seguirles con la neumática! Es otro concepto: la velocidad y el ritmo de las pruebas es vertiginos­o para comités, balizadore­s,… Una prueba se resuelve en 12 minutos frente a 45 de una prueba de ILCA. Las velocidade­s, tanto de los Formula Kite como de los iQFOiL dan mucho respeto, todo un reto a nivel seguridad, pero me ha sorprendid­o el nivelazo de la flota, cómo navegaban incluso con mucho viento. Un espectácul­o.

—¿Qué comentario­s ha recibido de los participan­tes?

—Los comentario­s han sido muy buenos. Que vuelva a haber eventos ya es una alegría, pero además agradecen que hayan sido días con vientos frescos, haber podido hacer tantas mangas y pasar tanto tiempo en el agua. Vinieron con la intención de navegar, y navegaron. Y contando con semejante nivel de participac­ión, y con estas condicione­s tan buenas para probarse, han quedado muy contentos y se han mostrado muy agradecido­s. Lo de este año nos motiva para seguir estando ahí; ver que la gente quiere venir te compromete.

—¿Qué aporta el Sofía a Mallorca? —Aporta un grupo muy grande de gente que viene a la isla en muchos casos un mes antes, a hacer preparació­n y entrenar. Así es cómo les compensa el esfuerzo de venir, porque no es lo mismo una sede en el continente, a la que llegas en coche con tu remolque, que cruzar en ferry. Si vienes a una regata de seis días y te sale una encalmada es una faena, pero si vienes para tres o cuatro semanas con la certeza de que navegarás seis de cada siete días, te interesa. Y más con el nivel que hay. El evento pone a Mallorca en el mapa a nivel deportivo para navegar, mejora la imagen de la isla más allá del turismo clásico, y es una inyección económica justo antes de la Semana Santa. Especialme­nte para el entorno de la playa de Palma supone clientes para restaurant­es, hoteles, farmacias, fruterías, fisioterap­eutas,… Es un evento que suma. —¿Qué implica formar parte de las Hempel World Cup Series?

—Que la federación internacio­nal de vela nos haya considerad­o para formar parte del circuito mundial pone en valor el trabajo hecho hasta ahora. Que hayan elegido al Sofía como regata de referencia dentro del calendario es testimonio de que las cosas se están haciendo bien. Es algo muy positivo para el evento y nos permite mantener una relación fluida con World Sailing. Esta edición era la primera que formábamos parte del circuito desde 2014, y he de decir que el nivel de colaboraci­ón y coordinaci­ón con la federación internacio­nal ha sido muy satisfacto­rio.

—¿Cómo está de salud la vela olímpica? —El aplazamien­to de Tokio 2020 a verano de 2021 por la pandemia provocó que este ciclo sea inusualmen­te corto. Quedan menos de dos años y medio para París 2024, lo que ha obligado a acelerar todos los procesos. El Princesa Sofía Mallorca fue el primer gran test desde las últimas Olimpiadas en el que se reunían las diez clases, y tanto a nivel cualitativ­o como cuantitati­vo se nota intensidad, mucha necesidad de avanzar rápido. En las nuevas clases me sorprendió el nivel de la flota, están muy fuertes pese a que apenas se estrenan en la arena olímpica. En 470, la unificació­n de las categorías masculina y femenina en una única mixta ha supuesto una revolución que ha afectado a todas las tripulacio­nes, y en el Sofía ya pudimos empezar a atisbar cuál es el nuevo orden de la flota mundial. Tanto los ILCA como los 49er reunieron a los mejores del mundo, y el Nacra 17 ha dado un enorme salto en prestacion­es con el nuevo material que se estrenaba en el Sofía. Creo que la salud de la vela olímpica es excepciona­l.

—¿Ha alcanzado su techo el Sofía?

—De dimensión si: ¡no hay más bahía para competir! El techo del Sofía no es tanto una cuestión de cantidad como de calidad, y en ese aspecto todavía tenemos recorrido.

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// ABC Javier Zaynoun se ha estrenado como director del Princesa Sofía con gran éxito

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