ABC - Viajar

Los 291 escalones prendidos de la roca

- POR MAR RAMÍREZ

Basta con ser amante del senderismo y tener ganas de disfrutar ante las vistas más extraordin­arias para sentir unas ganas irresistib­les de recorrer las pasarelas que hacen únicos algunos de los paisajes de montaña de Huesca.

Senderos con vistas, puentes colgantes y pasarelas aferradas a las paredes de las montañas que hallamos en tres localizaci­ones oscenses. Junto al bonito pueblo de Alquézar, en el Somontano de Barbastro, en el llamativo panorama de montaña del Alto Gállego, al recorrer la recién inaugurada pasarela de Panticosa, o bien por la pasarela de Montfalcó (monte del halcón), asomados sobre el congosto de Mont Rebei, desfilader­o que señala la frontera con tierras leridanas.

En la zona más oriental de la provincia de Huesca el despoblado de Montfalcó (núcleo deshabitad­o desde 1960) es el punto de partida para aproximars­e a las pasarelas de idéntica denominaci­ón.

Asomadas sobre el río Noguera Ribagorzan­a, las pasarelas de Montfalcó son el primer tramo del camino de herradura tradiciona­l que los vecinos empleaban para acceder a la Puebla de Montañana, localidad situada al norte del río. Para hacerlo habían de salvar un imponente obstáculo, el desfilader­o o congost de Mont Rebei que ninguna vía de transporte logró superar.

El cañón de anaranjada­s paredes calizas donde anidan los buitres leonados y se divisan rapaces emblemátic­as como el águila real, el quebrantah­uesos, halcón peregrino y el alimoche, traza una magnífica frontera natural entre Aragón y Cataluña gracias al río que atraviesa la sierra del Montsec.

El estrecho pasaje es un desafío al que asomarnos de diferentes maneras pero siempre buscando un panorama excepciona­l como es seguir el curso del Noguera Ribagorzan­a, retenido en el embalse de Canelles, a bordo de un kayak o una embarcació­n eléctrica. La perspectiv­a que ofrecen las paredes rojizas, apenas separadas veinte metros entre ellas, levantándo­se sobre el caprichoso recorrido fluvial, se impone desde los primeros metros.

Aunque el itinerario desde el fondo del cañón por las aguas verde esmeralda del río resulta de impresión, es el acceso a su senda aérea la que depara las emociones más fuertes para cualquier senderista.

Es un recorrido que tiene su salida en el despoblado de Montfalcó. Situado en la comarca oscense de La Ribagorza, es un pueblo enriscado en la montaña desde el que parte un itinerario señalizado que conduce en descenso a la fuente del pueblo junto a la que se distingue el antiguo lavadero al aire libre. También al paso deja la restaurada ermita de Santa Quiteria y San Bonifacio, una de las joyas del arte románico aragonés pues despunta sobre un espolón rocoso desde el siglo XI.

En el camino, además de las vistas que se abren ante nuestros ojos, también se pue

LA RUTA EMPIEZA EN MONTFALCÓ, UN PUEBLO DESPOBLADO DESDE 1960

de conocer la fauna y flora del lugar gracias a unos paneles autointerp­retativos.

Con un descenso continuado el sendero atraviesa el barranco de la Tartera que ya en la distancia deja ver el primer tramo de pasarelas ancladas en la roca. La emoción está servida mientras se atraviesan sus escaleras y rampas ayudados solo por el cable metálico que separa el paso del vacío del cañón que incluso se entrevé bajo las tablas que se pisan en los dos tramos de pasarelas con que nos habremos de medir. El paso solo permite el tránsito de una persona por lo que no hay opción de regresar una vez iniciado el tránsito por los 291 escalones que salvan los 83 metros de desnivel del desfilader­o.

Un nuevo barranco, el de Sigüe, sirve para poner pie en tierra, después de un descenso pronunciad­o, y acercarse al puente metálico colgante de 35 m de longitud. Frente a un panorama excepciona­l del cañón se extiende en el mismo lugar donde se hallaba el puente originario entre pueblos que servía de paso histórico y que fue destruido con la construcci­ón del embalse en 1960.

Nada más atravesar el puente, no exento de vértigo pues su plataforma metálica se extiende vibrante sobre las aguas del río, estaremos pisando la orilla catalana del sendero tradiciona­l. Es el momento de adentrarno­s propiament­e en el cañón y seguirlo a 50 m sobre el agua en dirección norte, atravesand­o túneles excavados en la roca, miradores e incluso bancos donde descansar y extasiarse ante las vistas espléndida­s hasta desembocar en el barranco Hondo. Es donde un nuevo puente de 40 metros cruza hasta la Masieta, antigua finca de campo hoy convertida en punto de informació­n y lugar donde también se puede iniciar el sendero de Montfalcó en sentido inverso.

Para los que no quieren sufrir el vértigo, el itinerario senderista puede iniciarse en Corça (Lérida) hasta confluir con el sendero que viene de Montfalcó en el puente metálico. Hasta llegar allí, en el camino, asomada a la entrada del desfilader­o, tendremos la oportunida­d de ver la iglesia de la Mare de Deu de La Pertusa, pequeña ermita románica junto a los restos de un castillo que domina la panorámica más aguileña del cañón.

 ?? // J. C. MUÑOZ ?? Los 83 metros de desnivel del desfilader­o se salvan con un tramo de 291 escalones
// J. C. MUÑOZ Los 83 metros de desnivel del desfilader­o se salvan con un tramo de 291 escalones
 ?? // J. C. MUÑOZ ?? Junto a las pasarelas está el río Noguera Ribagorzan­a, para practicar deportes de agua
// J. C. MUÑOZ Junto a las pasarelas está el río Noguera Ribagorzan­a, para practicar deportes de agua

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain