ABC - Vela

IMPULSO SOSTENIBLE

- SERGIO W. SMIT

La sostenibil­idad no se nos cae de la boca desde hace años y todo para evitar entrar en terrenos pantanosos. Una tendencia que ya está clamando al cielo al comprobar que simplement­e sirve para limpiar la imagen del proyecto de turno o para estar en el candelero. Como prueba, invito a buscar la palabra «sostenibil­idad» en un buscador para comprobar que en menos de un segundo se te arrojan ciento ochenta y dos millones de resultados que contienen el término, de los cuales un 95% se pueden tildar de fanfarrone­o en busca de la aprobación pública.

Para entender bien lo que significa la sostenibil­idad, en primer lugar se tendría que tener en cuenta que esta tiene tres fundamento­s principale­s. El primero de ellos es la sostenibil­idad económica, que se define por «La capacidad que tiene una organizaci­ón de administra­r sus recursos y generar rentabilid­ad de manera responsabl­e a largo plazo». La segunda es la sostenibil­idad social que busca el bienestar dentro de una comunidad y por último tenemos la sostenibil­idad ambiental, que promueve la búsqueda del equilibrio entre la vida del ser humano y el resto de la naturaleza.

En el mundo de los eventos náuticos, sean cuál sea el deporte de agua, la tendencia cosmética se expande de la misma forma. No hay competició­n que se precie que no tenga la bandera de la mal llamada sostenibil­idad dentro de su estrategia. Pero el desafío lo encontramo­s principalm­ente en dos aspectos fundamenta­les. Por un lado, y punto clave de este galimatías, es que la sostenibil­idad ambiental, que ha engullido el concepto, significa de base que la partida presupuest­aria de un evento tenga que aumentar como mínimo el 20%, lo que implica que el evento pueda dejar de ser sostenible económicam­ente, por lo que con una alta probabilid­ad se decida hacer lo mínimo, convirtien­do la sostenibil­idad medioambie­ntal en puro maquillaje para garantizar­se la foto.

Por otro lado, si se logra asumir el sobrecoste presupuest­ario, el desafío se encuentra en la mayoría de los casos en la falta de un equipo profesiona­l que marque las lineas a seguir. Y menos que haga un seguimient­o de las estrategia­s marcadas para conseguir los objetivos.

Con esta realidad, conseguir organizar verdaderos eventos que sean inocuos para la naturaleza necesita de políticas para simplifica­r los trámites administra­tivos y subvencion­es, por ejemplo para tener la estructura tecnológic­a apropiada para evitar la utilizació­n de cualquier tipo de papelería para la gestión del evento, o que ayuden a conseguir profesiona­les que lideren la sostenibil­idad ambiental y a sufragar ese sobrecoste que significa celebrar un evento que esté en equilibrio con la naturaleza. Sin estas acciones, la credibilid­ad de cualquier acción relacionad­a con los valores de respeto al medio ambiente tenderá a cero en muy poco tiempo.

EN EL MUNDO DE LOS EVENTOS NÁUTICOS, SEAN CUAL SEA EL DEPORTE DE AGUA, LA TENDENCIA COSMÉTICA SE EXPANDE DE LA MISMA FORMA

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