ABC - Vela

Charles Caudrelier «Tengo pensado navegar a 41 nudos»

PATRÓN DEL TRIMARÁN GITANA 17 Sus rivales directos en la categoría Ultim 32/23 son el Banque Populaire XI y el SVRLazarti­gue. Navegar en solitario a más de 40 nudos es entrar en otra dimensión

- DURY ALONSO

Asus 48 años se encuentra en la cima de los multicasco­s oceánicos, a bordo de uno de los Ultim 32/23 más veloces de su generación; veleros voladores sobre el mar por excelencia emulando al sueño del mitológico Ícaro: “… gastaba largas horas mirando el vuelo de las aves, enviándole­s desde el fondo de su corazón”.

El equipo Gitana siempre ha querido un paso por delante de los demás trimaranes oceánicos, ya en su génesis marítima con 145 años de historia pretendía tener las embarcacio­nes más veloces y con esa idea se creó el Gitana 17 en 2017.

Charles Caudrelier tiene un largo palmarés desde 1999, ganador de la regata Le Figaro en 2004, de la Volvo Ocean Race y a bordo del Maxi Edmond de Rothschild la Fastnet Race (con tripulació­n) y la Brest Atlantique­s (en A Dos junto a Franck Cammas) en 2019, de la Dream Cup en 2020 (en A Dos junto a Franck Cammas), ganador de la Finistère Atlantic (con tripulació­n) y de las 24 horas en 2022. Ahora se enfrenta a su primera participac­ión en la Route du Rhum – Destinatio­n Guadeloupe, la regata transoceán­ica en solitario por excelencia, y que previo a la salida nos ha contado los siguiente:

—¿Cómo ha sido la transición de navegar en un monocasco a patronear un Ultim como el Maxi Edmond de Rothschild?

—Llevo soñando con navegar en multicasco­s desde que empecé a navegar de forma competitiv­a. Algunos de mis amigos crecieron soñando con la Vendée Globe, pero para mí fueron realmente las imágenes de Laurent Bourgnon en la Route du Rhum en 1994 las que me hicieron querer hacerlo algún día. Así que los multicasco­s siempre han estado muy presentes en mi mente, y pude hacer un poco con Pascal Bidégorry en el Banque Populaire o con Gitana en 2013, pero sí las oportunida­des me llevaron hacia los monocascos. Primero en barcos pequeños, con la Solitaire du Figaro, que gané en 2004, luego en el Imoca y, por supuesto, la Volvo Ocean Race y mis dos victorias en esta gran regata con tripulació­n alrededor del mundo, la última de ellas en 2017 - 2018 como patrón del Dongfeng Race Team. La Volvo es algo más que una regata y terminé vacío, cansado, con menos ganas de navegar, creo. Excepto que fue en ese momento cuando el equipo Gitana estaba reclutando a su nuevo capitán. La oportunida­d de volver a los multicasco­s y además en el Maxi Edmond de Rothschild, el primer Maxi volador de su generación, un barco muy innovador y pionero, fue una gran motivación. Tanto más cuanto que esta nueva historia iba a ser escrita por dos personas y con Franck Cammas. Franck y yo nos conocemos de toda la vida y hemos navegado y ganado muchas regatas juntos. Es un especialis­ta en multicasco­s y en vuelo, lo que fue una gran oportunida­d y un acelerador para mi aprendizaj­e a bordo.

—¿Cuál fue la primera sensación cuando subió a la cubierta del Maxi Edmond de Rothschild?

—Cuando Ariane y Benjamin de Rothschild, el equipo Gitana y Guillaume Verdier lanzaron el barco en 2017 yo era uno de los escépticos. Era un proyecto muy atrevido y el concepto de volar en un barco de alta mar era inédito. Los comienzos no fueron fáciles, pero a partir de 2018 el increíble potencial del Maxi Edmond de Rothschild comenzó a tomar forma. No podía esperar a navegar en él. Inmediatam­ente encontré el barco y la sensación de vuelo y potencia fantástica. ¡Me he enamorado totalmente de este Maxi!

—¿En qué piensa cuando navega en solitario a 40 nudos de velocidad?

—Pienso en ir a 41 nudos... (sonríe) Cuando pasas la marca de 40 nudos, cambia un poco el mundo, la dimensión a bordo. El estrés aumenta un poco porque los esfuerzos aumentan mucho, así que estamos muy atentos al barco. También está la adrenalina de las altas velocidade­s, ya que es muy estimulant­e hacer que un barco de 32 metros vaya tan rápido.

—¿Se puede dormir con tranquilid­ad volando sobre las olas del océano?

—Conozco muy bien mi barco, tengo confianza en él y tenemos pilotos muy sofisticad­os que pueden reaccionar como un hombre en caso de una fuerte escora. También tenemos sistemas para aliviar las velas. Así √ que podemos irnos a dormir y seguir siendo muy rápidos y voladores.

—¿Cuántas horas le puede llevar tomar un rizo en la vela mayor? ¿De qué manera lo hace, cuáles son los pasos?

—Hacer un rizo es una de las maniobras más rápidas a bordo, tarda unos 9 minutos. Lo hago manualment­e desde mi pedestal de winch (molinillo de café) en la cabina del Maxi Edmond de Rothschild. Pero soltar el rizo tarda el doble de tiempo. Es una maniobra en la que a menudo se pierde terreno porque durante este tiempo el barco no avanza de la misma manera.

—¿A qué altura sobre el nivel del mar puede navegar el Maxi Edmond de Rothschild?

—Podemos volar a unos 2 metros por encima del agua. El barco tiene unos 2,5 m de francobord­o, lo que nos da unos foils de unos 4,5 m de altura, pero con una envergadur­a de casi 10 m.

—Navegando en solitario ¿cómo se hace la maniobra de virar por avante y la de trasluchar?

—Las maniobras son muy similares a las que se realizan con una tripulació­n. Simplement­e nos tomamos mucho más tiempo para ajustar las velas. De hecho, las salidas de la virada o la trasluchad­a son casi iguales, pero es la salida después de la virada o la trasluchad­a, donde se tarda mucho más en meter las velas. Sólo hay que ser muy organizado y no olvidar nada, porque no es tan fácil recuperars­e de un error cuando se navega en solitario.

—¿Cuál es el secreto de izar el spi asimétrico y que el barco no se desboque?

—A bordo del Maxi Edmond de Rothschild no tenemos un spinnaker sino un gennaker enrollado. Para izar esta vela tenemos que

«EL MÁSTIL SE INCLINA 7 GRADOS A CADA LADO. CASI SIEMPRE SE INCLINA AL MÁXIMO, EXCEPTO EN CONDICIONE­S DE AIRE MUY LIGERO O DE VIENTO A FAVOR»

reducir la velocidad del barco, de lo contrario hay demasiado viento para maniobrar. El izado de esta gran vela de popa es el más largo a bordo, unos 45 minutos de esfuerzo.

—¿Cuántos grados se puede mover lateralmen­te el mástil y en qué situacione­s?

—El mástil se inclina 7 grados a cada lado. Casi siempre se inclina al máximo, excepto en condicione­s de aire muy ligero o de viento a favor. A veces lo dejamos en la ceñida, incluso con poco aire, porque es extremadam­ente largo y difícil de remontar. Así que lo inclinas antes de cambiar de rumbo con el viento en las velas y lo dejas a barlovento.

—¿Cómo se equilibra la profundida­d de los ‘foils’, timones y orza del trimarán?

—Es la altura del vuelo la que determina la profundida­d de los apéndices, excepto la orza, que puede ajustarse en altura. Los foils también, pero no se puede hacer mucho con ellas: 10 a 15% máximo. Luego, para ajustar el vuelo, puedes cambiar la elevación de cada apéndice. En la orza y los timones, las superficie­s de apoyo tienen aletas como en un avión. En los foils, la cabeza del foil se mueve hacia adelante y hacia atrás y esto cambia el ángulo del foil en el agua y, por tanto, su elevación. El objetivo es encontrar un equilibrio entre los dos timones, la orza y el ‘foil’.

—¿Cuál es la comida que más disfruta a bordo, es un buen cocinero?

—Soy un gourmet y un terrible cocinero. Pero tengo la suerte de contar con grandes cocineros que me preparan excelentes platos para calentar. Mi plato favorito sigue siendo el aguacate...

—¿Qué más le preocupa navegando en solitario a bordo del Maxi Edmond de Rothschild?

—¡Una colisión!

—¿Cuál es la parte del recorrido de la regata más difícil?

—No sé si hay una parte más difícil que las demás, ya que la longitud de la regata exigirá un nivel muy alto de compromiso físico y mental durante todo el recorrido. Pero el Rhum está dividido en varias secciones. La salida, con el estrés de los cientos de barcos de espectador­es que nos acompañan durante las primeras millas. La salida del Canal de la Mancha hacia el Golfo de Vizcaya es una salida complicada con el tráfico marítimo y el sector de viento que puede obligarnos a virar y maniobrar mucho en las primeras horas. El Golfo de Vizcaya es el lugar del recorrido donde más mares podemos tener al elevarse la plataforma continenta­l. Los vientos alisios, según estén establecid­os o no, también pueden ser estratégic­os. Las diferencia­s de velocidad son tales cuando los barcos vuelan o no, que esta parte del recorrido requerirá mucha concentrac­ión para sacar lo mejor de los Maxi a altas velocidade­s. –¿Cuáles son los rivales más directos? –Por supuesto, pienso inmediatam­ente en el Banque Populaire XI, el Sodebo y el SVR, que son los barcos botados más recienteme­nte y en los que navegan grandes regatistas en solitario. Pero de los ocho barcos inscritos este año en la categoría Ultim, creo que somos seis los que tenemos posibilida­des de ganar la regata. En las regatas oceánicas, la novedad no es necesariam­ente una garantía de éxito. Francis Joyon lo demostró en 2018 al ganar al frente de un barco con más de 12 años de antigüedad. El Maxi Edmond de Rothschild que tengo la suerte de llevar en esta Route du Rhum es el primero de la nueva generación de Maxi voladores, fue lanzado en 2017. Pero también es el que más ha logrado. Siempre nos hemos asegurado de que este barco mantenga el liderazgo que ha tenido desde su botadura y, aunque la distancia se está reduciendo con la competenci­a y la nueva generación de barcos, tengo una verdadera carta que jugar en esta regata.

—¿Se puede mejorar el registro del IDEC Sport (7 d, 14 h, 21 min 47 s)?

—Técnicamen­te, con las velocidade­s a las que somos capaces de navegar nuestros barcos voladores, por supuesto que es posible mejorar el récord de Francis Joyon. En 2018, antes de la salida, sobre el papel, el routing daba un tiempo de travesía de unos seis días, pero como siempre, esto no tiene en cuenta los hechos de la regata y sobre todo dependerá de la meteorolog­ía que nos ofrezca esta edición de 2022. Después del disco, es un poco la guinda del pastel, porque en concreto no es lo que buscamos. Si con el Maxi Edmond de Rothschild tardamos 8 días, pero soy el primero en cruzar la meta en Pointe-à-Pitre, seguirá siendo increíble. Esta es una regata en la que lo más importante no es el tiempo sino el podio.

—¿Qué se puede pensar a bordo del Maxi Edmond de Rothschild en una llegada como la vivida por el IDEC Sport y el Macif en 2018?

—Es difícil decirlo sin haberlo experiment­ado, pero ciertament­e es mucho estrés. Sabemos que doblar Guadalupe, conocida por sus grandes zonas de viento, puede dar un vuelco a la regata y borrar las 3.500 millas que acabamos de recorrer. ¡Tendremos que estar de buen humor hasta la línea de meta!

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Primera participac­ión de Caudrelier en la Ruta del Ron

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