EL RETO DE BARCELONA
La disputa de la 37 America’s Cup en Barcelona es la gran noticia que tal vez necesitaba nuestro amado deporte de la Vela. España ha ido perdiendo comba paulatinamente en la última década del protagonismo internacional que tuvo.
Analizando las cosas con un poco de calma y perspectiva, seguramente el papel que jugaba nuestro país era un tanto excesivo respecto a la realidad. Viene de lejos el espectacular palmarés español en vela olímpica. Hasta hace relativamente poco tiempo, las medallas logradas por nuestros regatistas hacían sonrojar a otros deportes con muchos más practicantes, mayor número de licencias federativas y con unos presupuestos infinitamente mayores.
Hubo incluso un tiempo que aquí se ‘cortaba la pana’ en la flota europea de IMS, y también que la incomprendida vela oceánica parecía entrar en la pista de despegue cuando surgió la Barcelona World Race, paralelamente a la ya casi habitual presencia de los equipos de Pedro Campos en la vuelta al mundo con tripulación y escalas. Actualmente no asomamos la cabeza a los escenarios internacionales de campeonatos de ORC, la BWR pasó sin dejar legado alguno, y el desprestigio deportivo de la Volvo primero y su heredera The Race ha propiciado que no siga participando un equipo español. Por el camino también fue un espejismo el desembarco de equipos españoles en la MedCup de TP52, seguramente alimentado en tiempos de ‘la burbuja del ladrillo’ por patrocinadores a quienes mayoritariamente la vela les importaba un comino. Los intentos de Javier Samsó primero y después Didac Costa, por partida doble, en la Vendée Globe fueron un intento por lograr lo imposible, que la vela oceánica con mayúsculas arraigara entre nosotros, pese a los esfuerzos de Anna Corbella en su Base Mini Barcelona para impulsar la cantera de solitarios, que sigue adelante, aunque parece que no hay vida más allá de la Mini Transat.
Los tiempos y las cosas cambian. Parece que a ojos del gran público ibérico la Vela dejó de estar de moda, y los antaño numerosos patrocinadores miran hacia otro lado. No es casualidad que la vela olímpica se salve de esta quema, pues los programas estatales de ayuda le suministran el oxígeno imprescindible para respirar y sobrevivir en su status exitoso.
En 2024, tal vez un poco antes, la vela volverá los grandes medios informativos gracias a la America’s Cup y a la presencia de un equipo español en la ‘segunda división’ disputada en las categorías de Mujeres y Jóvenes. No sería la primera, la segunda ni la enésima vez que tal expectación y seguimiento de nuestro deporte impulsado por un gran evento o una gesta deportiva se diluye cual azucarillo en el café.
Nuestro mundo de la vela tenemos el reto de que ‘la madre de todas las regatas entre boyas’ de Barcelona cambie las cosas, y logremos un impulso duradero de nuestro deporte. Si los astros se alinean correctamente y logramos que no sea otro nuevo ciclo de moda pasajera, tal vez.
PARECE QUE A OJOS DEL GRAN PÚBLICO IBÉRICO LA VELA DEJÓ DE ESTAR DE MODA, Y LOS ANTAÑO NUMEROSOS PATROCINIOS MIRAN HACIA OTRO LADO