Los expertos recuerdan que los niños menores de un año no deben exponerse a las radiaciones solares e insisten a los padres en la importancia que tiene una una correcta fotoprotección infantil
Aunque cada vez estamos más informados sobre los efectos nocivos que el sol puede tener sobre nuestra piel, esta concienciación no parece abarcar la necesidad de proteger de sus rayos a los más pequeños. «Ellos son, sin duda, los más vulnerables a los daños que puede causar el sol, porque la barrera cutánea de su piel no ha terminado de desarrollarse y cuenta con menos mecanismos de defensa naturales que la de los adultos. Sin embargo, muchos padres siguen exponiendo directamente a sus hijos a las radiaciones solares, cuando, antes de tener un año, nunca deberían estar al sol», afirma Susana Mezquita, experta del Departamento Científico de Cinfa.
En concreto, casi la mitad de los padres españoles (48,8%) se salta esta precaución, según el IV Estudio CinfaSalud «Percepción y hábitos de salud de la población española en torno a la fotoprotección», elaborado en 2016 por Laboratorios Cinfa con el aval de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). «Esta mala praxis conlleva para los pequeños un mayor riesgo de sufrir daños tras la exposición solar, como enrojecimiento, quemaduras y otros graves perjuicios que se manifiestan a largo plazo», añade Mezquita.
Reducir o evitar las radiaciones
Por tanto, con la llegada del verano, es necesario extremar las precauciones en torno a la fotoprotección infantil. «Si tienen menos de un año, nunca pueden recibir de forma directa las radiaciones solares. A partir de esa edad y hasta los tres años, podemos plantearnos que les dé el sol, pero siempre limitando el tiempo, evitando las horas centrales del día y con las correctas medidas de fotoprotección», subraya la experta de Cinfa.
Asimismo, no es recomendable aplicar fotoprotectores a los bebés menores de seis meses y, a partir de esa edad, se han de usar aquellos especialmente formulados y testados para ellos. Sobre todo, son convenientes los fotoprotectores pediátricos que cuenten con un índice de protección solar alto (SPF 50+), capaz de proteger frente a los rayos UVB, UVA e infrarrojos (IR-A) y que contengan filtros físicos.
Por lo demás, con los niños y bebés han de seguirse las mismas pautas que con los adultos, quienes, como concluye Susana Mezquita, «debemos ser el mejor ejemplo para nuestros hijos y poner en práctica todas las medidas a nuestro alcance para una correcta fotoprotección. No exponernos al sol en las horas centrales del día, mantenernos a la sombra, cubrirnos con ropa adecuada y gorro y usar gafas de sol homologadas son algunas de las más sencillas de inculcar».
CASI LA MITAD DE LOS PADRES SE SALTA LA PRECAUCIÓN DE NO EXPONER AL SOL A SUS HIJOS MENORES DE UN AÑO