ABC - Viajar

Nueve paraísos naturales

Destaca la variedad paisajísti­ca y el acceso a un amplio catálogo de fauna que incluye especies en peligro de extinción

- POR M. GAJATE

s la región con mayor unidad natural de Europa Occidental. En sus más de 94.227 kilómetros cuadrados de superficie da cobijo a verdaderas joyas de la naturaleza, desde la sencillez de la llanura de la Meseta a los escarpados desfilader­os que el agua dibujó a su antojo encajando un río entre cañones. Las altas cumbres dejan vistas panorámica­s inolvidabl­es en este territorio, que puede presumir de contar con muchos rincones en los que apenas se percibe el rastro de la Humanidad. Castilla y León es sinónimo de medioambie­nte y diversidad y los amantes de una escapada verde tienen una deuda pendiente si no se han perdido entre sus senderos. Nada mejor para adentrarse en ellos que fijar en la hoja de ruta de viaje alguna de las cuarenta paradas de su Red de Espacios Naturales escalonado­s en sus nueve provincias.

EÁvila

Corazón pétreo de España, como lo definió Miguel de Unamuno, la Sierra de Gredos fue modelada por la erosión en pretéritas épocas glaciares y se presenta como una sucesión de lagunas, circos, gargantas, cuchillare­s, riscos, galayos y depósitos morrénicos. Feudo de la cabra hispánica, conforma la fachada sur de la provincia abulense. En su límite más oriental se encuentra la Reserva Natural Valle de Iruelas, drenada por una serie de arroyos de montaña y con laderas cubiertas por amplio bosque que abarcan una amplia diversidad. Son las dos joyas naturales más representa­tivas de Ávila, donde también destacan las Sierras de la Paramera y la Serrota y el Pinar de Hoyocasero.

Burgos

A lo largo de más de cien kilómetros se extiende al norte de la provincia de Burgos uno de los diez mayores conjuntos de cuevas del mundo, el complejo kárstico de Ojo Guareña, considerad­o monumento natural. Es uno de los grandes atractivos de este territorio, que atesora varias joyas de la naturaleza con especial valor, como el Parque Natural Hoces de Alto Ebro y Rudrón, sobrevolad­as por águilas reales, buitres leonados o halcones peregrinos; las últimas y más meridional­es estribacio­nes de la Cordillera Cantábrica que se alzan como un gran murallón natural en los Montes Obarenes; o la Sierra de la Demanda, en donde la naturaleza –distinguid­a en las Lagunas Glaciares de Neila– se da la mano con el legado del arte románico.

León

Es uno de los territorio­s más verdes de Castilla y León, en cuya vista panorámica destaca el Parque Nacional de Picos de Europa, uno de los más bellos relieves del país en los que además de vistas de las que nunca cansan se puede apreciar una variada fauna, incluidas especies en peligro y difíciles de encontrar, como el urogallo o el oso pardo. Muy diferente a estas cumbres, destaca en esta provincia la que fue la mina de oro más grande excavada por los romanos en todo su imperio y que hoy es el Monumento Natural de Las Médulas, así como otros puntos de gran interés como las Hoces de Vegacerver­a, donde se encuentran la Cueva de Valporquer­o; y el Parque de Babia y Luna, donde los reyes de León conseguían aislarse del mundo acuñándose la expresión de «estar en Babia».

Palencia

Un viaje a la naturaleza en Palencia obliga a acercarse hasta el confín más remoto e inaccesibl­e de la provincia. Es allí, donde se asienta el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, de gran valor natural, ya que posee la masa de sabinas más septentrio­nal de Europa y es también refugio del oso pardo. Asimismo, los amantes de la fauna tienen su hueco en la Laguna de la Nava, un humedal completame­nte artificial recuperado, que recibe aves raras o escasas en la Península y que incluso en verano, cuando está seca, siegue contando con numerosos huéspedes, varios miles de azulones y hasta 900 cigüeñas blancas que se juntan en bandos premigrato­rios en las praderas.

Salamanca

El paraíso toma en Salamanca el nombre de Arribes del Duero, espacio de inmenso valor que esta provincia comparte con la vecina Zamora, donde el Duero se hace frontera con Portugal. Casi un centenar de kilómetros de profundos cañones se suceden en este enclave idóneo para los apasionado­s de la naturaleza y para los de la ornitologí­a, con un amplio y relevante catalogo de aves para avistar. De la erosión del río se pasa en esta provincia a la montaña en el Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia, que que recibe al viajero en ese extremo de entrada a Castilla y León. A ellos se suman las masas de roble de Las Quilamas o el espacio natural de Candelario, donde destaca no sólo el entorno natural sino también la belleza del pueblo del mismo nombre, declarado Conjunto Histórico Artístico.

Segovia

De nuevo el caprichoso curso fluvial toma relieve en Castilla y León, en este caso en las Hoces del Río Duratón y del Río Riaza. Se trata de dos enclaves de especial valor que colocan a Segovia como uno de los mejores destinos para una escapada verde. No obstante, es la Sierra de Guadarrama el principal espacio natural de esta provincia. Considerad­o Parque Nacional, este territorio que cruza la frontera autonómica y ocupa también la vecina Comunidad de Madrid, cuenta con un amplia red de vías pecuarias, sendas y caminos, tanto de gran como de pequeño recorrido, que permiten perderse y descubrir especies muy valiosas tanto en España como en el ámbito internacio­nal por el grado de amenaza de las mismas, con especial interés ornitológi­co.

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Panorámica desde Picos de Europa, en la provincia de León
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Las lagunas de Villafáfil­a, en Zamora
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Un ejemplar de cabra en Gredos
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Ermita en el Cañón de Río Lobos, Soria

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