Los escenarios
El casco histórico acoge escenas únicas de una celebración que luce todo su esplendor y tradición
a celebración de la Semana Santa de Toledo reúne, bajo un entramado de estrechas callejuelas, plazas y escenarios únicos, a nazarenos, cofrades y hermanos. Con un gran fervor religioso, portan sobre sus hombros imágenes y tallas de un gran valor, cristos agónicos y vírgenes, que reviven la fe y piedad cristiana. Es una explosión de color, de velas encendidas, de música y de olor a incienso, lo que sorprende a los miles de visitantes que vienen a esta ciudad para vivir una experiencia única, en la que el silencio sirve de compañero para los fieles devotos.
La Semana Santa de Toledo declarada de Interés Turístico Internacional— se caracteriza por ser un rito en el que se conjugan tres elementos importantes: el litúrgico, el procesional y los escenarios por los que salen a diario las procesiones.
Hablar de los emplazamientos es, precisamente, uno de los atractivos de esta celebración. Los conventos, las iglesias, las plazas y los monumentos se visten en esta época de devoción y recogimiento para acoger las ceremonias y ritos que componen una Semana Santa única e inolvidable, en la que unas veinte cofradías y hermandades participan este año.
LLos escenarios
Para los visitantes que lleguen por primera vez hasta Toledo, una de las ciudades más visitadas de España, es aconsejable que no dejen de acercarse hasta los Cobertizos. Se trata de un lugar detenido en el tiempo. Allí se puede contemplar la salida de las tallas religiosas desde el convento de Santo Domingo el Real, pasando por los cobertizos de Santa Clara. Una experiencia que sobrecoge a quien la contempla, cuando una representación del Capítulo de Caballeros de Cristo Redentor sale al pórtico de este convento para cantar el «Miserere» al Cristo de la Expiración.
También hay que recorrer las iglesias parroquiales, los conventos y los monumentos, decorados con preciosos sagrarios donde se deposita el Santísimo Sacramento. La tradición marca que no se puede dejar la ciudad sin visitar siete monumentos, que los devotos visten con flores frescas, incienso y velas a media luz.
En este viaje religioso es recomendable contemplar la procesión del Jueves Santo. Y la de la madrugada del Viernes Santo, cuando Toledo vive una noche profundamente penitencial, preparada para recibir en sus