Golf y serenidad en su máxima expresión
Como coresponde a un destino eminentemente turísitico, hay mucho bullicio desde que se aterriza en el aeropuerto de Gran Canaria y se llega, en apenas media hora, a Maspalomas. Allí se encuentra Salobre Hotel Resort & Serenity, un complejo en el que de repente todo cambia y a uno le invade una quietud que hace que el mundo se pare.
Por lo tanto, la elección de « serenity » como segundo apellido del hotel no es algo baladí. Es toda una declaración de intenciones que se cumple a rajatabla, incluso en el mensaje de «No molestar» para el servicio de habitaciones, que en este entorno concreto reza de la siguiente manera: «Serenidad en proceso».
De manera que lo mejor es dejarse llevar por la calma que se respira en un resort rodeado por montañas de color gris que contrastan con el verde sus dos campos de golf y con el azul del océano Atlántico. Con 313 habitaciones y suites, todas con balcón privado y magníficas vistas, y con siete piscinas infinitas de distintos ambientes y nive- les, el sosiego está garantizado. Pero antes incluso de disfrutar del entorno o de las facilidades deportivas que se ofrecen, conviene dejarse mimar por un hotel de lo más consolidado. Después de once años bajo el sello de Sheraton, destacan la cercanía, el mimo y el cuidado de cada detalle. Si a esto