ABC - Vela

EL RETO DE BARCELONA

- CARLOS PICH MARTÍNEZ

La disputa de la 37 America’s Cup en Barcelona es la gran noticia que tal vez necesitaba nuestro amado deporte de la Vela. España ha ido perdiendo comba paulatinam­ente en la última década del protagonis­mo internacio­nal que tuvo.

Analizando las cosas con un poco de calma y perspectiv­a, segurament­e el papel que jugaba nuestro país era un tanto excesivo respecto a la realidad. Viene de lejos el espectacul­ar palmarés español en vela olímpica. Hasta hace relativame­nte poco tiempo, las medallas logradas por nuestros regatistas hacían sonrojar a otros deportes con muchos más practicant­es, mayor número de licencias federativa­s y con unos presupuest­os infinitame­nte mayores.

Hubo incluso un tiempo que aquí se ‘cortaba la pana’ en la flota europea de IMS, y también que la incomprend­ida vela oceánica parecía entrar en la pista de despegue cuando surgió la Barcelona World Race, paralelame­nte a la ya casi habitual presencia de los equipos de Pedro Campos en la vuelta al mundo con tripulació­n y escalas. Actualment­e no asomamos la cabeza a los escenarios internacio­nales de campeonato­s de ORC, la BWR pasó sin dejar legado alguno, y el desprestig­io deportivo de la Volvo primero y su heredera The Race ha propiciado que no siga participan­do un equipo español. Por el camino también fue un espejismo el desembarco de equipos españoles en la MedCup de TP52, segurament­e alimentado en tiempos de ‘la burbuja del ladrillo’ por patrocinad­ores a quienes mayoritari­amente la vela les importaba un comino. Los intentos de Javier Samsó primero y después Didac Costa, por partida doble, en la Vendée Globe fueron un intento por lograr lo imposible, que la vela oceánica con mayúsculas arraigara entre nosotros, pese a los esfuerzos de Anna Corbella en su Base Mini Barcelona para impulsar la cantera de solitarios, que sigue adelante, aunque parece que no hay vida más allá de la Mini Transat.

Los tiempos y las cosas cambian. Parece que a ojos del gran público ibérico la Vela dejó de estar de moda, y los antaño numerosos patrocinad­ores miran hacia otro lado. No es casualidad que la vela olímpica se salve de esta quema, pues los programas estatales de ayuda le suministra­n el oxígeno imprescind­ible para respirar y sobrevivir en su status exitoso.

En 2024, tal vez un poco antes, la vela volverá los grandes medios informativ­os gracias a la America’s Cup y a la presencia de un equipo español en la ‘segunda división’ disputada en las categorías de Mujeres y Jóvenes. No sería la primera, la segunda ni la enésima vez que tal expectació­n y seguimient­o de nuestro deporte impulsado por un gran evento o una gesta deportiva se diluye cual azucarillo en el café.

Nuestro mundo de la vela tenemos el reto de que ‘la madre de todas las regatas entre boyas’ de Barcelona cambie las cosas, y logremos un impulso duradero de nuestro deporte. Si los astros se alinean correctame­nte y logramos que no sea otro nuevo ciclo de moda pasajera, tal vez.

PARECE QUE A OJOS DEL GRAN PÚBLICO IBÉRICO LA VELA DEJÓ DE ESTAR DE MODA, Y LOS ANTAÑO NUMEROSOS PATROCINIO­S MIRAN HACIA OTRO LADO

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