La mayor hazaña marítima
El aniversario del gran viaje inspira rutas en Sevilla y Sanlúcar, y cruceros que hacen hoy la vuelta al mundo
El 20 de septiembre de 1519, contando con el patrocinio de la corona española, una flota de cinco naves –Santiago, San Antonio, Concepción, Trinidad ( la capitana) y Victoria– partía del puerto de Sanlúcar de Barrameda bajo el mando del hidalgo y navegante portugués Hernando de Magallanes. Su objetivo principal era alcanzar Las Molucas, islas productoras de las codiciadas especias, navegando hacia el Oeste, para arrebatar el monopolio de las mismas a los portugueses, los cuales llegaban a dicho destino por el Este, perlongando África por el cabo de Buena Esperanza en busca del océano Índico.
Era el inicio de un periplo en el que, por primera vez, se lograría circunnavegar el Globo Terráqueo, comprobando empíricamente su esfericidad. Los coetáneos lo calificaron como la gesta más maravillosa y el más grande acontecimiento humano registrado desde la creación del Mundo. «Los protagonistas de tal hazaña», declara Víctor Mora, actual alcalde de Sanlúcar, «salieron de nuestro puerto y volvieron tres años después exhaustos, pero cargados de novedades y noticias, con una visión del orbe hasta entonces desconocida».
Componían la expedición marítima 265 personas de varias nacionalidades. Aparte de españoles y lusitanos, había flamencos, franceses, alemanes, griegos e italianos, además de moros y negros, incluido el malayo Enrique, esclavo de Magallanes desde los días de juventud de éste en el Lejano Oriente al servicio de Portugal. A cualquiera que hoy recorra Sanlúcar por el paseo de Bajo de Guía, junto al Guadalquivir ya convertido en mar, y se detenga frente al reloj ecuatorial Legua Cero, monumento que conmemora y marca el punto de salida de la flota, no le costará imaginar a aquellos marineros llegados pronto hará 500 años de todos los rincones conocidos, prestos a partir hacia lo que los océanos celaban con ocultación, ávidos de fortuna y de hallar «cosas admirables » , que dirá el italiano Antonio Pigafetta, cronista de la odisea magallánica.
Y es que la afortunada empresa de Colón había provocado, de entrada, un pasmo inmenso en el Viejo Mundo. Luego, un delirio de aventuras y ansias de descubrimiento sin precedentes. Príncipes, mercaderes, especuladores y, sobre todo, multitud de descontentos con su suerte, Se acerca el 500 aniversario de la expedición de la primera circunnavegación de la Tierra. La expedición, financiada por la Corona española, la formaban 5 naves y 265 tripulantes, de los cuales solo completaron la aventura 18 hombres a bordo de un único navío, la capitaneado por quien asume el mando tras morir asesinado
en la isla filipina de Mactán (Isla Vostok o Flint) 4/2/1521 (Puka Puka) 21/1/1521 12/01/1520 28/11/1520 9/7/1522 29/11/1519 13/12/1519 (Bahía de Río de Janeiro) aneiro) eiro) (Río de la Plata) desde los bastardos de grandes señores a los perseguidos por la justicia, acudieron a los puertos, donde patronos y capitanes se las veían y deseaban para darles cabida en sus buques. Con clarividencia consecuente, Europa entendió que la navegación y el descubrimiento estaban llamados a transformar el mundo decisivamente. Una expedición sucedía a la otra. Por todas partes surgían territorios ignotos e islas nuevas. Las naves que zarparon de Sevilla, Cádiz, Palos de la Frontera, Sanlúcar y Lisboa propiciaron la exploración de más tierras desconocidas que antes la Humanidad entera en milenios de existencia.
Llegados a Brasil, el objetivo prioritario e insoslayable de Magallanes sólo podía ser uno: hallar un paso marítimo hacia el Mar del Sur, descubierto por Balboa en 1513 tras 10/8/1519 8/9/1522 21/10/1520 26/9/1519 20/9/1519 6/9/1522 31/03/1520 19/5/1522 atravesar el istmo de Panamá. Tal búsqueda le supuso, de inicio, un precio inesperado: la pérdida de la Santiago en un temporal. Finalmente, navegando sin desmayo cada vez más al sur, la flotilla se adentró por una angostura imponente, entre montañas de grandioso aspecto, «y pensamos que no había en el mundo mejor y más hermosa embocadura que ésta » , escribió un entusiasmado Pigafetta. Se trataba de un laberinto líquido lleno de quiebros e incontables canales sin salida, al que hoy se conoce con toda justicia por el apellido de su descubridor: estrecho de Magallanes.
Un nuevo contratiempo aguardaba a la expedición antes de salir a mar abierto: la desaparición de la nave San Antonio, cuya tripulación desertó retornando a España con gran parte de las provisiones. El 28 de