ABC - Viajar

Los escenarios

Los templos y calles acogen la vistosidad de unas tallas que simbolizan una vieja tradición

- TEXTO: ABC

iudad Real, durante la Semana Santa, huele a incienso. Sus calles se engalanan. En las casas se nota el trajín del planchado de las túnicas y de la elaboració­n de torrijas y potajes. En las iglesias todo se trastoca con los cultos, el montaje de las imágenes en los pasos y la colocación de adornos florales. Se prepara la cera que arderá en los recorridos de las Hermandade­s y Cofradías, que mostrarán cómo se han ido engrandeci­endo a lo largo de este año, no sólo en patrimonio cultural, sino en el patrimonio humano, que es el más importante.

La Semana Santa de Ciudad Real, declarada de Interés Turístico Nacional, representa las mejores esencias de la tradición penitencia­l castellana, de la expresivid­ad religiosa andaluza y de la vistosidad de portar los pasos en Murcia. Visitar Ciudad Real durante la Semana Santa supone viajar a un ambiente repleto de sensacione­s: el olor del incienso, el tacto de los tejidos cofrades, la visión de los desfiles procesiona­les, el sonido de los tambores y de las agrupacion­es musicales, el gusto de una típica gastronomí­a. Todo un encuentro de Pasiones.

Ciudad Real invita al visitante a dejarse llevar durante su Semana de Pasión para no perderse momentos plenos de emoción. Desde la bulliciosa e infantil salida del Colegio Hermano Gárate de la Procesión de Las Palmas al sobrecoged­or silencio con el que el Muñidor indica la salida del Jesús de Las Penas el Martes Santo. De la devoción que sienten en el Barrio de Los Ángeles por María Santísima de la Salud, a la vistosidad de la Hermandad de la Flagelació­n.

CJesús Nazareno

No hay que perderse la solemne salida de la procesión del Silencio en la madrugada del Jueves Santo, contemplar las magníficas tallas que componen la Santa Cena o el singular compás con que los costaleros portan el paso de Pilatos ese día. O el sobrecoged­or recorrido de Jesús Nazareno por la « madrugá » ciudadreal­eña que dejará paso a una mañana del Viernes Santo de hermosas tallas que reviven la pasión.

Será fácil emocionars­e con el fervor y el esfuerzo con el que los costaleros sacan de los templos las imágenes de vírgenes, como las Dolorosas de Santiago y de la catedral o la Soledad de San Pedro. Con el encuentro en la noche del Martes Santo entre Jesús de Medinaceli y Nuestra Señora de la Esperanza en una Plaza Mayor donde no caben más almas. O la llegada de nuevo a la catedral del Cristo de la Piedad tras la Procesión del Santo Entierro.

Las calles

Hay escenarios y rincones en Ciudad Real en los que se viven intensamen­te los momentos más emotivos de la Semana Santa: no podemos perdernos el tránsito de las procesione­s, sobre todo de aquellas que hacen su recorrido al anochecer, por enclaves como el pasaje de La Merced, los jardines del Prado o la plaza de las Terreras, donde se transmite con mayor fuerza la emotividad y el recogimien­to propio de estas fechas.

El centro neurálgico de la Semana Santa es la Carrera Oficial que trascurre desde la Catedral (Camarín de la Virgen) hasta la plaza Mayor, lugar obligado de paso de todas las Cofradías.

Una Semana Santa que se adelanta con

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ABC AYUNTAMIEN­TO El Cristo de Medinaceli y la Virgen de la Esperanza El domingo de Pasión, Jesús Nazareno desfila por las calles abarrotada­s

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